SOSTENIBILIDAD | 03.12.2024
María Cortezo Castillo, cuando ser sorda no impide el acceso a la formación y a un empleo de calidad.
¿Podemos decir que las palabras se las lleva el viento? Podría ser así cuando tienes una discapacidad auditiva y no has conseguido una integración laboral plena y de calidad. No es el caso de María Cortezo que, con una sordera del 92 %, trabaja como una más en el equipo de Soporte y Medios de MAPFRE en Canarias (España). Y es que en MAPFRE el compromiso con la diversidad y la inclusión adquirido en nuestro Plan de Sostenibilidad 2024-2026 es mucho más que palabras.
En MAPFRE tenemos más de 1.000 personas con discapacidad en plantilla, el 97.6 % tiene un contrato fijo y más del 93 % realizan una jornada a tiempo completo. El Programa Global de Discapacidad, que se desarrolla en más de 20 países, incluye medidas para potenciar la verdadera inclusión de este colectivo en la empresa y mejorar la calidad de vida de estas personas y sus familiares.
María es una persona llena de energía, muy optimista y espontánea. Hacemos una videollamada con ella, se comunica con nosotros a través de lectura labial. Sus ojos son sus oídos. Aunque lleva un implante coclear, la operación se llevó a cabo siendo ya adulta, por lo que los sonidos, que en pequeña medida escucha, son diferentes a los de los oyentes. Entre bromas, hablamos de su paso por MAPFRE y de la relación con sus compañeros.
Háblanos de tu trayectoria en la compañía
Empecé trabajando como asesora de clientes en Las Palmas, un puesto en el que pude divertirme, aprender, conocer esta gran compañía, solucionar cuestiones diarias y crecer laboral y personalmente durante dos años. Después estuve una temporada en el departamento de emisión y suscripción, sin corresponder ambos puestos con mi titulación académica (licenciada en Derecho, máster en RRHH), pero con un reto marcado: demostrar que, a pesar de la sordera, puedo desenvolverme como un oyente gracias a mis otras capacidades.
En el puesto en el que estoy ahora, en el Área de Control y Soporte de Medios de la DGT Canarias (España), mis jefes y responsables son personas que confiaron en mi dándome la oportunidad de integrarme en un gran equipo, marcándome un camino para mejorar, ayudándome a creer en mis capacidades con excelentes compañeros a quienes no les ha limitado que yo no oyera, pues podía trabajar como cualquiera de ellos.
En MAPFRE he crecido mucho a nivel profesional.
«Tengo una sordera del 92 % y aprendí a hablar antes que la lengua de signos»
¿Qué supone en tu día a día tener una discapacidad? ¿Quiénes han sido tus mayores apoyos?
Hay que aceptarlo de forma natural, aunque a mí no me gusta hablar de discapacidad, sino de otras capacidades. Personalmente, no me considero una persona con limitaciones. Yo creo que puedo aportar una visión diferente de la realidad y tengo otras sensibilidades a la hora de desempeñar mi trabajo.
Es muy importante tener apoyo y así ha sido. Iba al logopeda dos veces al día, me sacaban antes del colegio para llegar puntual. El aprendizaje continuo era el lema de la logopeda que me ha acompañado hasta terminar mi carrera. Si sabía decir “zapato” y llevaba sandalias y no empleaba la palabra correcta, había que volver a empezar. Todavía sigo en contacto con ella.
Otra persona que me ha apoyado ha sido mi hermana, que tuvo una infancia diferente, pues a pesar de ser más pequeña, ejercía de mayor con las dificultades de tener una hermana que no oía. También mi abuelo, que me enseñó el amor por los caballos y la pasión por el deporte, un lugar donde no importaba oír, solo disfrutar, y donde aprendí a competir, a ganar y a perder y conseguir logros importantes como la medalla de oro del Príncipe de Asturias de cadetes, en salto de obstáculos. Mis padres hicieron un enorme y constante esfuerzo junto al de mis tíos, primos y amigos. Todos han sido un gran apoyo para ayudarme a ser quien soy.
Te comunicas a través de lectura labial. ¿No hablas lengua de signos?
Mis padres decidieron que no aprendiera lengua de signos, antes debía aprender a hablar para poder comunicarme con toda la sociedad. No querían que estuviera limitada. He tenido una vida, como la de mi hermana: colegio, amigos, juegos, deporte. Si quería algo, tenía que emitir sonidos, al principio ininteligibles y poco a poco con la práctica, llegaron las primeras palabras y frases (junto a Harry Potter, que me dio el amor por la lectura).
Ahora estoy aprendiendo lengua de signos y he propuesto en la DGT que todos los empleados aprendamos lo básico, sobre todo en la red comercial. Así podríamos contribuir con las acciones de sostenibilidad social de la compañía y ser más empáticos con muchos clientes.
¿Cuál crees que es la tarea pendiente de la sociedad para mejorar en términos de inclusión?
Creo que la tarea pendiente es promover una mayor conciencia y sensibilidad sobre las necesidades de las personas con otras capacidades, así como garantizar el acceso a la educación, el empleo y los servicios de salud de manera equitativa. No hay más que echar un vistazo a nuestras ciudades en el tema de movilidad, para entender que, por ejemplo, las personas ciegas no pueden transitar por la mayoría de los lugares, que yo, como sorda, sí puedo recorrer y disfrutar.
La situación ha mejorado, pero aún queda mucho camino por recorrer. Las empresas, por ejemplo, ofrecen puestos de trabajo de baja cualificación a pesar de que estamos formados y capacitados de sobra. Todos y cada uno de nosotros tenemos que buscar la excelencia, con uno mismo, en el trabajo, en las relaciones humanas, la excelencia como individuo en una sociedad que está preparada a medias para personas con otras capacidades.
«En MAPFRE, las personas con discapacidad podemos desarrollarnos profesionalmente en un ambiente inclusivo y respetuoso»
¿Qué destacarías del desempeño de MAPFRE en el ámbito de la integración?
Es importante aceptar y valorar la discapacidad, pero también trabajar para superar los obstáculos que puedan presentarse en el camino. En cuanto a la integración en MAPFRE puedo decir que la empresa ha demostrado un compromiso real con la inclusión de personas con discapacidad, ofreciendo oportunidades laborales y programas de capacitación adaptados a las necesidades de cada empleado. Esto ha permitido que personas como yo puedan desarrollarse profesionalmente en un ambiente inclusivo y respetuoso.
Además, estoy muy involucrada en las actividades de voluntariado de la compañía que en MAPFRE Canarias han crecido un 125 % el último año. Juntos, estamos aprendiendo a hacer algo que va más allá de dar dinero: PARTICIPAR.
Es muy gratificante poder ayudar así. Animo a todo el mundo a que lo haga.
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