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SEGUROS| 03.04.2025

El coaseguro: las aseguradoras aúnan esfuerzos para llegar más lejos

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Existe un mecanismo por el cual varias aseguradoras se unen para proteger un mismo riesgo: el coaseguro. Esta práctica es un ejemplo más de cómo el seguro llega más lejos a través de la colaboración, ya que permite ofrecer cobertura a incidentes tan graves como un accidente de avión, el incendio de una nave industrial o la rotura de una infraestructura en construcción. Al mismo tiempo, optimiza la resiliencia financiera de las compañías de seguros involucradas y fortalece la estabilidad del mercado asegurador, al reducir el impacto económico de las pérdidas en una única compañía. En pocas palabras, el coaseguro es una estrategia que beneficia a todos.

Sabemos que cubrir el riesgo es la razón de ser del seguro. Ahora bien, en ocasiones las amenazas son tan grandes que una sola compañía no puede asumirlas y, en este caso, existe la opción del coaseguro. La fórmula es sencilla: dos o más aseguradoras acuerdan compartir un riesgo, por lo general de gran envergadura, repartiendo también la prima del seguro. Si ocurre un siniestro, cada una de ellas abonará al asegurado la parte que le corresponda en función del porcentaje asumido.

Existen diferentes clases de coaseguro, pero la modalidad más habitual es la denominada de «póliza única», donde existe una aseguradora, la abridora, que es la encargada de negociar las condiciones del contrato en nombre del resto de participantes. Otra opción es que cada coasegurador emita su propia póliza, garantizando en ella su compromiso individual en el riesgo.

Orígenes y desarrollo

Realmente, esta práctica no es nada nuevo. El coaseguro es un concepto fundamental dentro de la industria de seguros desde sus orígenes. Encontramos las primeras formas de este mecanismo en los primeros seguros marítimos, donde para proteger una travesía o la carga, la cobertura empezó a distribuirse por el impacto de un posible siniestro.

Su desarrollo en el mundo está ligado a la evolución de los propios mercados aseguradores y a la necesidad de gestionar los riesgos de manera eficiente, sobre todo a medida que estos se vuelven más complejos y significativos. Por eso, es crucial en coberturas para negocios o industrias con grandes amenazas, tanto por el tamaño de los activos como la magnitud de las posibles pérdidas. Es el caso de seguros de construcción de infraestructuras a gran escala, como autopistas, puentes, o plantas industriales; de pólizas de responsabilidad civil y de vida para empresas con elevadas exposiciones a demandas. También es habitual en el negocio del transporte, para compartir los daños, pérdidas o robos en tránsito, o para cubrir riesgos de plantas de energía, refinerías, instalaciones petroleras y minas, entre otros ejemplos.

Beneficios del coaseguro

Como hemos visto, esta práctica optimiza la resiliencia financiera de las aseguradoras al participar en determinadas coberturas en proporciones técnicamente aconsejables y fortalece la estabilidad del mercado de seguros en su conjunto al reducir el impacto de las pérdidas en una sola entidad.

Al compartir el riesgo, las compañías de seguros no se ven afectadas de forma desproporcionada por un siniestro, minimizando su exposición financiera y, de paso, pueden participar en oportunidades de negocio mayores sin comprometer su solvencia.

Para el propio sector, el coaseguro, más allá de ser una estrategia de distribución de riesgos, refleja la capacidad de cooperación fundamental en esta industria. Mientras, a los asegurados también les aporta grandes beneficios, ya que pueden acceder a coberturas más amplias y en mejores condiciones económicas.

Tendencias del coaseguro

A nivel mundial, el coaseguro evoluciona para dar respuesta a las nuevas amenazas globales y los avances tecnológicos. Las aseguradoras utilizan esta práctica no solamente como una herramienta tradicional de diversificación del riesgo, sino también como un mecanismo para adaptarse a un entorno en constante cambio.

El aumento de los ciberataques ha impulsado la demanda de ciberseguros y el coaseguro está desempeñando un papel clave en este ámbito, dado que estos riesgos pueden dar lugar a pérdidas masivas. Igualmente, la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial y el análisis de datos está comenzando a transformar la forma en que las aseguradoras evalúan y gestionan los riesgos en los acuerdos de coaseguro.

Esta práctica también está adquiriendo un papel cada vez más destacado en la gerencia de riesgos climáticos y desastres naturales, así como en los denominados seguros paramétricos —que aseguran indemnizaciones basadas en parámetros predefinidos—, donde el coaseguro cuenta con gran protagonismo.

También son cada vez más frecuentes los pools de aseguradoras en coaseguro combinados con reaseguro.

Conclusión

En resumen, la distribución de riesgos entre entidades aseguradoras ha sido y será clave en el futuro. Es un ejemplo más de cómo, mediante la colaboración, el seguro llega más lejos.

En un entorno donde los riesgos son cada vez más dispares y complejos, el coaseguro emerge como la solución para que las compañías de seguros afronten los desafíos con mayor eficiencia.

A medida que progresamos, está práctica continuará integrando innovaciones tecnológicas y adaptándose a las nuevas dinámicas del mercado global. Las proyecciones apuntan hacia un uso superior del coaseguro en riesgos cibernéticos, climáticos y catastróficos, y seguirá teniendo una gran presencia en corporaciones sujetas a enormes amenazas.

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