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SEGUROS| 21.07.2023

¿Cómo cubrir los riesgos de catástrofes naturales en un contexto de cambio climático?

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La mayor aseguradora de viviendas de Estados Unidos ha anuncido recientemente que deja de asegurar nuevos hogares en California ante el riesgo creciente de incendios. Es el movimiento más sonado de una tendencia que, no obstante, ya tiene precedentes en otras zonas expuestas a inundaciones, huracanes o incendios.

En un contexto de cambio climático y de un más que previsible aumento del riesgo, estas dificultades plantean el desafío de cómo puede el sector asegurador seguir protegiendo a la sociedad de manera sostenible.

¿Cuál es el impacto del cambio climático en las catástrofes naturales?

El cambio climático no es un peligro en sí, no debe confundirse con el riesgo derivado del clima”, explica Juan Satrústegui, director de Riesgos de la Naturaleza de MAPFRE RE, la unidad de reaseguro de MAPFRE. Por un lado, “el riesgo climatológico existe desde siempre, con fenómenos atmosféricos intensos que provocan grandes daños”, añade. Los vinculados al clima son una parte de los desastres naturales, como incendios, huracanes, inundaciones o sequías, aunque hay otras catástrofes que no están relacionadas, por ejemplo terremotos o volcanes.

Por su parte, el cambio climático es la alteración a largo plazo del clima por la acción humana, “que provoca entre otras cosas una variación muy importante de la frecuencia e intensidad de muchos fenómenos naturales”, los de origen atmosférico. El cambio climático, por tanto, “más que un peligro en sí mismo es un acelerador de la peligrosidad que ya existía”, afirma el directivo de MAPFRE RE.

Su impacto en la siniestralidad es difícil de medir en el corto plazo. Y es que “no hay una fórmula exacta para medir qué parte de una catástrofe ocurrida hoy es atribuible al cambio climático”, apunta Juan Satrústegui. En cualquier caso, “la tendencia es clara: el riesgo irá en aumento en muchas regiones, tanto por la mayor peligrosidad, como por el aumento de la población expuesta a los fenómenos”.

La protección de los seguros ante las catástrofes

El sector asegurador desempeña un importante papel indemnizando los daños de las catástrofes naturales, y contribuyendo a reponerse de su impacto económico a ciudadanos, empresas y poderes públicos. Pero, precisamente por su potencial destructivo y las pérdidas millonarias que pueden ocasionar, este tipo de riesgos necesitan esquemas de protección más complejos, que incluyen la colaboración público-privada o mutualización de riesgos entre compañías mediante el reaseguro.

Algunos factores que condicionan la cobertura de los desastres naturales son:

  • La frecuencia e intensidad con que se producen las catástrofes.
  • La proporción del país expuesta a grandes catástrofes. A mayor exposición, mayor es el impacto económico potencial en su economía, y también mayor concienciación ante el riesgo.
  • El grado de fortaleza financiera. Cuanto más fuerte sea la economía de un país, el sector asegurador y/o la administración pública podrán dar una mayor cobertura a los ciudadanos ante las catástrofes.
  • La política económica. El grado de intervencionismo de cada Gobierno lo hará más o menos propenso a financiar o promocionar esquemas de cobertura pública o privada.
  • La penetración del seguro. Si hay un alto grado de aseguramiento en la población, el seguro será un agente significativo en la solución total. Esto “dependerá del poder adquisitivo de cada sociedad, de su grado de percepción del riesgo y de que los esquemas de aseguramiento propongan soluciones asequibles y sostenibles para los distintos peligros naturales”, afirman desde MAPFRE RE.

En base a estas condiciones, surgen distintas realidades de cobertura del seguro frente a las catástrofes naturales.

  • Sociedades altamente desarrolladas, como Alemania, Francia o Estados Unidos, cuentan con esquemas de aseguramiento que pivotan entre la respuesta de los sistemas públicos y los de actores privados. Por ejemplo, la inundación en riesgos residenciales está cubierta por esquemas públicos en EE.UU. y Francia, pero con distinto alcance; y en Alemania la cobertura aseguradora es asumida totalmente por el sector privado.
  • En España, el Consorcio de Compensación de Seguros protege a los asegurados frente a la mayoría de eventos de esta naturaleza. Es un organismo público financiado con la aportación de un pequeño porcentaje de cada seguro contratado. Es un caso de éxito reconocido a nivel internacional, pero “esta fórmula exitosa no es fácilmente trasladable a otros países donde se producen catástrofes con más frecuencia y severidad que en España”, puntualiza Juan Satrústegui.
  • Sin embargo, en amplias zonas del mundo, algunas coincidiendo con las más vulnerables ante eventos climáticos extremos, siguen existiendo muchas carencias en la protección frente a catástrofes. En muchos países, el sector privado no tiene la capacidad de ofrecer una cobertura efectiva, y las ayudas públicas no alcanzan a paliar los efectos económicos que producen los siniestros.

Un problema que precisa de soluciones globales

En una charla bajo el título Cambio climático, inflación e internacionalización, tres desafíos de las grandes aseguradoras mundiales, el presidente de MAPFRE, Antonio Huertas, aportó su visión de este problema: “Desgraciadamente, la frecuencia que están teniendo estos eventos extremos hace que muchos territorios del mundo, sobre todo en las zonas más vulnerables de los países más pobres, no tengan cobertura”.

Esta situación, expuso el presidente de MAPFRE, “exige un acuerdo internacional que permita que se acceda a fuentes de financiación y protección de aseguramiento, consorcios público-privados en los que cada uno podamos aportar lo que sabemos hacer”.

El seguro seguirá cumpliendo un papel fundamental indemnizando los daños de las catástrofes; y trabajará a corto y largo plazo para adaptar la protección al cambio climático. A corto plazo, monitorizando el comportamiento de estos eventos para aplicar los ajustes necesarios en las coberturas y continuar protegiendo a la sociedad bajo un esquema sostenible. A más largo plazo, y para comprender cómo el cambio climático afectará a los peligros de la naturaleza, tratará de identificar nuevas oportunidades y de estimar su impacto en los riesgos físicos y de transición.

 

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