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FINANZAS | 01.07.2020

La Ley Fundamental de la Gestión Activa 

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Gestor de Inversiones & Selector Fondos en MAPFRE Gestión Patrimonial

En 1989, Richard Grinold publicó un artículo titulado The Fundamental Law of Active Management, en el que proponía una manera sencilla de predecir la capacidad de un gestor de fondos para superar a su índice de referencia en términos de rentabilidad. Según el profesor de la Universidad de Berkeley, el éxito o no de un gestor viene determinado por dos variables: su habilidad y el abanico de oportunidades.

La primera de ellas tiene que ver con el nivel de aciertos del gestor a la hora de seleccionar las compañías o bonos en los que invertir. Cualquiera que haya experimentado por cuenta propia la difícil tarea de elegir un valor en bolsa sabrá que las probabilidades siempre van en su contra porque “sabemos que el mercado se moverá, pero no como lo hará tras invertir”. Lo mismo le ocurre a los gestores de fondos profesionales que tienen que decidir en qué activos invertir el dinero de todos los partícipes. Sus aciertos suelen ser pequeñas victorias que, en la mayoría de los casos, tardan un tiempo en dar sus frutos. Y en un mercado como el actual, elegir a los mejores gestores es más imprescindible que nunca. De no ser así, estaríamos corriendo el riesgo de seguir al mercado en comportamientos tan irracionales como que una compañía declarada en bancarrota suba un 400% en una semana o que una empresa china duplique su valor en bolsa en un día solo porque su nombre (Fangdd) se asemeja al acrónimo FAANG, creado para referirnos a cinco grandes compañías tecnológicas (Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google).

No obstante, estos comportamientos se achacan a plataformas de trading online sin comisiones en las que muchos inversores, ante la imposibilidad de realizar apuestas deportivas durante el confinamiento, parece que han utilizado la inversión en bolsa como sustitutivo. El resultado final es un mercado dominado por las inyecciones masivas de liquidez por parte de los bancos centrales y una “exuberancia irracional” por parte del inversor retail que contrasta con el continuo aumento de patrimonio en fondos monetarios de los inversores profesionales.

La segunda de las variables que R. Grinold planteaba en su modelo es la amplitud o, dicho de otra manera, el número de oportunidades de inversión que un gestor tiene. A nadie debe sorprenderle que, tras lo comentado en el párrafo anterior, el universo de oportunidades de inversión que un gestor tiene en estos momentos es probablemente el más amplio de los últimos años. Por si fuera poco, estudios empíricos demuestran que, cuando la volatilidad es alta, la dispersión de rentabilidades entre los diferentes valores y sectores aumenta considerablemente. Con una volatilidad disparada durante los meses de Marzo y Abril, y que a día de hoy todavía se mantiene alta en base a su media histórica, los profesionales se encuentran ante un campo muy fértil para poder sembrar los éxitos del mañana. En cualquier caso, la pandemia ha acelerado nuestro mundo y todo ocurre con mucha celeridad. El teletrabajo pasó a ser una realidad en apenas una semana y se vaticina que podamos estar en disposición de una vacuna efectiva contra el COVID19 en apenas unos meses cuando, anteriormente, las vacunas precisaban de años para ser desarrolladas.

En este mismo sentido, estas condiciones ventajosas en las variables que componen la Ley Fundamental de la Gestión Activa ya están dando sus frutos. Tras varios años con pobres rentabilidades y un crecimiento de la gestión pasiva espectacular, vemos como hay fondos de inversión que desde el inicio de la pandemia aventajan a sus índices y ETF’s comparables en proporciones que bien merecen una consideración por nuestra parte.

Aunque parece un poco presuntuoso predecir la capacidad de un gestor de batir a su índice de referencia basándonos en tan solo dos variables, sí nos ofrece un marco de actuación que nos guía hacia aquellos gestores que cuidarán de nuestros ahorros y los harán crecer a lo largo del tiempo. Dado que existen más fondos de inversión disponibles que acciones cotizadas, la tarea de elegir el fondo que mejor se ajuste a nuestros objetivos tampoco es fácil. Por ello, solo nos queda recurrir a otra ley (aunque esta vez no escrita): “Un buen asesoramiento financiero siempre bate al no asesoramiento”.