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FINANZAS | 23.04.2020

La vulnerabilidad de los mercados emergentes

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Muchos países en desarrollo están ahora mismo comenzando a ser golpeados por una pandemia que lleva ya meses causando estragos primero en China, luego en Europa y Estados Unidos. 

En solo unas pocas semanas, por ejemplo, los casos de contagios en África han aumentado de cero a más de 15.000. Si el coronavirus comienza a desgarrar ciudades, favelas o campos de refugiados, el costo humano de esta pandemia podría ser realmente devastador.

El jefe de la agencia de alimentos de la ONU ha advertido esta semana que Covid podría provocar en muchos países vulnerables  «hambrunas de proporciones bíblicas» en unos pocos meses.

¿Por qué los países emergentes son más vulnerables? Aparte de las respuestas obvias, de la ausencia de sistemas sanitarios robustos, de la falta de recursos públicos y privados para combatir la enfermedad, o de prevalencia de empleos informales que hacen muy complicada de opción de quedarse en casa sin trabajar, el equipo de MAPFRE Economics abunda en su último informe Panorama en las vulnerabilidades financieras, que hacen a muchos países especialmente indefensos para afrontar esta situación.

Así, en la última década, los mercados emergentes han experimentado un aumento de su vulnerabilidad financiera y de la deuda en un contexto de crecimiento económico tibio, ralentización del comercio, lentitud de las inversiones reales y crecientes desigualdades de ingresos.

“Cabe señalar”; explican en el informe, “que esto es especialmente cierto en América Latina, donde predomina el bajo crecimiento de la productividad y del PIB, así como la falta de ahorro doméstico intermediado por el sector financiero; problemas que exponen a esta región a shocks exógenos que puedan transmitirse a través de su cuenta corriente o del stock de deuda con el exterior”.

De esta forma, mercados emergentes (que ya corrían un alto riesgo de sufrir problemas de deuda externa soberana a finales de 2019) han llegado a la fecha de hoy con una carga de la deuda insostenible. Se estima que la deuda total supera el 220% del PIB de los mercados emergentes, siendo la deuda privada cercana a tres cuartas partes de esta, en su mayor parte debido a la expansión del apalancamiento de las empresas privadas.

Además, “la creciente proporción de deuda soberana (que es propiedad de instituciones extranjeras no bancarias) ha supuesto un aumento de los costes del servicio de la deuda y un alud de obligaciones sobre bonos internacionales con plazos de vencimiento relativamente cercanos en el tiempo que acaecerán a lo largo de la próxima década”. Especialmente relevante son las necesidades de financiación externa (saldo de la cuenta corriente y amortizaciones de deuda) de los países emergentes, cuyo monto supone entre 8% y 25% del PIB

A lo anterior se suma que se estima que una gran parte de la deuda de las empresas privadas no financieras de los países emergentes (alrededor del 35%) está en manos de acreedores externos, y denominada en moneda extranjera. Y, por último, pero no menos importante, la deuda corporativa en muchos mercados emergentes se está expandiendo mucho más rápidamente que la inversión en capital físico, lo que sugiere un sesgo especulativo sin visos de poder aumentar el potencial de crecimiento y, por lo tanto, la capacidad de amortización en el futuro.

Como concluyen desde MAPFRE Economics, “con los niveles actuales de reservas internacionales, la capacidad de los mercados emergentes para amortiguar el retroceso de esta crisis parece más que limitada”.

Puede consultar la versión completa del informe del Panorama aquí.