SOSTENIBILIDAD| 29.09.2022
Consejos para evitar el desperdicio de alimentos
Hoy conmemoramos por tercera vez el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Desgraciadamente, para gran parte de la población mundial, el desperdicio de alimentos se ha convertido en costumbre. Comprar más productos de los que necesitamos o de los que vamos a poder consumir, dejar que nuestras frutas y verduras se estropeen en nuestra cocina o servir porciones más grandes de las que podremos comernos.
Todas estas costumbres someten a nuestros recursos naturales a una mayor presión y perjudican enormemente a nuestro entorno. Cuando desperdiciamos alimentos también desperdiciamos el trabajo, el esfuerzo, la inversión y los recursos en su producción, su elaboración y su transporte. Al final, una acción más que contribuye a uno de nuestros peores enemigos, el cambio climático.
En MAPFRE contribuimos a la reducción del desperdicio de alimentos con proyectos como “Residuo cero”, con el que hemos logrado reciclar 351 toneladas de los residuos que generamos.
Cada año se desperdicia 1/3 de los alimentos producidos para el consumo humano
Centrándonos en las cifras, a escala mundial se pierden o desperdician a diario toneladas de alimentos comestibles. Cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1.300 millones de toneladas) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas deficientes. Solo entre la cosecha y el nivel minorista se pierde cerca del 14 % del total de alimentos producidos en todo el mundo. Estas pérdidas representan entre el 8 y el 10 % del total de los gases de efecto invernadero (GEI) mundiales, lo que contribuye a la inestabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías y las inundaciones. Y esto es un pez que se muerde la cola, ya que estos cambios meteorológicos impactan en el rendimiento de los cultivos, reducen su calidad nutricional, provocan perturbaciones en la cadena de suministro y ponen en peligro la seguridad alimentaria y la nutrición.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible también encontramos reflejada esta efeméride, el ODS 12 pretende cambiar el modelo actual de producción y de consumo para conseguir una gestión eficiente de los recursos naturales, poniendo en marcha procesos para evitar la pérdida de alimentos, un uso ecológico de los productos químicos y disminuir la generación de desechos. Concretamente en la meta 12.3 de este objetivo, se pide que, de aquí a 2030, se reduzca a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y que se reduzca la pérdida de alimentos en las cadenas de producción y suministro.
Con tan solo ocho años por delante para llegar a esta meta de la Agenda 2030, hoy no está de más recordar algunos consejos para evitar este desperdicio de alimentos y recalcar la urgencia de ampliar las medidas con el fin de reducirlo. Conseguir este objetivo brinda la oportunidad de obtener beneficios en la salud de millones de personas que ahora mismo no tienen acceso a una dieta saludable y al mismo tiempo, efectos inmediatos en el clima, lo que representa una transformación necesaria para garantizar unos mejores resultados en materia de nutrición y en favor del planeta en beneficio de las generaciones actuales y del futuro.
¿Cómo lo hacemos en MAPFRE?
En MAPFRE la implantación de un modelo económico circular en nuestra estrategia nos permite disminuir el uso de los recursos, reducir nuestra producción de residuos y limitar el consumo de energía. La transición hacia una economía circular es uno de los principales compromisos que asumimos y quedan recogidos en nuestro nuevo Plan de Sostenibilidad. Queremos ser referentes en economía circular por eso a principios de 2021, iniciamos el proyecto “Residuo Cero” con el objetivo de clasificar los residuos que generamos para que puedan reutilizarse o reciclarse. Este proyecto ha permitido que en un año hayamos logrado reciclar 351 toneladas y gracias a ese hito hemos sido certificados en cuatro edificios bajo la norma Residuo Cero de AENOR.
Este proyecto también ha aportado otras ventajas dirigidas a promover el reciclado y la reducción de deshechos, como, por ejemplo, reducir el desperdicio de alimentos, reutilizar 241 equipos informáticos para uso interno y donar 600 equipos informáticos que estaban fuera de uso profesional a entidades sin ánimo de lucro y colegios para alargar su vida útil. También ha permitido habilitar estaciones de reciclaje en las cafeterías de los edificios e incorporar servilletas y vasos de material biodegradable. Además, el año pasado se realizó un curso de formación al personal de las tres cafeterías de nuestra sede de Majadahonda, donde incluimos en las temáticas del curso el desperdicio de alimentos e implantamos medidas en las cafeterías para evitarlo. Nuestro compromiso es claro y queremos seguir mejorando, por ello queremos implantar y mantener este modelo en nuestros edificios de cuatro países: España, México, Brasil y Puerto Rico.
Consejos para reducir el desperdicio de alimentos
Para mostrar nuestro compromiso compartimos algunos consejos recomendados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que seguramente ya conozcas, pero que no está de más recordarlos en un día como hoy.
- Compra solo lo que necesitas
Preparar una lista de la compra y planificar nuestras comidas nos ayudará a no comprar más de lo que necesitamos, además de evitar que caigamos en compras compulsivas. No solo desperdiciaremos menos alimentos, sino que también ahorraremos dinero.
- Elige frutas y hortalizas feas
Nunca juzgues un alimento su aspecto. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas estéticas. Con las frutas y verduras maduras podemos preparar zumos, batidos o algún postre con el que deleitar a nuestra familia.
- Almacena los alimentos con sensatez
Cada vez que incorpores productos a la nevera o a la despensa procura pasar aquellos más antiguos a la parte delantera y coloca los nuevos en la parte trasera. Puedes usar contenedores herméticos para mantener frescos los alimentos en el frigorífico.
- Intenta comprender el etiquetado de los alimentos
Hay mucha diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”. Es importante comprobar siempre las etiquetas, ya que muchas veces los alimentos siguen siendo aptos para el consumo pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que la fecha de “caducidad” indica el momento en que ya no podemos consumirlo.
- Empieza por lo más pequeño
Es mejor que sirvamos porciones más pequeñas y que repitamos si sentimos que nos hemos quedado con hambre que cargar el plato con comida que no podremos acabarnos. En los restaurantes siguiendo con este consejo, podemos compartir los platos más grandes, así si nosotros no nos lo podemos acabar, alguien nos podrá ayudar.
- Dales valor a las sobras: cocina de aprovechamiento
Si por lo que sea no podemos comernos todo lo que hemos preparado, podemos congelarlo para más adelante o utilizar las sobras para aprovecharlo como ingrediente para nuestros próximos platos. Es lo que se conoce como cocina de aprovechamiento. Su origen se encuentra en los tiempos en los que la comida escaseaba y nuestros antepasados debían reutilizar todos los ingredientes y no desperdiciar nada.
- Aprovecha los alimentos desperdiciados
Un gran consejo para aprovechar los desechos de nuestra comida y evitar así el desperdicio de alimentos, es usarlos para hacer compost en lugar de tirarlos a la basura. De esta forma devolveremos los nutrientes al suelo y reduciremos nuestra propia huella de carbono.
- Apoya el consumo de productos de proximidad
Puedes hacerlo comprando productos locales o apoyando a agricultores y pequeñas empresas de la zona. De esta manera contribuimos a la lucha contra la contaminación y el cambio climático, reduciendo las distancias que recorren los vehículos que transportan estos alimentos de un lado a otro.
- Usa menos agua
Sin agua no podemos producir nuestros alimentos. Aunque es importante que los agricultores utilicen menos agua para cultivar alimentos, la reducción del desperdicio de alimentos también ahorra todos los recursos hídricos empleados en su producción. Intenta evitar el desperdicio de agua en casa: es tan fácil como arreglar una gotera cuanto antes o cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes, cada gota cuenta y estaremos contribuyendo a un uso más eficiente de los recursos.
- Mantén limpios los suelos y el agua
Algunos desperdicios domésticos son, en potencia, peligrosos y no deberían echarse a un cubo de basura general. Los productos químicos, las pilas, la pintura, los medicamentos son productos que podemos encontrar fácilmente en nuestras casas y pueden llegar a filtrarse en nuestros suelos y nuestro suministro de agua, perjudicando a los recursos naturales con los que se producen nuestros alimentos.
- Compartir es esencial
Donar los alimentos que de otro modo se desperdiciarían es un buen ejemplo de altruismo y de cuidar a nuestro entorno. Cada vez existen más formas de hacerlo, por ejemplo, existen aplicaciones con las que podemos comprar excedentes de alimentos de empresas locales para evitar que estos acaben en la basura.
La cultura del consumismo compulsivo en la que vivimos es en gran parte responsable de esta situación, que no es solo negativa para nuestra salud y nuestra economía, sino que, además, como ya hemos mencionado, contribuye al calentamiento global. Pequeños cambios en nuestras costumbres más cotidianas pueden tener un gran impacto. Pon fin a la perdida y al desperdicio de alimentos, para ti y para el planeta.
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