La tecnología está transformando por completo lo que hasta hace unos años entendíamos por dinero. Las criptodivisas han pasado en unos años de ser un reducto para tecnolibertarios y criminales a convertirse en un activo de más de un billón de dólares presente en los balances de muchas entidades financieras.
Pero ¿qué es el dinero? Hemos dedicado el tercer capítulo de Economics Café para reflexionar sobre la innovación financiera vinculada al dinero y las perspectivas de las criptodivisas, junto Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de Análisis Macroeconómico y Financiero de MAPFRE Economics, y de Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión.
“El dinero es un instrumento que sirve como unidad de cuenta, como depósito de valor y como medio de intercambio”, explica De Cadenas-Santiago. “Y debe tener un activo que sirva de colateral, como fue el oro en su día, o ahora simplemente el valor institucional de los propios bancos centrales.” Pero el dinero es también una construcción social. “Para que esas tres funciones básicas se cumplan, el dinero tiene que ser aceptado por la sociedad. Hoy en día se considera dinero fiduciario aquel que depende de la confianza que se deposite en él”; explica Matellán.
¿Y como se crea el dinero? “Uno de tres dólares que existen hoy en el mundo ha sido fabricado en los últimos dos años”, apunta Matellán. “El dinero no lo fabrica la casa de la moneda, sino los bancos centrales y los bancos comerciales. Y ese dinero es un apunte contable en un sistema electrónico. La gran mayoría del dinero que tenemos hoy en los países desarrollados ha sido fabricado por los bancos comerciales”.
Y luego están las criptodivisas. Se habla mucho de la descentralización que introducen las nuevas monedas que utilizan la tecnología de blockchain, como una forma de eludir el control de las grandes instituciones financieras internacionales, pero en opinión de Gonzalo de Cadenas-Santiago, esa descentralización es relativa, pues “una cosa es la tecnología, que puede ser descentralizada mediante el blockchain, pero la minería computacional la controlan tres empresas, y depende en gran medida del uso intensivo de energía, luego no se trata de una descentralización, sino una reubicación del poder sobre la moneda”.
Alberto Matellán alerta igualmente contra los peligros de invertir en este tipo de activos digitales. “Comprar criptodvisas me recuerda más a ir al casino que a una inversión. En MAPFRE tenemos una visión conservadora de la inversión, que tiene que tener unas características, un valor intrínseco, una generación de flujos, una cierta estabilidad, o si tiene volatilidad que por lo menos sepamos por qué, y el bitcoin y las criptodivisas no cumplen nada de esto“. Se da la circunstancia que las criptodivisas tiene un punto atractivo para la juventud. “Vende un concepto de rebeldía frente a la autoridad. Muchos jóvenes se ven seducidos. Es un juego peligroso, y por tanto debería incorporar una regulación detrás”, remacha Matellán.