SEGUROS| 19.11.2024
Términos aseguradores que debes conocer para no perderte
La jerga de cada mercado es única y, en el caso de los seguros, bastante amplia y a veces farragosa por la abundancia de términos técnicos. Por este motivo, desde hace tiempo las aseguradoras apostamos por un lenguaje más claro y transparente para que nuestros clientes nos entiendan mejor. A continuación, te explicamos algunos de los conceptos clave para que no te pierdas a la hora de contratar un seguro o si tienes que hacer uso de él.
Comenzamos por algo sencillo, como el término póliza, el contrato que se firma entre el cliente y la compañía aseguradora, en el que se establecen tanto los derechos como las obligaciones de ambos en lo relativo al seguro.
Se compone de dos partes: las condiciones particulares, que son aquellas específicas para cada contrato, a diferencia de las condiciones generales, que se aplican en todas las pólizas.
Es muy importante revisarlas antes de rubricar el contrato, para conocer al detalle las características del producto, los riesgos cubiertos y las exclusiones existentes.
Figuras del seguro
¿Sabes cuántas figuras distintas te puedes encontrar en un seguro? Son tres: tomador, asegurado y beneficiario. Parecen lo mismo, pero no lo son:
- El tomador es quien contrata, firma y paga la póliza. Se encarga de decidir sobre cuestiones como fijar las coberturas, renovar o no el contrato y designar a los beneficiarios.
- El asegurado es la persona a la que protege el seguro. Puede ser la misma que el tomador u otra diferente.
- Finalmente, el beneficiario es quien recibe, en casos concretos, la indemnización que se contempla en el contrato.
Por ejemplo, en una póliza de vida el tomador puede contratar el producto a nombre de otro (el asegurado) y nombrar un beneficiario distinto si fallece.
Otros conceptos útiles: prima, periodo de carencia y franquicia
La cantidad de dinero que debes abonar periódicamente a la compañía aseguradora para mantener tu póliza activa tiene nombre propio: la prima. A través de su pago, tendrás acceso a las coberturas y garantías del producto contratado. Viene determinada por la frecuencia y tipo de riesgo que se asegura, la duración del contrato firmado y las coberturas incluidas, entre otros factores; y según cuando se realice el desembolso puede ser mensual, bimestral, trimestral, semestral o anual.
También hay otros conceptos que debes tener claros, porque pueden afectar al uso de la póliza. Por ejemplo, el período de carencia. Si aparece en alguna de las coberturas, entonces ese es el plazo que debes esperar para poder acceder a ciertas prestaciones. Este concepto es habitual en el seguro de salud.
Por otro lado, cuando hablamos de franquicia nos referimos a la cantidad de dinero, previamente establecida, que corresponde pagar al asegurado en caso de percance y a partir de ahí se hace cargo la aseguradora. Cada vez es más frecuente en el seguro de autos: si se produce un siniestro, tendrás que abonar, por ejemplo, los 200 primeros euros del coste de la reparación y tu compañía asumirá el resto.
Términos que marcan la diferencia
En cuanto a la indemnización, hay otros conceptos que tienes que manejar. ¿Sabes qué es el capital o la suma asegurada? Pues ni más ni menos que la cuantía económica máxima que la persona asegurada recibe en el caso de que se hagan efectivas las garantías y coberturas de la póliza. Tenlo claro para controlar tu protección, así como los valores que se aplican cuando ocurre un percance a un bien asegurado. Los más comunes son:
- Valor venal, el que tiene un bien en el mercado en el momento de su pérdida o daño, teniendo en cuenta su antigüedad, desgaste y depreciación, es decir, su valor real en el momento del siniestro.
- Valor a nuevo, el que posee, por ejemplo, un vehículo en el instante de su venta. Se tiene en cuenta el estado, la condición y los extras disponibles.
- Valor de mercado, el precio justo y competitivo al que un producto puede ser comprado o vendido en el mercado. Representa el equilibrio entre la oferta y la demanda en un momento específico.
- Valor de reposición, similar al anterior, es el coste estimado de reemplazar un artículo asegurado por uno nuevo o comparable en caso de pérdida o daño.
Todavía hay más
A la hora de asegurar tus bienes tampoco caigas en el sobreseguro (algo asegurado por encima de su valor real) o en el infraseguro (todo lo contrario, por debajo). Ambas situaciones deben evitarse, porque en el caso de sobreseguro pagarás más de lo que te corresponde y si tienes un infraseguro, en el supuesto de producirse un siniestro percibirás una indemnización de tu aseguradora inferior a los daños que se hayan ocasionado.
Para que lo tengas aún más claro, en caso de infraseguro, se aplica la regla proporcional, de manera que la indemnización se verá reducida en la misma proporción que se haya asegurado de menos el bien.
La regla de equidad que contemplan algunos seguros es otra cosa, ya que se utiliza cuando la información facilitada en la póliza no se corresponde con el riesgo real de dicho elemento y en este caso se tiene en cuenta la prima que en realidad debería haberse pagado.
Hasta aquí solamente algunos conceptos que pueden aportar más luz al mundo asegurador. No obstante, si tienes dudas o sientes curiosidad sobre algún término relacionado con este sector, Fundación MAPFRE ofrece en su web una herramienta de consulta: el Diccionario de Seguros. Su acceso es libre y gratuito, y se actualiza de manera constante.
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