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SOSTENIBILIDAD| 22.10.2024

Discapacidad y brecha salarial: cómo luchar contra la desigualdad

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El colectivo de personas con discapacidad engloba circunstancias de diverso tipo, pero hay características compartidas. Una de ellas es la brecha salarial. Este problema no solo limita el desarrollo personal, sino que tiene consecuencias a largo plazo. Por eso, las medidas para paliar la desigualdad son imprescindibles.

Las trabas a las que se enfrenta una persona con discapacidad en su día a día no se limitan a las barreras físicas, a la accesibilidad tecnológica o a la existencia de distintos prejuicios. Conectada a estos factores, existe una importante brecha en el empleo, tanto a nivel de puestos de trabajo como del salario percibido. Analizar esta diferencia es un primer paso para ponerle remedio, algo esencial si se tiene en cuenta que una de cada seis personas en el mundo vive con una discapacidad importante: 1.300 millones, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Además, la OMS advierte que la cifra está creciendo, en parte por la mayor incidencia de enfermedades no transmisibles, pero también porque vivimos más años y, con la edad, aumentan las posibilidades de desarrollar una condición limitante.

Desigualdades e implicaciones

La situación de las personas con discapacidad no es la misma que la de quienes no tienen ninguna. Desde la Comisión Europea alertan sobre varias de estas desigualdades. Por ejemplo, solo la mitad de las personas con discapacidad tienen un empleo, frente a las 3 de cada 4 personas sin discapacidad que sí trabajan. Estos son datos de la Unión Europea, donde unos 100 millones de habitantes, de 448 millones que hay en el territorio, viven con algún tipo de discapacidad.

Por países, la situación varía. En España, por ejemplo, hay 4,38 millones de personas en esta situación viviendo en hogares y 357.894 residentes en centros: unos 4,74 millones de habitantes en el país conviven con alguna discapacidad. Según el Informe 9. 10º Aniversario de Odismet, la tasa de empleo en este colectivo era del 27,8 % en 2022, frente al 68,1 % de la población sin discapacidad. Y esto varía según el tipo de condición: las personas con problemas auditivos tienen una tasa de empleo del 53 %, seguidas por aquellas con discapacidad física (33,7 %), visual (33,1 %), intelectual (23,8 %) y psicosocial (18,9 %). El mayor porcentaje de contratos estaba destinado a ocupaciones elementales, con un 43,7 %, seguido por los de servicios de restauración, personales, protección y vendedores, con el 21,7 %.

Tener menos empleo, en sectores más básicos y con condiciones más irregulares tiene una consecuencia directa: la brecha salarial. El informe de Odismet recoge las diferencias entre el salario medio bruto anual para las personas sin discapacidad, de 26.030 euros, y en el colectivo con discapacidad, de 21.544 euros. Son 4.486 euros de diferencia, un 18,8 % menos.

Y las cifras en otros países muestran escenarios similares de desigualdad. Un informe del Banco Mundial sobre inclusión en América Latina y el Caribe certifica cómo en esta región se observa la brecha salarial entre colectivos con discapacidad y sin ella: ganan entre un 6,6 y un 11,4 % menos, dependiendo del país. Cuando se añaden otros factores, como el género o la pertenencia a minorías etnorraciales, la diferencia se incrementa hasta el 22,9 %.

A esto hay que sumar el vínculo existente entre discapacidad y pobreza. En España, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social de la población con discapacidad se situaba en el 30 % de la población en 2022, frente al 22,7 % del colectivo sin discapacidad. Para el conjunto de la Unión Europea las cifras son de un 28,4 % frente al 17,8 %, respectivamente. En Argentina, por su lado, esta diferencia es del 23,7% frente al 15,3 %.

Medidas para reducir la brecha

Eliminar la brecha salarial, así como el resto de desigualdades que experimentan las personas con discapacidad, requiere de acciones combinadas entre organizaciones del tercer sector, administración pública y empresas.

En MAPFRE tenemos un compromiso pleno con la inclusión y la diversidad. Cerramos 2023 con un 3,9 % de nuestra plantilla global conformada por personas con discapacidad. De estas, un 97,6 % tienen contrato fijo y un 93,5 % están a tiempo completo, dos factores esenciales para reducir la precariedad en las condiciones laborales. Esto se corresponde con dos de los objetivos de nuestra Estrategia de Diversidad, Inclusión y Equidad: incrementar el número de personas de este colectivo en la plantilla de MAPFRE con un empleo de calidad y contribuir a mejorar sus condiciones de vida.

Además, realizamos acciones de sensibilización de forma habitual, como el programa Miradas Sin Etiquetas, que 7.621 personas de nuestra empresa llevaron a cabo en 2023. Como empresa firmante de los 10 principios de la carta de la diversidad de la Fundación Diversidad y miembro de la Red Internacional de Empresas y Discapacidad de la Organización Internacional del Trabajo, creemos en la conformación de una plantilla diversa e inclusiva, en integrar de forma transversal los valores de diversidad en todas las políticas de personal y en hacer públicos estos compromisos en toda nuestra acción.

 

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