SOSTENIBILIDAD| 02.03.2021
Volver a los pueblos, ¿una tendencia de la era post-COVID?
La pandemia ha cambiado la mirada con la que observamos los pueblos, valorados ahora como entornos más saludables, lejos de las aglomeraciones y la contaminación de las grandes ciudades. Cada vez hay más conversación sobre posibilidades para repoblar el medio rural, sin embargo, sin oportunidades de empleo y formación muchos jóvenes no pueden poner en marcha sus proyectos vitales en sus lugares de origen. En este sentido, la red de Jóvenes Dinamizadores Rurales ofrece apoyo y acompañamiento a jóvenes con iniciativas para revitalizar el entorno rural en el que viven. Charlamos con Sara Cortés, coordinadora del proyecto, para conocer sus impresiones sobre las oportunidades que ofrece el medio rural.
¿Los jóvenes se siguen queriendo marchar de los pueblos?
Creo que el prisma desde el que los jóvenes miran el medio rural está cambiando. Quizá hace 20 años los jóvenes que se quedaban a vivir en el pueblo eran considerados como personas que habían fracasado en la vida. Esto ahora no es así. Y los jóvenes, tampoco lo ven así. La era digital y los nuevos modelos de vida saludable están rompiendo estereotipos y están situando al medio rural como un espacio privilegiado en el que vivir. Ahora, ser de pueblo “mola” mucho, porque tenemos oportunidades laborales, gracias a la digitalización de muchos trabajos, tenemos la oportunidad de vivir de manera “slow”, disfrutando del medio natural. Además, podemos acudir a la ciudad siempre que lo necesitemos, puesto que las comunicaciones (la mayoría) también han mejorado.
¿Qué necesidades detectáis en los jóvenes que deciden marcharse a la ciudad?
Normalmente la marcha se produce a los 18 años, cuando empiezan estudios superiores, aunque también la falta de oportunidades laborales en algunos sectores es motivo de migraciones, o también la necesidad de “ver mundo”. Pero fundamentalmente estudios y trabajo.
Con la pandemia, ¿estamos volviendo a los pueblos?
Creo que, en este momento, en los pueblos lo tenemos más fácil. Tenemos más espacio, vivimos menos personas, y eso favorece la barrera contra el virus. También hemos visto que, gracias al teletrabajo, muchas personas que tenían arraigo con el pueblo han decidido dejar la ciudad y teletrabajar desde sus casas en los pueblos. También están proliferando los espacios de coworking, para que el teletrabajo no sea un término asociado al hogar, sino que puedas acudir a un espacio en el que integrarte en un ambiente de trabajo, colaborar y compartir.
“La era digital y los nuevos modelos de vida saludable están rompiendo estereotipos y están situando al medio rural como un espacio privilegiado en el que vivir”
¿Qué pueden ofrecer los pueblos para hacer la vida más fácil en comparación con las ciudades?
Sin duda calidad de vida. Entornos más amables y saludables, relaciones personales y sociales más cálidas y cercanas, ayuda mutua, cooperación entre vecinos, ritmo de vida más calmado, vuelta a la educación en valores y a modelos de emprendimiento social y colaborativo. En definitiva, un modelo de vida más sostenible, más consciente y respetuoso.
¿Cómo ayudáis a los jóvenes a poner en marcha sus propios proyectos?
El verdadero sentido de la red es ofrecer herramientas y recursos técnicos y económicos para que los jóvenes puedan desarrollar sus propios proyectos. Lo hacemos a través de diferentes convocatorias a las que pueden presentar sus ideas, y los acompañamos en todo el proceso a través de formación, asesoramiento y diferentes herramientas de motivación e inspiración.
El valor de Jóvenes Dinamizadores Rurales es la comunidad que hay detrás del proyecto, que traspasa los límites locales. Es una red regional que permite a los jóvenes sentirse parte de un colectivo en el que aprende, se desarrolla personal, social e incluso profesionalmente, y que le permite conectar con otros jóvenes que tienen intereses comunes. En la red, además de los jóvenes, colaboran responsables de juventud de las comarcas colaboradoras, profesionales de desarrollo rural, agentes de empleo y asociaciones y entidades que creen en un mundo rural más innovador, social y sostenible.
“Modelo de vida más sostenible, más consciente y respetuoso”
¿Por qué es importante promover que las personas jóvenes se queden en sus lugares de origen?
Nuestra visión no tiene tanto que ver con promover que los jóvenes se queden a vivir en sus lugares de origen, sino con ofrecer las herramientas necesarias para que puedan decidir si quieren quedarse. Lo más importante, es poder elegir dónde vivir, y que todos los lugares, sean rurales o urbanos, reúnan las condiciones básicas para poder desarrollar tu vida personal profesional y familiar.
Desde nuestro proyecto promovemos unos valores que están muy alineados con la vida rural, porque obviamente nuestro objetivo es conseguir un territorio más fuerte, más innovador, más participativo y joven.
¿Se está volviendo a poner en valor lo rural?
Creo que sí, afortunadamente, y gracias al empuje de las personas, emprendedores y entidades y servicios que existen en el entorno rural, estamos consiguiendo hacernos más visibles, haciendo hincapié en lo positivo de la vida rural, demostrando que vivir en un pueblo no resta, sino que suma.
Desde nuestro proyecto hemos hecho y estamos haciendo diferentes campañas para visibilizar iniciativas, proyectos y personas que están haciendo las cosas muy bien, están trabajando con unos indicies de innovación increíbles, poniendo el valor en las personas y en los procesos, más que en la rentabilidad económica de los proyectos. Y esto es algo que se está valorando muy positivamente, tenemos que hacernos visibles, presencial y digitalmente, para que la ola de la ruralidad sea cada vez más grande.
¿Cómo te imaginas la vida en los pueblos dentro de 20 años?
Imagino un medio rural vivo, con proyectos interesantes, liderados por personas preparadas y cualificadas. Un medio rural con servicios educativos y sanitarios a la medida de su población, con buenas conexiones digitales y también buenas comunicaciones por carretera. Un medio rural integrador y en el que merezca la pena vivir.