SOSTENIBILIDAD | 24.03.2025
El potencial verde de los coches descartados

Carmen Toro
Los coches tienen una vida media útil de 13-14 años y entre el 85 y el 90 % de sus materiales son reciclables, mientras que el 10 % se puede aprovechar como fuente de energía. Sin embargo, cuando llega este final, muchos usuarios lo desconocen y los vehículos acaban en el desguace.
Seguramente, nunca te habrás preguntado cuántas vidas puede tener un coche. Y es que, al verlos acelerando en la carretera, no concebimos que, en realidad, los coches son un montón de piezas ensambladas de manera magistral para cumplir su uso funcional: llevarnos de un punto de partida a uno de destino. Pero, cuando los vehículos se estropean o cumplen una cierta cantidad de años, suelen enviarse al desguace. Sin embargo, la realidad es que cada una de sus piezas y los materiales que se usan en su fabricación se pueden reciclar y reutilizar para una nueva creación. Y es que hay vida para los coches más allá del desguace y para ellos también existen las 3R: reducir, reutilizar y reciclar.
Un vehículo está compuesto por más de 4.000 piezas, aparte del combustible, los aceites y otros fluidos que lo ayudan a ponerse en correcto funcionamiento. En cuanto a los materiales con los que se fabrica, van desde los diferentes metales de la carrocería, el caucho de los neumáticos o el plástico de los paragolpes hasta el vidrio de las ventanas, entre muchos otros.
¿Qué se hace con todo eso cuando el coche llega al final de su vida útil? Algo habitual es que todo acabe en el desguace tras una vez alcanzados los 300.000 y 500.000 kilómetros o los 13-14 años de media de vida útil que tienen los vehículos. Sin embargo, a nivel europeo, la legislación obliga desde 2015 a reciclar el 95 % de un vehículo.
Cómo reciclar un coche
Cada año se reciclan, en todo el mundo, 27 millones de coches que han llegado al final de su vida útil, los cuales son enviados a desguaces, conocidos también como centros autorizados de tratamiento. En estos centros, retiran y destinan a la venta o a su reutilización piezas que aún son aprovechables, como los motores de arranque, los alternadores, las válvulas EGR o los faros, entre otros muchos elementos, antes de que un coche se convierta en chatarra.
En España, uno de esos centros autorizados para el tratamiento de vehículos fuera de uso es CESVIrecambios, perteneciente a CESVIMAP (Centro de Experimentación y Seguridad Vial MAPFRE). Hasta él llegan desde hace más de 20 años miles de piezas de vehículos procedentes de los desguaces, y que destinan a la venta tanto a talleres como a particulares. Sólo durante el año pasado, en este centro se recuperaron 673 toneladas de piezas de vehículos siniestrados que han servido para su reutilización tras el tratamiento de 1.887 vehículos en España.
Lo primero que hacen en estos centros una vez han limpiado y despiezado el vehículo es organizar sus partes en función de su reaprovechamiento. Al esqueleto metálico que queda tras el despiece del automóvil se le separan las partes metálicas a través de imanes, ya que cerca del 70 % de la composición de los coches es de material férrico. El aluminio, el cobre o el bronce, que también forman parte de su composición, se destinan a otras fundiciones. Este tipo de materiales pasa por un proceso de fundición con el que se pueden construir otros elementos como lavadoras, bicicletas, botellas, ventanas…
Así, las piezas que componen los automóviles pueden llegar a utilizarse en nuevos coches o bien reconvertirse en otros objetos como electrodomésticos, columpios, carros de la compra o, incluso, asfalto o césped artificial, en el caso de los neumáticos.
Asimismo, centros como CESVIMAP también lleva a cabo pruebas de crash test a baja velocidad con más de 800 vehículos, que sirven para evaluar sus daños e identificar métodos de reparación sostenible con los que evitan la generación de residuos.
¿Qué hacer con los residuos peligrosos de los automóviles?
Hay otros residuos que generan los coches que pueden ser considerados «peligrosos», como los aceites, los combustibles, los filtros de aceite o las baterías, que requieren también de un especial cuidado y su manipulación es lo que se conoce como proceso de «descontaminación» de un vehículo. En el caso de los aceites, si son peligrosos para la capa de ozono, se destruyen, pero si no lo son, se extraen, se purifican y se reutilizan. Por su parte y según su procedencia, los líquidos pueden ser purificados y reutilizados como nuevos combustibles o aceites, y los que no tienen esa posibilidad se desechan en unos contenedores especiales.
En cuanto a las baterías, el ácido que contienen debe separarse para reutilizarlo o destruirlo, y sus placas y plásticos se separan y reutilizan. En CESVIMAP también utilizan baterías de vehículos eléctricos de segunda mano para almacenar la energía producida por su planta fotovoltaica de autoconsumo ubicada en Ávila. Esto ha servido para producir 75 MWh de energía fotovoltaica, lo que ha incrementado en un 21 % la generación de esta fuente de energía renovable.
Por lo tanto, al reciclar este tipo de piezas y residuos de los vehículos, se contribuye a generar nuevas piezas de recambio o al reciclaje de los materiales, por lo que con estas acciones se reducen la contaminación y la huella de carbono, se elimina la producción masiva de piezas y se reduce la demanda de materias primas como el algodón, el lino o el cuero que, por ejemplo, se utilizan para fabricar los elementos textiles de los coches, como la tapicería de los asientos o las alfombras.
Estas acciones permiten obtener un recambio ecológico para nuestro coche, lo que, además de suponer un importante ahorro, ayuda a poner en práctica una economía circular y sostenible que revierte en la buena salud medioambiental.
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