Compras verdes: la estrategia de las empresas del futuro

En los últimos años, debido al cambio climático, las nuevas legislaciones y las exigencias de los consumidores han impulsado al sector empresarial a buscar maneras de integrar la sostenibilidad en el centro de sus valores y objetivos. Si bien alcanzar estas metas es una tarea que involucra distintos elementos, una de las claves pasa por poner el foco en la cadena de valor. No se trata solo de reducir costos y maximizar beneficios, como inicialmente fue planteada esta herramienta, sino para alcanzar estándares en sostenibilidad. ¿Cómo? Mediante las compras verdes.

La cadena de valor es un modelo utilizado para examinar todas las actividades que intervienen en la línea de producción de un bien o servicio, desde la etapa inicial hasta el resultado final. Así, el análisis de la cadena también puede ayudar a determinar mejoras en actividades específicas —como la sostenibilidad de los procesos— dentro de las distintas líneas de negocio. Una compra verde contempla varios parámetros ambientales relacionados con una o varias de las etapas del ciclo de vida del producto.

Es decir, la compra contempla desde la extracción de la materia prima hasta su fabricación, distribución y uso e incluso su disposición final. Por lo tanto, para que una compra sea verde debe responder a unos criterios de adquisición de bienes o servicios con un impacto ambiental reducido.

Así, las compras verdes se convierten en una excelente herramienta para ayudar a las empresas a alcanzar sus objetivos medioambientales a medio y largo plazo. En ese sentido, MAPFRE, en línea con sus compromisos delimitados en el Plan Corporativo de Huella Ambiental a 2030, ha definido el desarrollo e implantación de múltiples líneas de actuación en los procesos de licitación y valoración del comportamiento ambiental de los bienes y servicios que adquiere como empresa. Este tipo de prácticas pueden brindar los siguientes beneficios:

Las compras verdes priorizan productos reciclados o reciclables por encima de productos convencionales y antepone a su vez aquellos proveedores energéticamente eficientes y comprometidos con el medio ambiente. De esta manera, este tipo de adquisiciones disminuye los residuos y prolonga la vida de otros materiales, dándoles una segunda o incluso tercera vida. Además, esta práctica no solo promueve la economía circular, sino que también hace que se tejan alianzas y se favorezcan los negocios entre empresas o agentes con los mismos estándares de compromiso ecológico.

En términos generales, las empresas que realicen contrataciones o compras verdes de bienes y servicios están eligiendo opciones con un impacto medioambiental reducido. No olvidemos que esta práctica pone en valor a los proveedores energéticamente más eficientes que trabajan con materiales reciclados o energías limpias, hacen un uso responsable del agua y tienen mayores estándares de compromiso ambiental. Por lo tanto, esto contribuye a la reducción global de la huella de carbono y de emisiones de gases de efecto invernadero de la empresa contratante en las diversas etapas de su cadena de suministro.

Finalmente, cabe resaltar que la imagen que una corporación brinda a los consumidores de sí misma es clave para su éxito y para alcanzar una mayor fidelidad de sus clientes. Ante una sociedad preocupada por el futuro del planeta, una empresa que demuestra su compromiso medioambiental con acciones, datos y transparencia genera una percepción positiva entre las personas. En esa línea, las compras verdes, además de ser una herramienta sostenible, funcionan como una buena estrategia para diferenciarse de la competencia y crear una reputación empresarial sólida que proporciona valor añadido.

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