SOSTENIBILIDAD | 05.06.2020
“Proteger la naturaleza es el mejor antivirus para luchar contra cualquier pandemia”
Este biólogo gallego, de 51 años, especializado en zoología, está convencido de que la pérdida de biodiversidad nos hace más vulnerables a enfermedades, incendios forestales, inundaciones y plagas. Asegura que solo tenemos hasta 2030 para impulsar cambios fundamentales. Entre ellos, reducir el consumo, elegir bien los alimentos que compramos y cambiar nuestra forma de desplazarnos. Todo para disminuir nuestra huella.
Reconoce que ha vivido los últimos meses con la impresión de estar viviendo en una burbuja y con una enorme sensación de gratitud, por todos los que han estado en primera línea luchando contra la pandemia. También con la obligación de aplazar proyectos personales y profesionales y aprender a tomar decisiones a corto plazo. Su principal ocupación ahora es dar voz a Lucha por tu naturaleza, un proyecto que explica la relación entre la pérdida de biodiversidad y las pandemias y que pone el foco en convertir la recuperación económica y las inversiones en una oportunidad para cambiar el rumbo y abordar la crisis ambiental.
¿Qué reivindican en un día tan señalado para ustedes? (Día Mundial del Medio Ambiente)
Hoy queremos recordar que la naturaleza nos protege, que es el mejor antivirus que tenemos ante cualquier pandemia y que es necesario trabajar para conservarla con el fin de garantizar nuestro futuro como especie en este planeta. Es importante recordar que la naturaleza está más amenazada que nunca y que esta década que iniciamos, del 2020 al 2030, es la última oportunidad que tenemos para tomar decisiones y contribuir a revertir la tendencia negativa.
Acaban de presentar los resultados de un informe que apunta a que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad favorecen las enfermedades. ¿Qué relación existe entre las pandemias y la destrucción de la naturaleza?
La naturaleza está llena de virus que ni siquiera conocemos. De hecho, hay catalogados cerca de 5.000, pero se estima que pueden existir entre 1,5 y 2 millones de virus. En condiciones naturales, estos virus conviven con varias especies y las interacciones que existen en un ecosistema sano hacen que su potencial efecto negativo se diluya. Pensemos, por ejemplo, en la relación depredador–presa. Un animal enfermo es rápidamente atacado por su depredador, lo que evita la propagación de una enfermedad y que nunca llegue a interaccionar con nosotros. Cuando destruimos la naturaleza alteramos los equilibrios de los ecosistemas y facilitamos que los virus y otros patógenos lleguen al ser humano. Si además entramos en esos ecosistemas y capturamos animales salvajes y los transportamos miles de kilómetros para venderlos en mercadillos donde se mezclan animales de distintos tipos con seres humanos, entonces estamos creando el caldo de cultivo perfecto para la trasmisión de enfermedades.
También es importante resaltar que la intensificación de la agricultura y la ganadería (por su efecto destructor de ecosistemas y por la intensificación de granjas) y el cambio climático, que facilita la expansión de vectores de enfermedades como ciertos mosquitos, también contribuyen a la expansión de enfermedades. Estamos eliminando nuestro antivirus más eficaz, la naturaleza, y creando las condiciones perfectas para que nuevas enfermedades lleguen al ser humano.
“Cuando destruimos los bosques, capturamos animales salvajes y los transportamos miles de kilómetros para venderlos en mercadillos estamos creando el caldo de cultivo perfecto para trasmitir enfermedades”
¿Qué medidas plantean para prevenir y para luchar contra futuras pandemias?
Creemos que hay que frenar la destrucción de la naturaleza y en este sentido, hemos planteado tres grandes objetivos que nos gustaría alcanzar antes de 2030. El primero de ellos está enfocado a paralizar la destrucción de los hábitats, frenar la pérdida de especies y reducir a la mitad nuestra huella ecológica. Todo ello requiere un cambio profundo en el actual modelo y situar las políticas de lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad como prioridad y como ejes de las políticas de Estado. También existen otros retos, como frenar la destrucción de los bosques -evitando la deforestación y cambiando el modelo agrario y ganadero-, así como detener la extinción de especies -abordando sus amenazas, poniendo coto al tráfico de especies y cerrando mercados y puntos de venta-, y desde luego, luchar contra el cambio climático a través de una transición energética justa.
El tráfico de especies es precisamente uno de los temas en los que se enfoca su organización. Defienden que es una de las causas que expone al ser humano a contraer nuevas enfermedades. ¿Cómo se produce este contagio?
Efectivamente, el tráfico de especies una de las mayores amenazas para la conservación de especies en todo el mundo, que además supone un grave riesgo para la salud. Al capturar un animal salvaje, transportarlo cientos o miles de kilómetros en malas condiciones y venderlo en un mercadillo donde puede entrar en contacto con otros animales domésticos y salvajes (vivos o muertos) y con miles de seres humanos, estamos facilitando que los virus puedan saltar de una especie a otra y finalmente lleguen al ser humano. Ese fue el caso, entre otras enfermedades, del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) causado por el Coronavirus SARS-CoV, que se originó en un murciélago y se trasmitió a la civeta de las palmeras (un pequeño carnívoro) y de ahí al ser humano. Es probable que el SARS-CoV2, causante del COVID-19 haya seguido un camino similar en el mercado de la ciudad de Wuhan, en China central, si bien por ahora desconocemos qué especies pueden haber intervenido. Por ello, creemos que es imprescindible cerrar esos mercados donde se venden especies capturadas ilegalmente.
¿Cómo definiría el término biodiversidad de forma sencilla?
La biodiversidad es el conjunto de las diferentes formas de vida que habitan en la Tierra (incluyendo su diversidad de genes) y la forma en que estos se relacionan.
¿Qué fomenta la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta?
Sabemos que hay cinco grandes amenazas. Entre ellas destaca la destrucción de los hábitats, bien por sobrexplotación o por transformación; la persecución y sobrexplotación de especies por caza, pesca, furtivismo o tráfico; y la contaminación por vertidos, uso de pesticidas y herbicidas y otros tóxicos. Nos encontramos, además, con la introducción de especies exóticas invasoras, que tienen un efecto muy negativo en ciertos ambientes muy sensibles, como las islas; y claramente, con el cambio climático, que tiene efectos directos, con el incremento de temperaturas y los cambios en las condiciones ambientales, como indirectos, al amplificar ciertos impactos, como es el caso de los incendios. Detrás de todas estas amenazas, está el ser humano y tres elementos de destrucción más, que según los expertos destacan sobre el resto, y que son la agricultura, la caza y la pesca.
“Esta década es la última oportunidad que tenemos para revertir la tendencia negativa”
Si no preservamos la biodiversidad, ¿qué puede llegar a peligrar?
Lo que puede ocurrir es que pongamos en riesgo nuestro propio futuro como especie. La extinción provoca que la capacidad de los ecosistemas para proporcionar bienes y servicios se vea seriamente amenazada, poniendo en peligro funciones tan vitales como la polinización, la dispersión de semillas, la obtención de materias primas, alimentos, productos farmacéuticos y regulación de las plagas, entre otras. En definitiva, la pérdida de biodiversidad nos hace más vulnerables a incendios forestales, inundaciones, plagas y a enfermedades conocidas, como el dengue o la malaria, o a nuevas, como la Covid-19. Quien está en peligro es nuestra propia especie. Si no frenamos el cambio climático y la extinción de especies, la tierra va a cambiar y no sabemos si los nuevos ambientes serán tan favorables para nosotros.
¿Cree que es necesario cambiar la mentalidad de muchas personas que no consideran como una pérdida la desaparición de plantas y animales? ¿Qué considera que se puede hacer al respecto?
Sin duda, hay que seguir explicando la relación que existe entre el ser humano y el resto de seres vivos y la dependencia que tenemos con la naturaleza. No podemos olvidar que somos naturaleza y aunque vivamos en ambientes urbanos, necesitamos ecosistemas sanos para sobrevivir. Con el actual modelo es imposible. Cuando los científicos y los conservacionistas empezaron a hablar del cambio climático hace décadas se le tachó de alarmistas. Hoy ya sufrimos los efectos e impactos de ese cambio y casi nadie lo discute. Pero las temperaturas del planeta siguen creciendo y las especies y los ecosistemas siguen desapareciendo y las consecuencias van a ser dramáticas si no hacemos algo. Tenemos que impulsar un cambio de modelo, pero también hay que ser conscientes que ese cambio empieza por nosotros mismos y que las decisiones que tomamos cada día importan mucho, porque con ellas podemos inclinar la balanza. Reducir nuestro consumo, elegir bien qué alimentos compramos, cambiar nuestro modo de transporte, en definitiva, disminuir nuestra huella. Son pasos fundamentales.
¿Qué piden a los gobiernos del mundo para impulsar un cambio en las políticas y en el modo en que vivimos?
Les pedimos que se sumen a lo que hemos llamado el “Nuevo acuerdo para la naturaleza y las personas” y que impulsen otro modelo, que permita dar mayor protagonismo a la lucha contra la emergencia climática y ambiental, que forme parte de la agenda política. Creemos que hay que impulsar una transición energética que nos permita dejar atrás los combustibles fósiles, cambiar radicalmente el modelo de producción y consumo de alimentos para reducir su impacto, suspender aquellas actividades que supongan una destrucción de los recursos naturales y empezar a invertir masivamente en conservación y restauración de los ecosistemas naturales.
EN POCAS PALABRAS:
- Activismo: compromiso, lucha
- Salud: vida
- Deforestación: destrucción
- Covid-19: dolor
- Calentamiento global: reto
- Pesticidas: amenaza silenciosa
- No hay planeta B: gran verdad
- Jóvenes: futuro
Luis Suárez Arangüena nació el 3 de julio de 1969 en A Coruña. Es Licenciado en Ciencias Biológicas y especializado en Zoología por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 2003, ocupa el puesto de responsable del Programa de Especies de WWF España, lo que le permite coordinar los proyectos de conservación de especies en peligro de extinción, la lucha contra sus principales amenazas y la protección y restauración de su hábitat. Desde noviembre de 2019 ocupa el cargo de coordinador del departamento de Conservación de WWF España, cuyas principales funciones son dar apoyo a la dirección del departamento, impulsar y coordinar la acción política y coordinar con el departamento de Comunicación las grandes campañas que lleva a cabo WWF.
Fotos: WWF España.