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ECONOMÍA | 10.09.2020

Impulsar la participación en pensiones en Europa

Redacción MAPFRE

Donal Ruane

Juan Fernández Palacios, consejero delegado de MAPFRE Vida, detecta, a partir del informe anual 2019-2020 publicado por Insurance Europe, en el que ha participado, la necesidad urgente de reformas e innovaciones a nivel nacional y supranacional si queremos mantener y mejorar aún más el nivel de vida de los ciudadanos europeos en edad de jubilación.

Insurance Europe, la federación paneuropea de seguros y reaseguros, publicó su informe anual 2019/2020, que ofrece un panorama aleccionador de los retos que se plantean a las compañías de seguros europeas y, por ende, a la sociedad en su conjunto.

Vale la pena recordar que los seguros afectan a casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y que innumerables cosas que todos damos por sentadas dejarían de funcionar si no fuera por el manto protector que las compañías de seguros de todos los países integran en el funcionamiento de la vida moderna. Las aseguradoras europeas no solo pagan cerca de 3.000 millones de euros en siniestros todos los días del año, sino que también dan empleo directo a más de 900.000 personas en toda Europa e invierten más de 10 billones de euros en nuestras economías nacionales.

En el informe figuran más de 20 aportaciones de expertos, de una serie de personalidades destacadas del sector de los seguros en Europa, que analizan una amplia gama de temas de interés y relevancia concretos. Los temas tratados abarcan desde el cambio climático hasta la normativa Solvencia II, desde la información financiera hasta la reglamentación, desde la tecnología de los seguros hasta la ciberprotección, pasando por la protección de datos y otros aspectos.  Juan Fernández Palacios, consejero delegado de MAPFRE VIDA, ocupa la vicepresidencia del Comité de Seguros Personales de Insurance Europe y se le pidió que contribuyera al informe de este año.

El artículo de Fernández sirve de complemento al escrito de Xavier Larnaudie-Eiffel, presidente del Comité de Finanzas Personales de Insurance Europe y director general adjunto de CNP Assurances, con sede en Francia, que trata de los avances que se están produciendo en la iniciativa de productos paneuropeos de pensiones individuales (PEPP). En su revelador artículo, Fernández Palacios ahonda en las conclusiones de una amplia encuesta realizada por Insurance Europe sobre el tema de la preparación para la jubilación y las expectativas de jubilación entre los europeos, utilizando una muestra de población de 10.000 personas repartidas en 10 países. Las conclusiones extraídas de las respuestas a la encuesta son a la vez sorprendentemente claras y en cierta medida alarmantes, y no nos dejan ninguna duda de que se necesitan reformas e innovaciones urgentes a nivel nacional y supranacional si queremos mantener y mejorar aún más el nivel de vida de los ciudadanos europeos en la jubilación.

La revelación más llamativa de la encuesta es, sin duda, el hecho de que el 43% de los encuestados afirmaron que no se estaban preparando económicamente para su jubilación, y más del 40% de ellos señalaron que sentían que no podían permitirse ahorrar para su jubilación. Sin embargo, la aplastante realidad exige justo lo contrario: nadie puede permitirse no ahorrar para su jubilación y, desde el momento en que nos incorporamos a la población activa, deberíamos quedar inscritos automáticamente en fondos de pensiones blindados que se trasladen con nosotros al cambiar de empleador durante nuestra vida laboral, e incluso al cambiar de país, en el marco de las oportunidades de movilidad profesional que se nos presentan como miembros de la Unión Europea. Estos dos primeros resultados, que dan que pensar, subrayan la necesidad de mejorar en gran medida los niveles de conocimientos financieros en toda la UE. De hecho, este mismo tema se aborda en otro esclarecedor artículo del informe anual, escrito por Janina Clark, directora editorial de Insurance Europe. Se refiere a una encuesta internacional sobre la educación financiera de los adultos realizada en 26 países de Europa, Asia y América Latina. La puntuación máxima de la prueba fue de 21, y este máximo indicaría que una misma persona tiene un conocimiento básico de los conceptos financieros y de la debida aplicación de medidas de prudencia en las transacciones financieras. De los más de 50.000 adultos encuestados, la puntuación media de la encuesta fue de un sorprendente 12,7.

En la encuesta de Insurance Europe también se preguntó a los encuestados sobre sus prioridades en materia de pensiones. Como era de esperar, la cuestión de la seguridad de dónde y cómo se invierten sus ahorros era la primera de la lista, con el 60% de las personas citándola como la consideración más importante. La gran inquietud de la población a este respecto justifica la implementación de la directiva Solvencia II (que calcula los niveles mínimos de capital que las aseguradoras de la UE deben mantener para reducir el riesgo de insolvencia) en 2016, que puede considerarse un buen ejemplo de la puesta en práctica satisfactoria de una compleja reglamentación financiera transfronteriza.

Las siguientes tres prioridades más importantes para los participantes en la encuesta fueron la flexibilidad (en términos de aumento, disminución o congelación de las aportaciones a las pensiones), la sucesión (tener la capacidad de dejar las pensiones a los descendientes de manera eficiente desde el punto de vista fiscal) y la liquidez (poder transferir o acceder a los saldos de las pensiones).

La desgravación fiscal fue una prioridad para el 28% de las personas encuestadas, lo que pone de relieve la necesidad de que los gobiernos europeos promulguen una legislación favorable a las pensiones que incite a los ciudadanos a suscribir pensiones privadas complementarias, contribuyendo a aliviar la presión sobre el gasto público en pensiones. (El gasto en pensiones equivalía al 12,8% del PIB total de la UE en 2015, y se prevé que aumente considerablemente a medida que nuestros ciudadanos de edad avanzada vivan más tiempo).

Curiosamente, el rendimiento de las inversiones solo fue considerado prioritario por el 14% de la población encuestada. Teniendo en cuenta que cuanto mejor sea el rendimiento, más dinero disponible tendremos en nuestra vejez, hay motivos para sugerir que la verdadera razón del bajo rendimiento de las inversiones en la lista de prioridades de las pensiones es, de hecho, una falta fundamental de comprensión de la forma en que los fondos de pensiones son  gestionados en nombre de los inversores, lo que pone de relieve una vez más la necesidad de realizar un esfuerzo concertado para impulsar los niveles de conocimientos financieros.

En el extremo inferior de la escala de prioridades se encontraban las inversiones sostenibles —que sin duda cobrarán mayor importancia en los próximos años a medida que los fondos de inversión ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) sigan ganando visibilidad— y la portabilidad o capacidad de transferir los ahorros entre los países miembros.

Lamentablemente, también se pueden encontrar variaciones de género en los resultados de la encuesta: al desglosar el dato del 43% de las personas que no ahorran  para su jubilación, vemos que el 47% de las mujeres no están ahorrando, frente al 40% de los hombres.

Dos tercios de los encuestados manifestaron su preferencia por recibir las actualizaciones de sus planes de pensiones y otra información de forma digital en lugar de en papel, lo que apunta a la necesidad de que las aseguradoras innoven en aspectos relacionados con el marketing y la comunicación.

A nivel mundial, los resultados de la encuesta confirmaron lo que muchos sabían desde hace tiempo: no existe un enfoque único para fomentar una mayor inclusión de las pensiones, pero debe realizarse un importante esfuerzo conjunto para garantizar que nuestros ciudadanos estén mejor informados y cuenten con mejores condiciones para su jubilación.

Mientras que Europa y el resto del mundo están inmersos en una lucha épica para detener la propagación de la COVID-19 y encontrar una vacuna para el virus mortal, los estudios demográficos confirman que, a nivel mundial, las tasas de longevidad están aumentando y que las personas viven una vida más saludable durante más tiempo. El desafío al que se enfrentan los responsables políticos, los proveedores de seguros y el público en general es garantizar que se establezcan ahora medidas adecuadas y realistas para que esos años adicionales se vivan con dignidad económica sin ejercer una presión excesiva sobre el gasto público. Es evidente que una reforma enérgica y sostenible de las pensiones, que contemple  el pilar público y el privado, tiene que constituir el eje central de estas medidas.