SOSTENIBILIDAD| 22.02.2021
Jesús Monclús: “El planeta y las personas somos vulnerables. Enseñar a identificar y a prevenir riesgos es fundamental”
En Colombia, el número de motociclistas fallecidos o lesionados alcanza cifras inasumibles. El país estrena, desde hace unos días, una regulación del uso del casco bajo tres condiciones esenciales que el director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús, estima oportuna y bien concebida. Más de 5.000 vidas perdidas al año en total, el 53% del total son motociclistas y, de ellos, más del 30% muere debido a traumatismos encefálicos. El casco es necesario para evitar la muerte ante un golpe de alta energía, cuando la velocidad es elevada, pero también en caso de caídas menores, donde el impacto puede acarrear lesiones graves y secuelas para toda la vida. En la moto, sin carrocería, la protección son las personas.
En una entrevista con Radio Nacional de Colombia, el director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús, recordó el compromiso de la entidad con el país, donde el pasado año se invirtieron unos 700.000 euros (3.000 millones de pesos colombianos) en catorce proyectos de acción social, educación, alimentación y salud, cultura aseguradora, prevención de accidentes y seguridad vial. La prioridad a lo largo de 2020, como en el resto de países donde Fundación MAPFRE está presente, fue ayudar a los más vulnerables durante la Covid-19, donando materiales y equipamiento médico y sanitario conforme al plan internacional de donaciones de la entidad, el cual contó con 35 millones en todo el mundo.
En este contexto de colapso de los sistemas sanitarios, Monclús dio la enhorabuena al Ministerio de Transportes y a la Agencia Nacional de Seguridad Vial de Colombia por lo que considera “una de las mejores prácticas internacionales en el ámbito de la seguridad vial”: Legislar el uso del casco, tanto en conductores como acompañantes, en todas las vías del país y en cualquier cilindraje de motocicleta. “Un acto de generosidad” hacia la propia persona y su familia, amigos, compañeros de trabajo y el conjunto del sistema sanitario.
La nueva legislación colombiana, que entró en vigor el 23 de enero de 2021, incorpora tres novedades principales: el casco debe cubrir la cabeza totalmente, tanto del conductor como del acompañante, con el abrochado adecuado; prohibición de uso de teléfonos móviles o dispositivos que no incorporen manos libres y, en el caso de los cascos con cubierta facial inferior movible, la misma debe ir totalmente cerrada y asegurada.
En el mundo, y muy especialmente en Latinoamérica, los motoristas son, junto con peatones y ciclistas, los habitantes más indefensos y, de hecho, suponen más de la mitad de todas las víctimas mortales. Los primeros suponen el 28% de las muertes en la región, con algunos países como República Dominicana alcanzando cifras cercanas al 70%. El uso de un casco homologado reduce el riesgo de fallecimiento en un 40% y, en un 70% aproximadamente, el de padecer lesiones graves. A la vista de estas cifras, durante la entrevista se insistió en la importancia de los esfuerzos de comunicación, difusión de buenas prácticas y concienciación que el programa radiofónico, las autoridades involucradas en la seguridad vial en el país y el equipo local de Fundación MAPFRE -dirigido por Pablo Jackson como representante de la entidad, y con Claudia Blanco al frente de Comunicación- realizan para transmitir la importancia de la seguridad y la prevención.
Trabajo integral
Preguntado por la labor de la fundación, Monclus apeló a su vocación de preservar la vida por razones éticas y humanas, ya que es “un milagro increíble, excepcional por no decir único en el universo”. “El planeta y las personas somos vulnerables. Enseñar a identificar y a prevenir riesgos es fundamental. Nuestra misión es salvar vidas”, explicó, y lo hacemos en Fundación MAPFRE “de una manera complementaria a la legislación, como ésta de obligar al uso del casco, y la fiscalización”. Otro acierto de la legislación colombiana actual, a su juicio, es precisamente que permite la utilización de cascos homologados por la legislación colombiana, la estadounidense y también la europea, permitiendo una mayor entrada de fabricantes, un abaratamiento del coste unitario y a la industria, aprender y aumentar su competitividad a nivel internacional.
“Todos los siniestros viales son prevenibles”, en opinión de Jesús Monclús, quien aludió a la campaña Objetivo Cero en defensa de la prevención como cultura. Los accidentes no son aleatorios y de ahí que las empresas, las administraciones, todas las organizaciones puedan predicar con el ejemplo, con sus políticas de transporte, sus requisitos de contratación y, en general, con la promoción de las medidas de prevención.
También es necesaria la formación en primeros auxilios y en el abrochado correcto del casco -ajustado todo lo posible a la barbilla – y la retirada de éste, en caso de colisión, exclusivamente después de que los sanitarios hayan examinado al siniestrado, salvo que éste no respire y se requieran maniobras de respiración cardiopulmonar urgente.
Educación a lo largo de la vida
Los esfuerzos para rebajar la siniestralidad deben empezar desde la infancia. La práctica de la educación vial para colegios está dando muy buenos resultados en las principales ciudades del país, como Bogotá o Medellín, no solo a través de la puesta a disposición de materiales específicos de Fundación MAPFRE para docentes y familiares, en el marco del programa escolar “La práctica de la educación vial”. También se ha habilitado un parque itinerante de seguridad vial, participado por la Policía de Bogotá, y lanzado una campaña basada en una app de realidad aumentada titulada: ¿Soy un motorista seguro? “Usemos la cabeza, usemos el casco”, debería ser el aprendizaje de base para todos aquellos niños que montan en su primera bicicleta.
Para más información sobre estas campañas contactar con Fundación MAPFRE en Colombia: