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SOSTENIBILIDAD | 21.05.2020

Finanzas y discapacidad; de la mano para mejorar la vida de todos

Alberto Matellán – Economista Jefe de MAPFRE Inversión

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«Las compañías que hacen un esfuerzo consciente para la integración de la discapacidad en todas sus dimensiones resultan ser más innovadoras, ágiles y adaptadas al cambio, porque tienen que resolver problemas y situaciones a los que otras no se enfrentan».

La discapacidad y las finanzas son dos mundos aparentemente muy alejados. Sin embargo, un esfuerzo por acercarlos puede conducir a mejorar la vida de las personas y las familias de muchas maneras. Aunque existen múltiples formas de discapacidad y por tanto necesidades diferentes, el marco global ofrece cierto optimismo.

Por un lado, las familias en las que existe algún miembro con discapacidad necesitan una planificación financiera específica, ya que sus necesidades futuras probablemente sean diferentes de las más habituales. Cobra más importancia el largo plazo, como, por ejemplo, con el objetivo de que miembros de la familia jóvenes con discapacidad puedan asegurarse rentas en el futuro cuando sus padres ya hayan fallecido; o puedan heredar el patrimonio adecuado, así como organizar la gestión del mismo, entre otras muchas cuestiones. En Abante, expertos en este tipo de asesoramiento y socios de MAPFRE  desde hace un año, señalan que las claves de esta planificación son el tiempo, para que el interés compuesto juegue a nuestro favor, y la personalización. Y es que las necesidades son diferentes en cada caso. La ventaja es que existen varios instrumentos específicos que, a través de la orientación adecuada, pueden contribuir a construir planes a medida.

Por otro lado, el empleo es una de las principales, si no la más importante, forma de facilitar que las personas participen de la vida social y se desarrollen de manera integral. Pero todavía persiste cierta creencia popular según la cual las empresas a menudo contemplan el mundo de la discapacidad como un coste añadido. Es decir, como algo contrario a sus resultados financieros. Pero la realidad no es así. Desde MAPFRE lo hemos demostrado en la práctica construyendo desde cero una metodología para seleccionar aquellas empresas que demuestran un compromiso mayor con la discapacidad. Y con ello hemos comprobado que, de hecho, el comportamiento de una empresa con respecto al mundo de la discapacidad es un indicador acertado e inesperado de los resultados financieros de esa empresa. Y es que las compañías que hacen un esfuerzo consciente para la integración de la discapacidad en todas sus dimensiones resultan ser más innovadores, ágiles y adaptadas al cambio, porque tienen que resolver problemas y situaciones a los que otras no se enfrentan.

Valga un ejemplo: ¿alguna vez hemos pensado cómo explicar finanzas (algo plagado de ecuaciones y resultados matemáticos) a una persona invidente? Esta persona no puede ver esas ecuaciones, ni los sistemas informáticos leérselas en voz alta. Esa conversación requiere un replanteamiento desde la base de la forma en que entendemos el análisis financiero, lo que lleva a soluciones innovadoras en el día a día. Esto no es un ejemplo teórico, es algo que ocurre cada día en el departamento de análisis económico de MAPFRE Inversión, uno de cuyos analistas es invidente. De hecho, la relación positiva entre compromiso con la discapacidad y resultados financieros es tan clara que se ha convertido en una cartera de inversión, el fondo MAPFRE Inclusión Responsable.

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, la integración laboral y la tasa de actividad de las personas con discapacidad sigue siendo muy inferior a la media, dificultando de este modo el desarrollo pleno de estas personas. Algunos tipos de discapacidad se ven especialmente afectados por esas cifras, como es el caso de la intelectual y mental. En estos casos, puede ser necesario un canal alternativo de acceso al mundo laboral. En este sentido, por ejemplo, el programa Juntos Somos Capaces, de la Fundación MAPFRE es pionera en España en aunar las fuerzas de entidades asociativas y empresas para identificar funciones y tareas determinadas para formar un puesto de trabajo a la medida de una persona en concreto. El objetivo es integrar en la empresa ordinaria a personas que, sin este apoyo, lo tendrían casi imposible para acceder al empleo. Y las empresas comprueban en la práctica que pueden recurrir a un capital humano rentable y positivo en nichos de talento en los que no habían reparado.

En conclusión, todas las personas y familias pueden ver mejorado su desarrollo si estrechamos la relación entre el mundo financiero y el de la discapacidad, por los canales descritos o por otros. Esto requiere principalmente un cambio en la percepción de los gestores de empresas y financieros, que elimine creencias populares equivocadas y contemple el mundo de la discapacidad como un nicho de talento y una oportunidad de mejorar los resultados, la cultura y la misión de la compañía.

En concreto, que contemple la empresa como algo orientado a mejorar la vida de las personas, y no sólo a la obtención de un resultado monetario. Afortunadamente, ese cambio ya se está produciendo en muchas compañías.