SEGURO| 15.03.2022
El seguro, pilar de financiación de la Administración e impulsor del crecimiento empresarial
Desde que una persona compra un seguro y paga por él hasta que ese dinero se utiliza para hacer frente a un siniestro de ese mismo cliente o de otro pasa mucho tiempo y, mientras tanto, el dinero no está inmovilizado en una cuenta bancaria, por ejemplo. ¿Qué hacen, entonces, las aseguradoras con el dinero que recaudan? La respuesta es muy sencilla: lo ponen a trabajar para conseguir rendimientos y, al mismo tiempo, se convierte en un engranaje del sistema económico y productivo permitiendo la financiación de Administraciones Públicas y empresas. Se pone de manifiesto así una vertiente no tan conocida del sector asegurador, pero de vital importancia para la economía.
Lógicamente estas inversiones responden a unos criterios en los que se busca obtener una rentabilidad con unos adecuados niveles de seguridad, protegiendo al cliente. El seguro se convierte así en un inversor estable, solvente y a largo plazo que impulsa el dinamismo de la economía. Esta vertiente inversora del sector asegurador es tan inherente al propio funcionamiento de esta industria como lo es el hecho de dar respuesta ante cualquier siniestro que un cliente sufra.
¿Cuál es la inversión de las aseguradoras europeas? Una cifra nada desdeñable: más de 9 billones de euros. Y ¿cuál es el principal activo en el que invierten? Sin duda alguna, la deuda, ya sea pública (de su país o de cualquier otro) o privada.
La inversión en deuda pública del seguro europeo supera los 2,5 billones de euros, siendo las aseguradoras francesas las que acaparan el mayor volumen, alrededor del 30% de esas inversiones. ¿El sector asegurador prefiere comprar deuda de sus propios países o prefiere deuda de otros países? El comportamiento es totalmente dispar. Así, por ejemplo, Estonia, Liechtenstein, Luxemburgo o Irlanda invierten en deuda pública de sus respectivos países menos del 10% del total de las inversiones que realizan en deuda soberana. A distancia de ese 90% en inversiones fuera de sus fronteras, se colocarían las aseguradoras noruegas o alemanas, países en los que alrededor del 60% de sus inversiones en deuda soberana está fuera de sus fronteras. En Francia, es un poco más de un tercio y en el caso de España, la internacionalización de sus inversiones en deuda pública se limita al 16%.
Ayuda al crecimiento empresarial
El seguro se convierte también en un mecanismo de financiación para las empresas, impulsando su desarrollo, crecimiento y en muchos casos también su internacionalización. Prácticamente las compañías aseguradoras europeas invierten lo mismo en deuda pública que en renta fija corporativa: alrededor de 2,5 billones de euros. Francia vuelve a ser el país con mayor inversión en este tipo de activos, acaparando prácticamente un tercio de todas las inversiones en renta fija corporativa que hace el sector, seguido por Alemania, con más del 20% y Reino Unido, con un porcentaje inferior, pero también cercano a esa cifra. Las compañías aseguradoras de estos tres países (Francia, Alemania y Reino Unido) acaparan prácticamente el 70% de toda la inversión en renta fija privada y esto no es casual, ya que son países en los que la importancia del seguro en su economía es más significativa. La participación de la industria española en el total de inversiones en renta fija corporativa que hace el sector europeo no llega al 3%. Islandia es el único país que no financia ningún proyecto empresarial privado fuera de sus fronteras, una situación totalmente distinta a la que se da en Irlanda, en el que más del 98% de sus inversiones en renta fija privada se destina a empresas foráneas.
Comprar renta variable es otra de las actividades en las que se centran las inversiones del seguro. Alrededor de 1,5 billones de euros de inversiones del sector asegurador está en acciones cotizadas. Las aseguradoras británicas y alemanas son dos grandes inversores en los mercados bursátiles, concentrando el 30 y el 26%, respectivamente, de las inversiones del sector en títulos de renta variable. Francia acapara el 17% del total del sector y las inversiones en estos activos de la industria aseguradora del resto de países son inferiores a dos dígitos.
La inversión global del seguro europeo en fondos de inversión sobrepasa los 3,5 billones de euros, destacando el mercado británico, ya que las aseguradoras de ese país invierten alrededor del 26% del total. Con porcentajes alrededor del 20% se sitúan Alemania y Francia. España, sin embargo, se sitúa en un puesto muy bajo, sin llegar al 1% del total de la inversión.
Estas no son las únicas inversiones que el seguro realiza. Hay otras pero que son más difíciles de comparar al no realizarse a través de mercados regulados a plataformas de negociación. Se trata, por ejemplo, de las inversiones en activos inmobiliarios. Una práctica muy común en el sector asegurador y que genera también unas importantes rentabilidades, ya que muchas de esas inversiones se destinan a edificios de oficinas para alquiler y otras para uso propio. En muchos casos, las aseguradoras europeas son propietarias de importantes edificios con un valor arquitectónico singular convirtiéndose así también en guardianes del patrimonio histórico de cada país. MAPFRE lo es también y prueba de ello son algunos de los edificios singulares con los que cuenta, algunos históricos -como dos palacetes en el Paseo de Recoletos en Madrid- u otros simbólicos -como la Torre MAPFRE en Barcelona, que se convirtió desde los Juegos Olímpicos de 1992 en un icono de la ciudad-.
En menor medida, aunque cada vez cogiendo mayor auge, se situarían las inversiones alternativas o, lógicamente, el dinero en tesorería que las compañías tienen para hacer frente a una posible operación corporativa o la entrada en un nuevo negocio o mercado… pero estos epígrafes son residuales si se compara con lo que el seguro invierte en deuda (pública o privada), renta variable y fondos de inversión.
El seguro actúa así fuera de lo que sería su propio ámbito de actividad pero convirtiéndose en un impulsor del desarrollo empresarial y sostén de la Administración Pública, comprando deuda soberana. Una vez más, la función del seguro sobrepasa fronteras y se convierte en generador de confianza para el crecimiento económico.