SOSTENIBILIDAD | 12.04.2021
Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería la tercera mayor fuente de efecto invernadero
El primer informe del índice de desperdicio de alimentos de la ONU estima que tiramos a la basura 931 millones de toneladas de alimentos cada año, de los cuales casi 570 millones de toneladas se producen en los hogares. El desperdicio de alimentos está estrechamente vinculado a la crisis climática, pero además constituye una carga importante para los sistemas de gestión de residuos y provoca situaciones de inseguridad alimentaria. Para abordar este problema, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 plantea la meta de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para el año 2030.
Sabemos que de los 931 millones de toneladas de alimentos que acaban en la basura cada año:
- el 61% proviene de los hogares,
- el 26% de la industria de la alimentación
- y el 13% del comercio minorista.
En este sentido, el informe revela un dato sorprendente: el promedio mundial de alimentos desperdiciados cada año (74 kg per cápita) es similar, por distintas razones, en países de ingresos bajos, medios y altos. En otras palabras: la mayoría de los países tienen un margen importante de mejora.
Se puede hacer mucho más. Necesitamos, por ejemplo, abordar el papel del consumidor. Compremos de manera consciente, cocinemos creativamente y hagamos que desperdiciar comida sea socialmente inaceptable a la vez que nos seguimos esforzando por proporcionar dietas saludables y sostenibles para todos.
La paradoja de la comida: familias con hambre y alimentos que se tiran a la basura
Hay productos alimenticios que se descartan por razones económicas, estéticas o por la proximidad de la fecha de caducidad, pero que siguen siendo perfectamente comestibles. Busquemos un uso alternativo para que estos alimentos no acaben en la basura.
Por otro lado, la pandemia sigue haciendo estragos en las economías de todo el planeta. Solo en España, las peticiones de ayuda de familias vulnerables han aumentado un 60%, según datos de Cáritas. El Covid-19 amenaza con empujar a la pobreza a nada menos que 700.000 personas en España, según informa Intermón Oxfam.
La Fundación Altius trabaja para poner fin a esta paradoja de hambre y desperdicio alimentario, al menos en España. El programa 1 Kilo de Ayuda se propone la redistribución de alimentos a familias necesitadas, contribuyendo también a la reducción de residuos y de la contaminación.
Este proyecto es posible gracias a una amplia red solidaria, en la que se incluyen voluntarios de MAPFRE, entre empresas donantes, empresas de logística, voluntarios y equipos de gestión en la entidad social en la que se distribuye la ayuda a familias derivadas por Servicios Sociales. Gracias a este programa, la recuperación de alimentos en 2020 ha supuesto casi el 80% de los alimentos entregados a las familias.
La misión de esta fundación es transformar la vida de las personas en exclusión por la falta de empleo a través del acompañamiento integral actuando en tres áreas básicas:
- Apoyo en la cobertura de necesidades básicas de alimentación familiares.
- Formación para el empleo.
- Itinerarios de inserción laboral personalizados.
Asumimos la parte que nos toca
La transición hacía una economía circular es uno de los principales retos globales, y daría respuesta a muchos problemas asociados a la crisis climática, entre ellos el desperdicio de alimentos.
En MAPFRE, hemos creado una línea y un grupo de trabajo específicos sobre economía circular, desarrollados en el Plan de Sostenibilidad 2019 – 2021, para abordar este tema tanto desde una perspectiva interna como de negocio.
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