TRANSFORMACIÓN | 16.11.2020
El trabajo a distancia aligera el paso
Mucho ha cambiado en los últimos meses en lo relativo al trabajo y a la transformación y gestión de las personas en las organizaciones. Lo que antes de la COVID-19 era un objetivo a fin de aprovechar la digitalización para ser más eficientes, retener el talento y mejorar la conciliación, hoy en día se ha convertido en una necesidad y, para muchos empleados, en una fuente de ventajas que abre interesantes reflexiones: disponibilidad de herramientas y capacidades digitales y necesidad de ponerse límites. Solo en la Unión Europea se calcula que el 40% de las horas remuneradas se trabajaron desde casa.
El estallido de la COVID-19 a escala planetaria ha supuesto un reto descomunal también para las grandes organizaciones con camino recorrido en trabajo a distancia. Porque, más allá de la decisión de que los empleados puedan ejercer sus responsabilidades temporalmente desde sus hogares para protegerles y de disponer las herramientas para ello, ha puesto a prueba el modelo en su conjunto añadiendo ingredientes de tensión, puesta en común imprevista, ánimo colectivo, transparencia en la comunicación y proactividad en la gestión, así como el plus de compromiso que exigen los momentos críticos.
Responder ágilmente en nuevos frentes sin estar presentes, sonar como una orquesta sin ensayar en sala juntos, fomentar la productividad y profundizar en la comunicación son algunos de los requisitos que se esperan de esta forma de trabajar en remoto, que a menudo se vincula a la buena marcha empresarial y al retorno económico, a la mejora del medio ambiente, a la repoblación de zonas rurales y, ante todo, al bienestar de las personas.
Una encuesta reciente a 800 ejecutivos por la consultora McKinsey sobre el momento actual y la disrupción laboral refleja que una mayoría cree que algo del trabajo remoto implantado durante este periodo permanecerá, aunque “no para todos, ni todos los días”. Los expertos coinciden en que las organizaciones que desempeñen parte del trabajo en remoto se verán forzadas a un replanteamiento de las formas en las que se trabaja actualmente y una decisión de qué empleados y puestos están mejor preparados para dicho modelo, así como un rediseño del lugar de trabajo.
Según datos recientes, estos meses se han multiplicado por 20 las reuniones diarias por Zoom en el mundo y se ha disparado la flexibilidad y el trabajo colaborativo. En MAPFRE, que lleva años apostando por la transformación de la organización para estar en la vanguardia mediante la iniciativa estratégica Reto Digital, más del 70% de los empleados a nivel global usa Skype y/o Teams, ha aumentado significativamente la formación online, así como las herramientas de gestión del conocimiento, la intranet global y las comunidades colaborativas.
Las compañías que verdaderamente se transforman se vuelven más flexibles desde un liderazgo más empático, basado en la confianza en el equipo. Las grandes sitúan a las personas en el centro y animan al empleado a adquirir protagonismo para dirigir su carrera hasta donde quiera y pueda conseguir. Madurando para asumir riesgos, aprovechando la coyuntura, optimizando el uso de herramientas a su disposición y las plataformas colaborativas. Según la última consulta de Eurofound, Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, casi un 80% de trabajadores confirmaba en julio su preferencia por trabajar desde casa ocasionalmente.
Protagonismo del empleado y Digital Workplace
En un seminario online sobre puesto de trabajo digital, organizado por el Observatorio Vodafone y en el que también participaron directivos de Cuatrecasas y Repsol, Elena Sanz, directora general de Personas y Organización de MAPFRE, apuntó la conveniencia de implantar un sistema híbrido que incluya el trabajo remoto, además del presencial, porque “hay que dar un paso distinto, y hacer puente hacia la flexibilidad”. Desde su punto de vista, el presencialismo en sí “no es un valor para determinar los logros” de los empleados.
Durante el confinamiento, el teletrabajo tuvo una serie de cargas añadidas: cuidados familiares y tareas domésticas incrementados, sobrecarga emocional o presión por asegurar la educación online de los hijos, por citar algunos de los más frecuentes.
Elena Sanz: “hay que dar un paso distinto, y hacer puente hacia la flexibilidad”
Ahora, MAPFRE devuelve la mirada hacia el trabajo remoto, proporcionando la tecnología necesaria al trabajador (con un recién implantado Digital Workplace) y buscando la personalización y mejora continua de su experiencia. Este nuevo entorno incluido en la iniciativa estratégica Reto digital permite a cerca de 34.000 empleados en el mundo evolucionar hacia una forma de trabajo más eficiente y colaborativa, en estructuras dinámicas, digital y ajustada a las necesidades de cada persona.
En años anteriores, MAPFRE ha realizado otros cambios de calado que van en la misma dirección, como la implantación de espacios abiertos, la evaluación 360 y el trabajo orientado a objetivos y proyectos, entre otros.
Si quieres conocer más sobre el Reto digital II de MAPFRE, pincha aquí.