SEGUROS| 11.10.2022
Mil seiscientos ciberataques por segundo en Latam
El ciberseguro, aunque emergente, un aliado estratégico para hacer frente a este peligro. Cada segundo se producen sólo en América Latina y el Caribe alrededor de 1.600 ciberataques a empresas, según una proyección de los datos recogidos en diferentes informes de Fortinet y Kaspersky analizando este tipo de delitos en esta región. ¡Cada segundo! Sin descansar, sin dormir, los ciberdelincuentes no paran ni un minuto.
El coste de estos delitos, que se han incrementado significativamente en los últimos años, crece y crece. Las medidas de seguridad también se incrementan y cualquier mecanismo para hacer frente a esta, ya no tan nueva, forma de delincuencia nunca es excesiva.
El estallido de la pandemia, con el consiguiente aumento del teletrabajo y las conexiones en remoto, llevaron consigo un incremento muy considerable de los ataques cibernéticos, lo que puede tener unas consecuencias muy importantes en una economía en la que las pymes representan el 99,5% del total de las compañías de este subcontinente, lo que pone de manifiesto la importancia de proteger los activos de estas empresas ante posibles ciberataques. Además, su peso en el mercado laboral es impresionante. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que dan trabajo a alrededor del 60% de la población empleada y representan el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) del área.
El comercio eléctrónico será la palanca de crecimiento de las pymes de Centroamérica, según un informe del Centro Regional de Promoción de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (CENPROMYPE), que estima que más de la mitad de estas empresas consideran que el aumento de su negocio digital será “muy importante” o “extremadamente importante”. Proteger este tipo de empresas es vital para el desarrollo de las economías de esta parte del planeta. Las consecuencias extremas de un ciberataque significarían la desaparición de este tejido industrial y arrastrarían a la economía de la zona.
Lógicamente los países con mayor tasa de ciberataques son aquellos en los que la economía es más potente. Brasil, prácticamente acapara la mitad de estos delitos de la región, seguido por México, con una tasa cercana al 23%. Colombia o Perú, con un 8 y casi un 6%, respectivamente, son los siguientes países con mayor número de ciberdelitos, según un estudio de Vecdis, en base a datos de Kaspersky.
La prevención es la primera medida para evitar este tipo de ataques, aunque es revelador que, sólo el 15% de las empresas latinoamericanas tienen implementadas medidas de seguridad en los dispositivos móviles de sus empleados y precisamente es por aquí por donde pueden llevarse a cabo un gran número de ciberataques.
Nadie está a salvo de un ciberataque de este tipo y por muy insignificante que sea las consecuencias pueden ser inmensas. Una pequeña pyme, como una ferretería, por ejemplo, puede ser la puerta de entrada por la que se cuelan los ciberdelincuentes a través de un archivo infectado y puede acabar afectando a sus proveedores, inutilizando los sistemas de pedidos o alterándolos, con lo cual el efecto dominó se consigue en apenas unos minutos, afectando no sólo a un negocio concreto sino a toda una cadena de industrias.
La ciberseguridad se ha convertido en una prioridad en las inversiones de las compañías, que saben perfectamente que es uno de los gastos mejor empleados. Aquí el dicho de “más vale prevenir que curar” tiene todo su sentido. La prevención es el mejor aliado frente a los ciberdelincuentes…. Aunque éstos también invierten, y mucho en técnicas cada vez más sofisticadas con fines delictivos.
El coste de la ciberdelincuencia es inmensamente elevado… pero muy difícil de calcular. Existen informes que hablan de un coste superior al billón de dólares para la economía global en el año 2020 y hay otros que esperan que ese coste en 2025, sólo cinco años después, se eleve a 10 billones de dólares. Independientemente del ritmo de crecimiento está claro que las inversiones en seguridad aumentarán a tasas importantes pero que esto no será suficiente para contener los ciberataques.
De hecho, en sólo un año, desde 2019 a 2020, se incrementó la inversión de forma considerable. Kaspersky estima que ha pasado de representar el 22% del presupuesto total de TI de las pymes de Latam al 30% y eso pese a que prácticamente la mitad de las empresas reconocen tener dificultades para abordar inversiones que les permitan mejorar su ciberseguridad, más en unos momentos de crisis como los que estamos viviendo, tras una pandemia en la que las pymes han sido las más penalizadas. No obstante, según Analysys Mason, el gasto en ciberseguridad de las pymes latinoamericanas alcanzará los 6.300 millones de dólares en 2025, una cifra lejos de lo que destinarán las pymes norteamericanas, que se estima en más de 27.200 millones de dólares, pero que prácticamente duplica el gasto de las pymes de Europa central y oriental.
El seguro es un buen mecanismo para ayudar a las empresas a protegerse frente a estas situaciones. Lo ha sido siempre y se ha ido adaptando a las nuevas realidades y cambios que ha experimentado el mundo. Ahora es un riesgo nuevo, pero creciente, y el seguro ya ha diseñado formas para protegerse. Coberturas para hacer frente a las pérdidas derivadas de la paralización de un negocio por un ciberataque o por las reclamaciones de terceros, así como los gastos derivados de la gestión de este tipo de incidentes, asistencia jurídica, etc… son servicios que se van incorporando a este tipo de seguros.
Es un mercado incipiente, sobre todo en Latam, donde la penetración del seguro todavía es baja (el 3% respecto al PIB en 2021, según los últimos datos de MAPFRE Economics), sobre todo si se compara con el mercado europeo y norteamericano. No obstante, es precisamente en economías en desarrollo donde la labor de protección del seguro es, si cabe, más importante. Los ciberdelitos pueden considerarse todavía riesgos relativamente jóvenes y en constante y rápida evolución, con poco historial estadístico todavía. Lo que está claro es que el ciberseguro empieza a tenerse en cuenta, y mucho, como un mecanismo de protección para hacer frente a estas nuevas amenazas, que no van a desaparecer.
La legislación de cada país, las peculiaridades de los negocios hacen que la evolución de los ciberseguros todavía sea muy lenta en este continente y aunque poco a poco se van incorporando nuevas coberturas, como ha ocurrido con cualquier riesgo novedoso, al que el seguro ha ido dando respuesta siempre. Se trata de un mercado con un alto potencial. De hecho, es uno de los riesgos que más crece y también que más cambia, ya que los ciberdelincuentes tampoco escatiman esfuerzos.
Los ciberseguros es un mercado todavía muy pequeño si se compara con el volumen total del negocio asegurador. Mueve alrededor de 8.000 millones de euros, pero el crecimiento que está teniendo y que tendrá en el futuro es espectacular… De hecho, se prevé que en tres años se triplique… y a partir de ahí, seguro que seguirá creciendo. ¿Cuánto lo hará en cada región? Depende de muchos factores: el desarrollo económico, la incidencia de la crisis económica actual… pero lo que está claro es que es un segmento en auge y que su crecimiento beneficiará a todos, no sólo a la industria aseguradora sino también a las empresas que lo contraten y a la sociedad, en general.
Pero, ¿serán las empresas o el sector asegurador capaces de afrontar por si solos este reto? Es muy difícil que así sea, ya que se trata de un riesgo potencial de tal dimensión que es imposible que una aseguradora o un pool de compañías asuman este riesgo. Es necesario, como ha defendido recientemente el presidente de MAPFRE, Antonio Huertas, crear fórmulas de colaboración público-privadas, donde los Estados se impliquen. “El riesgo cibernético es actualmente una de las grandes amenazas para nuestra sociedad. Nos enfrentamos a un escenario de riesgo global, frente al que ninguna institución, organismo, empresa o gobierno puede considerarse a salvo”, aseveró Antonio Huertas recientemente.
Este tipo de colaboración llevará su tiempo, pero empezar por crear una legislación trasnacional que proteja, tanto a las empresas como a los ciudadanos, puede ser el primer paso para luchar contra la ciberdelincuencia.
Sólo en el tiempo que has tardado en leer este artículo se habrán producido, en Latinoamérica, casi medio millón de cibearataques.
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