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FINANZAS |29.04.2020

El efecto del virus sobre la principal economía mundial

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La crisis en EEUU dejará para la posteridad, no sólo cifras nunca vistas en el plano macroeconómico y financiero, sino también frases de su presidente, Donald Trump. Esta misma semana hacía una polémica declaración sobre la posibilidad de inyectar desinfectante a los enfermos de coronavirus para matar al patógeno, algo que unas horas después calificó de “broma”.

Estados Unidos es, actualmente, el país más afectado por el virus. Y sus consecuencias sobre la economía serán, por tanto, mayúsculas, tal y como confirman los datos de empleo –en cinco semanas se han registrado 26,5 solicitudes de ayuda por desempleo, superando los 22 millones de empleos creados desde 2010- y la evolución de la actividad –el Departamento de Comercio ha adelantado un dato crítico del PIB del primer trimestre-.

Las previsiones a medio plazo no son muy halagüeñas. MAPFRE Economics, el Servicio de Estudios de MAPFRE, sitúa la caída del PIB estadounidense este año en un rango que podría oscilar entre el 4,1% y el 10,8% (escenario base estresado), con una tasa de paro que alcanza el 4,4% tras una destrucción de empleo sin precedentes.

En la actualización de su último informe Panorama, advierten de que el impacto inmediato ha provenido de la interrupción en las cadenas de producción, la contracción sin precedentes de la actividad comercial, la tensión sobre los ingresos de las familias y las pymes, y las dificultades del sector energético vinculado al fracking que, además, se hizo eco de la fuerte reducción del precio energético por la pugna entre Arabia Saudí y Rusia.

“El reinicio de la actividad gradual y condicional comenzará a partir del segundo semestre de este año, sin que se alcance un crecimiento sostenido y visible al menos hasta finales del primer semestre de 2021”, explican los economistas de MAPFRE Economics. “Existe gran incertidumbre sobre la recuperación, en cuanto a las estimaciones y los efectos estructurales que pueden derivarse de esta crisis, a pesar de las medidas de expansión monetaria y fiscal sin precedentes que se han adoptado”, explican.

Las medidas gubernamentales impuestas, como el paquete histórico de medidas de apoyo económico de 2 billones de dólares destinado a aliviar las tensiones financieras en hogares y empresas, persiguen mitigar el daño económico y evitar situaciones socialmente dramáticas. “El paquete de ayuda se ha realizado implícitamente en un esquema de monetización del déficit (puesto que se contrapone con la compra ad infinitum de deuda por parte de la Reserva Federal), y solamente es comparable a los esfuerzos emprendidos durante la Segunda Guerra Mundial”, recuerdan en MAPFRE Economics. “La teoría económica anticipa que el exceso de liquidez causado por este tipo de medidas revertirá en inflación y deuda, pero en estos momentos todos los medios parecen estar justificados”, añaden los economistas.

El principal riesgo para la economía de los Estados Unidos en estos momentos es un alargamiento en el tiempo del periodo de confinamiento que impida a la economía regresar a la normalidad en un breve periodo. Cuanto más largo sea ese período, mayor el riesgo de supervivencia de determinados negocios (principalmente las pequeñas y medianas empresas) y mayor el riesgo de pérdida permanente de empleo. Las medidas de soporte son orientadas a evitar esta situación, sin embargo, estas tendrán un coste que se reflejará en el nivel de deuda soberana.