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SEGUROS| 24.07.2024

Vivir más años cambiará nuestra manera de consumir seguros

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Los cambios demográficos modifican los patrones de consumo: una sociedad que envejece necesitará, por ejemplo, mayores servicios de salud y soluciones para el ahorro en la vejez, o una población en crecimiento requerirá el desarrollo de su parque de viviendas y vehículos. El sector asegurador puede verse impulsado por algunos de estos factores, un potencial que ha analizado MAPFRE Economics en su último informe.

Desde finales del siglo XX, se observa a nivel global una tendencia hacia una menor natalidad y mortalidad, lo que alarga la esperanza de vida y modifica, por tanto, la composición por grupos de edad de las sociedades. Esto afecta de manera más inmediata y acuciada a los países desarrollados, pero es un fenómeno que ya se da también en los países emergentes.

En todo el mundo, las dinámicas convergen al envejecimiento de la población, un proceso que tiene profundas repercusiones en la economía y en los sistemas de salud y bienestar nacionales, como muestra el informe Demografía: un análisis de su impacto en la actividad aseguradora, realizado por MAPFRE Economics.

¿Cómo está cambiando la población de nuestras sociedades?

  • Menos trabajadores, más jubilados

La proporción de personas en edad de trabajo respecto a la de personas que alcanzan la edad de jubilación está disminuyendo.

Actualmente, esta relación es de 2,6 (personas de 20 a 64 años por aquellas de 65 o más) en Europa del Sur, de 5,9 en Sudamérica, y alcanza cifras mayores de 15 en África Oriental, la región más joven en este sentido. Pero en solo 20 años, las proyecciones de la ONU ya la reducen a 1,5, 3,4 y 12,3, respectivamente. Y para final de siglo, en 2094, las previsiones la sitúan en apenas 1,2, 1,6 y 4,1 en esas mismas regiones.

  • Menos nacimientos

La población mundial avanza desde hace décadas hacia una tasa de crecimiento cero. La ONU estima que en 2024 la tasa de fertilidad (nacimientos por mujer) global es de 2,3 – principalmente por el empuje de África-, aún por encima de la cifra necesaria para el reemplazo, de 2,1. Pero las previsiones apuntan que sobre 2050 habrá alcanzado ese punto, y descenderá hasta 1,9 a final de siglo.

En la actualidad, la tasa de fertilidad es especialmente baja en el sur de Europa y en Asia Oriental, con 1,3 y 1,2 nacimientos por mujer. En prácticamente todo el mundo desarrollado esta cifra se sitúa por debajo de la tasa de reposición.

  • La esperanza de vida seguirá al alza

Los avances médicos son el principal factor que ha impulsado en las últimas décadas un importantísimo descenso de los porcentajes de mortalidad y un aumento sostenido de la longevidad. Lejos de detenerse, las previsiones muestran que esta tendencia continuará en todo el mundo en lo que resta de siglo, pese a que circunstancias como el covid ponen de relieve que estas dinámicas no están exentas de incertidumbre y situaciones como guerras o catástrofes naturales pueden alterarlas.

La esperanza de vida al llegar a los 65 años es hoy de 21 años en Europa del Sur y Occidental (hasta los 86), y de casi 18 años en América del Sur (hasta los 83). Esta irá aumentando progresivamente y, en 2094, según las proyecciones de la ONU, una persona que llegue a esa edad en Europa del Sur y occidental vivirá de media 28 años más, hasta los 93, y en Sudamérica 24 años más, hasta los 89. Fruto de esta tendencia, los países más desarrollados ya están alargando la edad de jubilación.

  • Las migraciones compensan -en parte- el descenso de la población

Aunque la mortalidad y la natalidad son los principales factores para explicar los cambios demográficos, en algunos países la migración internacional es también determinante. Hasta el año 2000, el crecimiento de los países de altos ingresos se debió al aumento natural de la población, pero en el periodo 2000-2020 la contribución de la migración ya fue mayor.

En estos casos, «la migración neta positiva puede ayudar a mitigar, aunque solo parcialmente, el declive natural de la población» por la baja natalidad, señala Manuel Aguilera, director de MAPFRE Economics. De hecho, se prevé que en las próximas décadas la inmigración será el único motor de crecimiento demográfico de los países más ricos.

¿Cómo afecta este escenario a los seguros?

Las tendencias demográficas vistas anteriormente van determinando la composición de la población por grupos de edad, que tiene una incidencia directa en variables como el parque inmobiliario, el automovilístico, el gasto sanitario, el ahorro previsional vinculado a los sistemas de pensiones, el crédito o la necesidad de protección frente al riesgo de fallecimiento y la invalidez, todas ellas muy importantes para el sector asegurador.

El estudio de MAPFRE Economics muestra que el número de viviendas está muy ligado a la evolución de la población de 25 o más años. Si la población adulta crece, lo hará también el parque inmobiliario, algo necesario para el desarrollo de los seguros relacionados con el hogar y con el crédito, como los seguros de vida asociados a este. En cambio, con una población estancada, este sector de la economía seguirá el mismo camino.

Por su parte, el número de vehículos por habitante, y en consecuencia el de seguros de auto, encuentra una mayor relación con el poder adquisitivo. Si los países logran aumentar su productividad, y por tanto su PIB per cápita, generarán una mayor demanda en este sector. Esta relación directa se da en general en todos los seguros de no vida: el PIB per cápita es el factor que explica el 62 % de la variabilidad en el gasto en estos seguros, según MAPFRE Economics.

La fortaleza de las pensiones públicas depende de la proporción de fuerza laboral frente a la de personas jubiladas. Así, «la urgencia por complementar el ahorro para la jubilación de un país o región depende de la velocidad a la que se reduzca esta ratio en los próximos años», afirma Manuel Aguilera, por «las tensiones que pueden conllevar en su cobertura pública las menores contribuciones y el mayor gasto».

En cuanto a la salud, el aumento del gasto sanitario, lejos de ser lineal, se incrementa de forma pronunciada conforme se alcanzan edades más avanzadas. Los datos también muestran que la contratación de seguros de salud está estrechamente vinculada a la renta disponible. Por ello, «a mayor proporción de personas de 65 o más años y mayor PIB per cápita, mayor será el crecimiento del gasto sanitario, lo cual favorece el desarrollo de los seguros privados de salud como complemento a la cobertura sanitaria obligatoria de un país», afirma Aguilera, director de MAPFRE Economics.

¿En qué países crecerán más los seguros?

Con todas las variables demográficas y económicas presentadas, el Servicio de Estudios de MAPFRE ha elaborado un indicador que mide el potencial de crecimiento del sector asegurador por impulso demográfico. El consiguiente ranking está liderado por China, India y Estados Unidos, por las ventajas que ofrecen países con una masa de población tan amplia, y España se sitúa en el puesto 35 de 179.

Si quieres saber más acerca de este ranking puedes leerlo aquí, y en este enlace encontrarás el informe completo.

 

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