SEGUROS| 11.04.2025
Cómo una empresa no aseguradora puede gestionar sus riesgos: la solución, convertirse en aseguradora
Cautiva es sinónimo de prisionera o privada de libertad. Pero en el sector asegurador una cautiva tiene otro significado. Cautiva es una aseguradora creada por una gran compañía (que no es ni aseguradora ni reaseguradora) para gestionar sus propios riesgos. Funciona como una aseguradora y diseña productos a la medida de los riesgos que tiene la compañía y que conoce perfectamente al ser parte de esta. Básicamente significa que la empresa se asegura a sí misma.
El mercado asegurador no siempre está dispuesto a asumir determinados riesgos y si hay compañías que aceptan hacerlo el coste de ese tipo de coberturas es elevadísimo. Esta es una de las razones que está detrás de la constitución de una cautiva por parte de las compañías que deciden crear este tipo de empresas. Generalmente son empresas multinacionales, que se enfrentan a riesgos muy complejos y específicos y para los que las coberturas comerciales al uso no son suficientes, y con una partida destinada a seguros muy elevada.
De ahí, que probablemente la ventaja más significativa de una cautiva sea la posibilidad de diseñar productos aseguradores para su grupo de forma individualizada y específicamente para cualquiera de los riesgos a los que se enfrenta, ya sea por el mercado en el que opera o el tipo de actividad, por ejemplo.
Junto con esta ventaja está la posibilidad de modificar el programa interno de seguros de la empresa, ajustando coberturas, nuevas pólizas o límites de indemnización más elevados, por ejemplo. En definitiva, se puede adecuar a cualquier cambio, reduciendo su exposición a los vaivenes y fluctuaciones del mercado y optimizando su retención, así como los gastos inherentes a la financiación del riesgo.
Poner en marcha una cautiva no se hace de la noche a la mañana y no sólo es necesario cumplir ciertos trámites, que podrían considerarse burocráticos —como, por ejemplo, las autorizaciones administrativas— sino también hacer frente a unos requisitos financieros importantes. Durante los primeros años de la creación de la cautiva, el capital financiero comprometido para poder sufragar todos los gastos que conlleva es significativo. Y, por último, pero no menos importante, profesionales competentes y cualificados son imprescindibles para que una cautiva pueda funcionar adecuadamente. La actividad aseguradora es un ámbito empresarial muy cualificado y saber cuantificar riesgos, por ejemplo, o establecer primas y operar con programas de seguros internacionales no está al alcance de cualquiera.
Una cautiva puede gestionar todos los riesgos de la empresa o solo una parte de estos, pero desde hace décadas se ha convertido en un aliado de las principales multinacionales, que cada vez cuentan con departamentos de gerencia de riesgos más potentes, que necesitan aseguradoras «tradicionales» para asegurarse que están protegidas pase lo que pase.
Y, ¿qué función cumple una aseguradora «tradicional» en esta ecuación? Se convierte en un actor necesario para poder realizar la emisión de las pólizas en seguro directo y trasladarlas a la cautiva. Esto supone un alivio también para la cautiva, ya que no debe mantener licencias en cada país donde se realizan las operaciones.
La póliza la emite la aseguradora y se cede todo o una parte del riesgo a la cautiva. Lógicamente la aseguradora tradicional cobra por estos servicios un porcentaje sobre las primas emitidas ya que formalmente es la aseguradora la que asume la responsabilidad legal, incluso en el supuesto de que la cautiva (que se supone que comparte el riesgo) no cumpliese. En estos casos las aseguradoras incluyen cláusulas de protección para que la matriz de la cautiva participara en caso de que la cautiva no respondiera.
Por tanto, las compañías de aseguradoras ofrecen conocimiento de los mercados, capacidad y solvencia financiera y permiten a las cautivas cumplir el objetivo para el que han sido creadas. No son muchas las aseguradoras globales que trabajan con cautivas, por lo que una relación comercial a largo plazo y de confianza entre las partes es básica para este tipo de negocios.
De hecho, MAPFRE Global Risks, que está especializada en grandes riesgos, es una de las compañías que opera con cautivas siempre que participe del riesgo. Aeronáuticas, petroleras o energéticas son compañías aseguradas por MAPFRE Global Risks y son este tipo de empresas multinacionales, precisamente, las más propensas a crear una cautiva. MAPFRE Global Risks opera actualmente con más de 30 cautivas, acompañándolas en su desarrollo y para ello cuenta con un equipo específico destinado a potenciar esta línea de negocio, cuyos ingresos supusieron el año pasado alrededor de 600 millones de euros. Unas buenas estadísticas de siniestralidad, el establecimiento de unos precios adecuados, cercanía al cliente, participación en el riesgo, el conocimiento del mercado y del sector es fundamental para desarrollar este negocio y una cautiva puede llegar a tenerlo, pero no desde el primer momento. Ahí, el know how de una aseguradora convencional es su punto fuerte.
Aunque la esencia de las cautivas es la misma, se pueden distinguir diferentes tipos de cautivas en función del mercado en el que operan (es decir en seguro directo o en reaseguro) o atendiendo al lugar en el que estén radicadas. Aquí se puede distinguir entre cautivas domésticas (es decir, radicadas en el país origen de los riesgos u origen de la matriz), u offshore (cuando están localizadas fuera del país de la empresa matriz). Esta última opción es la más frecuente, ya que los costes de establecimiento son más reducidos y las gestiones para crearlas son más rápidas. También se pueden clasificar según el tamaño: baja o gran escala, en función del riesgo que estén dispuestas a retener.
Asimismo, pueden diferenciarse en función del origen de los riesgos que aceptan:
- Cautiva pura: es aquella que se encarga exclusivamente de cubrir los riesgos de la sociedad matriz o de todo el grupo empresarial al que pertenece. No asegura riesgos de ninguna sociedad diferente a las de su conglomerado empresarial.
- Cautiva mutual: diversas empresas con riesgos homogéneos crean una cautiva para cubrirlos. Así se aseguran los riesgos colectivos de los miembros de una determinada industria, es decir, los riesgos que afectan por igual a todos los miembros. Para entenderlo, pongamos un ejemplo: la cobertura de heladas a la producción de un determinado cultivo en una determinada zona. Este riesgo afecta por igual a todas las empresas que cultivan lo mismo en la misma zona, independientemente de su tamaño, de si exportan o no.
- Cautiva asociativa: Es similar a la anterior y asume los riesgos particulares de cada miembro de la asociación. Es decir, aquí, a diferencia de la anterior, sí se tienen en cuenta los riesgos individuales, sin importar que afecte sólo a un miembro de la sociedad. Se mutualiza el riesgo y sería lo más parecido a una compañía aseguradora convencional.
Estas son algunas de las clasificaciones de cautivas, pero podrían establecerse muchas más.
Una cautiva es una opción para una gran empresa o un conglomerado empresarial pero que necesita del apoyo de una aseguradora tradicional con presencia internacional y experiencia con programas de seguros para poder desarrollar su actividad. Aquí hemos descrito muy someramente su funcionamiento, pero no es tan fácil como parece. Profesionales muy cualificados, técnicas aseguradoras y actuariales y muchos años de experiencia avalan a los expertos que trabajan en este ámbito.
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