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TRANSFORMACIÓN | 13.11.2020

Nadia Arroyo: “El concepto de ‘gran exposición’ masivamente visitada va a cambiar”

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El 89% del Patrimonio mundial está cerrado total o parcialmente y los museos pierden millones en ingresos a diario, según datos recientes de UNESCO, por lo que la discusión, la confianza en el futuro y la puesta en marcha de soluciones para apoyar a los artistas son más urgentes que nunca. MAPFRE y su Fundación apuestan decididamente por la cultura, prueba de ello es la apertura de un nuevo espacio expositivo en la Ciudad Condal.

Coincidiendo con el lanzamiento del centro de fotografía KBr Fundación MAPFRE en Barcelona, entrevistamos a la directora de Cultura de Fundación MAPFRE, Nadia Arroyo, sobre el sufrimiento que ha ocasionado la pandemia en el sector y también, cómo éste significa un apoyo y  alimento vital para las personas en momentos de incertidumbre.

Proceso creativo, nuevos formatos digitales, solidaridad en la puesta a disposición de contenidos para la sociedad y sus propios recuerdos completan el análisis.

 

Pregunta (P.): La crisis de COVID-19 está teniendo un impacto en todas las dimensiones de nuestras vidas, incluyendo la vida cultural de todas las ciudades de todo el mundo. Según el Consejo Internacional de museos (ICOM), el 95% de los cerca de 60.000 museos existentes en el mundo permanecía cerrado en abril. ¿Teme que las consecuencias de este frenazo en el acceso a la cultura tengan efecto a medio plazo?  

Respuesta: ¿El 95% de los museos? Te diría que me parece poco. Yo hubiese dicho que el 100% de los museos e instituciones culturales estábamos cerrados. La pandemia está suponiendo un frenazo económico sin precedentes en todo el mundo económico y, sin duda, la cultura se va a ver golpeada a medio plazo. La actividad de muchos museos públicos depende en gran medida de la venta de entradas y ahora los visitantes han caído cerca de un 80% a todos los niveles. Hoy hablábamos con el Long Beach Museum de Estados Unidos, que nos iba a prestar 27 obras para nuestra exposición de Jawlensky de enero, y no van a poder venir porque siguen en ERTE. Nos ha dicho que esperan que más del 30% de los museos en ese país cierre de forma permanente. Si nos paramos a mirar las cifras vinculadas con las actividades, yo diría que la situación de la cultura a nivel global es dramática.

¿Está en riesgo la riqueza creativa o piensa, por el contrario, que crisis de esta magnitud tienen siempre un lado positivo y suponen un revulsivo para los artistas?

No me atrevería a decir que una crisis de esta magnitud tenga un lado positivo, pero sí creo que de ella saldremos renovados y más fuertes. El arte y la capacidad creativa de los artistas y gestores culturales nos ha demostrado que, en tiempos adversos, nos crecemos y desarrollamos nuevas vías para seguir expresando y creando. No sé si es el reflejo más puro de la afirmación de que la cultura es necesaria, es alimento que nutre a un sector importante de la sociedad. Durante el confinamiento -cuando no pudimos visitar exposiciones y museos- el mundo cultural se movilizó para generar y ofrecer un amplio elenco de contenidos digitales culturales, que pretendían ayudarnos a sobrellevar el encierro y la angustia. Entonces se demostró que había una gran demanda: libros en formato electrónico libres de derechos, teatro y espectáculos en abierto, visitas virtuales a exposiciones, actividades para niños… Fue un no parar. Hubo mucha generosidad.

Desde su responsabilidad al frente del área de Cultura de la Fundación MAPFRE, ¿qué ha cambiado en la oferta, en las formas de acercamiento al público y en sus expectativas?

A decir verdad, una parte importante del público general de exposiciones ha cambiado. Por un lado el turista prácticamente ha desaparecido del todo y, por otra, -como ocurre en gran medida en el sector- el perfil medio de visitante tiene 65 años. Ese visitante ahora se queda en casa, porque se tiene que proteger más. Yo creo que durante un tiempo vamos a evitar sentirnos incómodos en los espacios con mucha gente, por lo que el concepto establecido de “grandes exposiciones”, masivamente visitadas, va a cambiar. Eso no quita para que sigamos trabajando y creyendo en importantes exposiciones, en las que podamos disfrutar del arte y que esperamos ofrecer a nuestro público en los próximos años.

“Tenemos comprobado que el público que busca nuestras exposiciones de fotografía es más fiel, paritario y joven”

¿Se disfrutará ahora más la fotografía y la producción audiovisual, más próximas que la pintura a la televisión, publicidad y vídeo, grandes triunfadoras en tiempos de “ocio limitado”?

Sin duda, la fotografía es un medio que cada vez está generando más atracción. Nosotros tenemos comprobado que el público que busca nuestras exposiciones de fotografía en Madrid y Barcelona es un público más fiel, más paritario, más joven. Moviliza a una parte de la sociedad que es el futuro: los jóvenes. Esas nuevas generaciones han crecido con el mundo digital, se mueven en él y se expresan en él. Es un ámbito delicado que estamos abordando, ya que debemos demostrarles que la experiencia que tienen en el ámbito digital difiere mucho del físico y presencial. Eso no quita para que veamos la importancia que tiene atraerles, interesarles y, por ende, generar una serie de contenidos culturales digitales, un nuevo proyecto que denominamos Cultura en digital y con el que esperamos acercarles y fidelizarles.

¿Se requiere una inversión mayor en digital e innovación para ofrecer nuevas experiencias virtuales? De la necesidad, ¿virtud?

Sin duda. No me referiría tanto a experiencias virtuales, que se alejan de la experiencia que a mí me gusta llamar “el cuerpo a cuerpo con la obra”, “el tú a tú”, “el cara a cara”, que no tiene parangón con una visita virtual, pero lo digital puede atraer, acercar y enriquecer. Sinceramente, creo que el arte que puede tener más desarrollo en el mundo virtual es el musical, pues el sentido del oído demanda y necesita la máxima concentración e invita a cerrar los ojos para dejarse envolver por el sonido. En cuanto a la fotografía o las artes plásticas, lo virtual nunca podrá sustituir a lo presencial.

Y, en clave más personal, ¿Cómo se encuentra, qué aprendizajes le han marcado en estos meses de incertidumbre y en qué obra fijaría la mirada en este momento si pudiera elegir?

Me siento muy afortunada, pues nadie cercano se ha visto gravemente afectado. La familia, los amigos, el equipo están bien. En el mundo de la organización de exposiciones necesitamos mucha programación, trabajamos a tres y cuatro años vista, y hemos comprobado cómo todo “bailaba”. Hemos ganado en flexibilidad, en aceptar que no podemos controlar los plazos, que no depende de nosotros. Ése es un aprendizaje que también me llevo a nivel personal. Y para cerrar -me encanta la pregunta- ¿en qué obra me detendría? En un Rothko, diría que uno cualquiera, pero retrotrayéndome en la memoria regresaría a la visita de la llamada “Habitación Rothko”, en la Phillips Collection de Washington donde, de pronto, en una sala de 12 metros cuadrados te ves envuelto con cuatro de sus obras. Es una experiencia inolvidable, que te abstrae de la realidad. En este momento, ante el horror y el dolor provocado por la COVID, me escondería allí.