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SOSTENIBILIDAD 25.01.2021

Finanzas sostenibles: la combinación ganadora para la descarbonización

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Ethiclab

Entrevista a Francisco J. Garayoa, director de Spainsif: “No es cuestión de moda: invertir de forma no sostenible implica ya numerosos riesgos”

 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están influyendo cada vez más en la actividad financiera, dando mucho más aire a lo que se conoce como ‘finanzas sostenibles’. Ahora, los inversores se centran más en aquellas empresas que se preocupen por el medio ambiente. Principios ASG, bonos verdes, finanzas inclusivas… como consumidores, es importante que sepamos en qué consisten todos este mundo para poder exigir productos más sostenibles que nos lleven a una economía más justa, tanto con el medio ambiente como con nosotros. Hablamos con Francisco J. Garayoa, director de Spainsif, la asociación de inversión sostenible de España, para conocer todos los detalles.

¿Cómo le explicamos las finanzas sostenibles a alguien que nunca ha oído hablar de ellas?

Es invertir con criterios sostenibles, teniendo en cuenta el nivel de preocupación de las empresas por el medio ambiente, los aspectos sociales y con la buena gobernanza. Los fondos de inversión buscan aquellas que estén alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 y que tengan sus propias políticas de desarrollo medioambiental, reducción de emisiones, alternativas respetuosas con el medio ambiente, políticas de consumo interno…

También invierten en bonos verdes, la deuda pública o privada que se destina a proyectos de desarrollo verde, de transformación de las empresas u otras acciones que beneficien al medio ambiente.

¿Y quiénes son los inversores sostenibles?

GARAYOAAunque en España la mayoría son grandes inversores institucionales, podemos serlo todos los ciudadanos. Cualquier ahorrador, pequeño o mediano, puede pedir un producto sostenible, aunque es cierto que aquí los más relevantes son los planes de pensiones de empleo, las compañías aseguradoras o grandes fondos de inversión con criterios de sostenibilidad.

¿Cuándo han adquirido tanta importancia este tipo de inversiones?

 En los últimos años estas inversiones han tenido un crecimiento exponencial porque se ha comprobado que, además de generar un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad, es mucho más rentable invertir en este tipo de empresas que en otras con objetivos distintos. La sostenibilidad está ligada a un mejor retorno financiero (el porcentaje de beneficio o pérdida que provoca cada euro invertido).

Hace diez años las empresas sostenibles no tenían una representatividad muy alta. Se hablaba de invertir de forma sostenible pero no quedaba claro si era arriesgado.

Por lo que no es algo puntual, sino que se va a quedar…

Nosotros desde Spainsif estamos centrados en promover este tipo de inversiones. Hemos comprobado que en 2009 había 35 millones de activos gestionados sosteniblemente pero diez años después había subido la cifra hasta los 235.000 millones. No es una cuestión de moda: invertir de forma no sostenible es tener una penalización tremenda desde el punto de vista de riesgos y de reconocimiento social. Y eso se traduce en menos beneficio.

¿Qué criterios hay para distinguir a las empresas sostenibles?

Los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG). Se analizan indicadores basados en ellos para calificar la información financiera de las empresas y compararlas entre ellas. Hay un montón de indicadores distintos que además varían entre sectores. Por eso la Comisión Europea en el 2018 publicó dos directivas para hacer avanzar en los próximos tres años el Plan de Finanzas Sostenibles y conseguir un lenguaje en común que ayude a inversores, empresas y también a la sociedad. 

¿Es importante que la sociedad esté educada financieramente? La última encuesta de la CNMC demostró que gran parte de la población española no estaba familiarizada con conceptos financieros relativamente sencillos.

Es muy necesaria. Si no se sabe lo que es una cuenta de ahorro, una cuenta corriente o un préstamo con interés fijo no puedes valorar tus opciones. Además, si tienes unos ideales personales relacionados con la sostenibilidad -respetar el medio ambiente, reciclar, consumir lo justo…- y quieres aplicarlo, por ejemplo, a tus productos contratados en el banco, tienes que tener cierto nivel de formación para decir: “Mire, tengo una cuenta en este banco y quiero hacer un plan de ahorro… pero quiero que sea sostenible”. 

Eso llevará, entonces, a que las empresas trabajen por ofrecer productos más y más sostenibles…

La educación financiera es fundamental para que realmente exista una demanda. En Francia, por ejemplo, es altísima porque se trabaja en ella desde niños. En España nos queda mucho camino por recorrer y esa es una de las líneas de trabajo de Spainsif: hace tres años empezamos el programa Back to School en el que nuestros asociados van a los colegios donde estudiaron y les explican a los niños lo que es la inversión sostenible.

También trabajamos con escuelas financieras y universidades con clases gratuitas y en abierto impartidas por nuestros asociados y, además, tenemos una Guía de Inversión Sostenible donde explicamos todo muy desgranado para facilitarle al consumidor unas pautas de actuación.

¿Puede una mayor educación financiera ayudar a un país a afrontar crisis económicas?

Sin duda. Todo el mundo opina que un mayor nivel de educación va a permitir afrontar con mayor medida una crisis, aunque depende del tipo. Lo que sí que va a aportar es una mayor capacidad para distinguir qué soluciones son las más acertadas y en qué se puede contribuir.

Los ODS también se enfocan en erradicar la pobreza para lograr una sociedad más justa, que llevará a una economía más igualitaria. ¿Qué son las finanzas inclusivas?

Las finanzas inclusivas buscan promover la educación financiera y la inclusión en los servicios financieros a aquellos con menos recursos para que puedan salir del umbral de la pobreza. Su objetivo es invertir en proyectos que canalicen recursos para iniciativas de inclusión en países en desarrollo. Este concepto está mucho más implantado en América Latina que en España, aunque en los países desarrollados se aplica mirando por aspectos sociales como la integración de la mujer, la conciliación o las reformas laborales.

Digamos que en las finanzas inclusivas entrarían también servicios como los microseguros, que protegen a personas de bajos recursos por un precio acorde a su nivel de ingreso.

Van ligados a la inclusión financiera. Un microseguro no es un “seguro pequeño”, sino que lo que busca es cubrir iniciativas de emprendimiento para que no se vayan al traste por situaciones de riesgo fruto de su vulnerabilidad. Un artesano, por ejemplo, necesita un mínimo de cobertura para desarrollar su actividad y el microseguro, por un pequeño importe, le ayuda a proteger esa presencia financiera.

Esto, de nuevo, es más propio de América Latina que de España. Aquí están poco desarrollados, aunque sí que es verdad que hay entidades que ofrecen microcréditos para ayudar en esa inclusión.

¿Y de qué manera pueden beneficiar a la economía?

Cubrir los riesgos de esa vulnerabilidad ayuda a afianzar iniciativas de emprendimiento.

Parece que al final una mejor economía puede nacer más de la igualdad que del crecimiento empresarial a costa de muchos…

La inversión sin ningún límite y la rentabilidad rabiosa a corto plazo es difícilmente sostenible ya, tanto económicamente como medioambiental y socialmente. No obstante, aunque hemos plantado la semilla, queda mucho camino: va a haber especuladores e inversores en busca del pelotazo que les dé igual el medio ambiente, eso sin duda. Por eso no solo hay que educar y formar, sino también inculcar valores en finanzas sostenibles desde las personas hasta los estados.