SALUD | 07.07.2020
Mindfulness, la llave para salir del piloto automático y vivir con más plenitud
¿Alguna vez te has descubierto en el trabajo sin recordar cómo habías llegado a la oficina? ¿Recuerdas haber leído varias páginas de un libro sin estar realmente prestando atención? Esta sensación de ir con el piloto automático sería justo lo contrario a la atención plena. El mindfulness te entrena para estar presente allá donde estés, en cada momento. Y ojo, porque estar aquí y ahora es más difícil de lo que podrías pensar.
Seguro que lo has oído decenas de veces pero, ¿realmente sabes qué es el mindfulness? Se trata de una disciplina de origen budista basada en la meditación, sobre cuyos beneficios comenzó a haber estudios científicos hacia 1970 y cuya práctica no ha dejado de extenderse desde entonces. El mindfulness consiste en fijar la atención de manera consciente en el momento presente, con interés, curiosidad y aceptación.
Si empiezas a dirigir la lente de la atención hacia tu interior, uno de los primeros hallazgos que harás será descubrir que nos enfrentamos habitualmente a la vida con dos modos o formas de funcionar. En el “modo hacer” estamos orientados a la consecución de una meta: llegar al trabajo, hacer la comida, terminar un informe, etc. El “modo ser”, que se cultiva con la práctica de la atención plena, se caracteriza porque no se relaciona con ningún objetivo específico. Más bien todo lo contrario, nos permite colocarnos en un rol de observador, contemplando la realidad tal y como esta se presenta. Cuanto más conectados estamos con ese modo ser, más conscientes nos hacemos de nuestro flujo de pensamientos, nuestras sensaciones físicas y emociones, así como de la estrecha relación que estos tres tipos de eventos mantienen entre sí.
¿Para qué sirve “estar presente”?
El doctor Mario Alonso Puig en su obra Tómate un respiro señala algunos de los beneficios del mindfulness: “aumenta nuestra eficiencia, la capacidad de estar atentos y concentrados, de comprender, de aprender y la de ser más creativos. Además, nos mantiene mucho más serenos y equilibrados frente a los obstáculos. También mejora las relaciones interpersonales porque no solo desarrolla la capacidad de empatizar con los demás, sino la de querer y perdonar”.
Eva Rodríguez, psicóloga especializada en salud laboral y responsable de Diversidad, Salud y Bienestar en MAPFRE, explica: “las personas que practican la atención plena con regularidad y durante el tiempo suficiente consiguen un mayor grado de autoconciencia y optimizan los procesos de regulación emocional, de tal forma que pueden ver reducidos sus niveles de estrés y ansiedad. Dormirán mejor, tendrán mejor memoria y capacidad de concentración, mejorarán sus relaciones y su creatividad y, en definitiva, cambiarán su manera de enfrentarse al mundo”.
El origen del mindfulness
Jon Kabat-Zinn, fundador en 1979 de la clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, es la persona que adaptó e introdujo esta disciplina en el mundo occidental, despojándola de connotaciones religiosas o espirituales y aplicándola a problemas tales como los asociados al dolor crónico o al estrés.
Un estudio realizado por psiquiatras del Hospital General de Massachusetts y publicado en la revista Psychiatry Research en 2010, demostró que las personas que habían practicado meditación durante al menos 8 semanas experimentaban un aumento significativo de su materia gris en diversas regiones cerebrales, fundamentalmente las relacionadas con la memoria, el aprendizaje o la regulación emocional. De este modo, parece que meditar puede propiciar cambios estructurales en nuestro cerebro y, por tanto, es susceptible de optimizar nuestra manera de pensar y de actuar ante las demandas del día a día.
Iniciarse en la atención plena
Para tener una primera impresión de las sensaciones asociadas a la meditación basta con sentarse en una silla con la espalda erguida, cerrar los ojos y respirar profundamente contando hasta diez.
La primera vez que te sientes a meditar, probablemente te verás interrumpido por un aluvión de prejuicios y expectativas sobre lo que debería suceder. En este sentido, Jon Kabat Zinn en su obra Vivir con plenitud la crisis explica: “intentamos no imponer nuestras ideas sobre lo que deberíamos sentir, o pensar, o ver en nuestra experiencia, sino sólo acordarnos de mostrarnos receptivos y abiertos a lo que sintamos, pensemos, o veamos, y de aceptarlo porque está aquí y ahora”.
No obstante, conviene señalar que existe mucha información poco fiable sobre esta materia y, si de verdad estás interesado en profundizar en ella, lo más conveniente sería que acudas a algún centro de formación oficial en MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction), un programa de ocho semanas específicamente diseñado para interiorizar los fundamentos de la atención plena y aplicarlos en la gestión del estrés.
Tu guía de meditación, en el bolsillo
Otra opción muy accesible para tener un primer contacto con la meditación es probar alguna de las múltiples aplicaciones para móvil, eso sí, sabiendo que no todo lo que encuentres en la app store va a ser fiel a las prácticas formales de atención plena. Algunas de las aplicaciones más usadas son:
EI Mindfulness App
Esta aplicación cuenta con más de doscientas meditaciones guiadas para distintos niveles, desde iniciación hasta experto.
Insight Timer
Una de las apps más populares en inglés y que ha sido recientemente traducida al castellano, con una gran acogida. Con esta herramienta es posible personalizar la duración de las meditaciones y participar en grupos de debates y encuentros locales.
Headspace
Una de las apps de meditación más descargadas en el mundo. Ofrece ejercicios sencillos para practicar mindfulness, controlar el estrés y trabajar la concentración. Fue creada por Andy Puddycombe, un monje budista inglés, y contiene sesiones guiadas distribuidas en diferentes módulos temáticos.