SALUD| 01.04.2022
¿Qué es la ecoansiedad y cómo combatirla?
El cambio climático es la peor amenaza que afrontamos como sociedad y pone en riesgo el futuro de nuestro planeta tal como lo conocemos hasta ahora. Esta circunstancia y el aumento de las noticias que vemos a diario en los medios incrementan los impactos psicológicos negativos en algunas personas, un fenómeno conocido como ecoansiedad.
En la última década, los psicólogos han constatado que cada vez hay más personas que padecen esta nueva afección vinculada a la crisis del clima. Las personas que sufren ansiedad climática viven con la preocupación de que, si no actuamos urgentemente, no podremos hacer frente a los efectos del cambio climático, que cada vez son más evidentes. A continuación, repasamos qué es la ecoansiedad, cómo nos afecta y qué podemos hacer para sentirnos mejor y al mismo tiempo cuidar del planeta.
La angustia por salvar el planeta se llama ecoansiedad
La ecoansiedad es una nueva forma de afección de la salud mental que se genera a causa de la preocupación por el futuro incierto al que nos enfrentamos.
La Asociación Americana de Psicología (APA) describe esta afección como “el temor crónico a un cataclismo ambiental y el estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático y por la preocupación ante el futuro propio y el de las futuras generaciones”.
Por ahora no está considerada una patología, pero los expertos alertan de que la preocupación elevada por la emergencia climática que vivimos sí puede derivar en trastornos psicológicos y secuelas en algunas personas, lo que requiere estar atento a su evolución.
Este sentimiento de temor y ansiedad se incrementa cuando leemos en algunos medios noticias sobre el calentamiento global o cuando vemos imágenes devastadoras consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como el aumento de la temperatura que está provocando el deshielo del Ártico.
¿Cómo nos afecta la ansiedad climática?
Es cierto que, hasta ahora, la comunidad científica ha estado más centrada en analizar los efectos de las acciones humanas en el medio ambiente y cómo estas consecuencias repercuten en nuestra salud física, por ejemplo, debido a la contaminación o a la escasez de alimentos, entre otros problemas. Pero a esto ahora se suma este nuevo paradigma en el que cada vez se analizan y debaten más los efectos del cambio climático en nuestra salud mental.
La población más joven es la más afectada por la ansiedad climática es , precisamente los que tienen más futuro por delante y que ven con sus propios ojos las consecuencias de aquello que han hecho las generaciones anteriores. Según el resultado de un estudio reciente de la plataforma Avaaz, en el que han participado investigadores de seis universidades del mundo, revela que el 75 % de los encuestados, es decir, más de 7 de cada 10 jóvenes de entre 16 y 25 años, sienten que su futuro es aterrador, un porcentaje que se eleva al 81 % en los jóvenes encuestados en Portugal y al 92 % en Filipinas. Además, el 65 % piensan que los gobiernos no están haciendo lo suficiente para evitar una catástrofe climática; y el 39 % dudan de si tener hijos o no a raíz de la emergencia global a la que nos enfrentamos.
Según este mismo estudio, casi la mitad de los jóvenes encuestados a nivel mundial, el 45 %, asegura que la ansiedad relacionada con el cambio climático está afectando a su vida cotidiana: la forma en la que juegan, comen, estudian y duermen.
Si tenemos en cuenta los resultados de estos estudios podemos confirmar que la preocupación existe. Pero hay formas de hacer frente a esa ansiedad generada por la crisis climática que vivimos en la actualidad y, yendo un paso más allá, ser capaces de actuar aportando acciones para que el futuro del planeta y el de las próximas generaciones mejore.
¿Cómo hacer frente a la ecoansiedad?
“Conviértete en el cambio que quieres para el planeta”, repiten una y otra vez las consignas de la lucha medioambiental. Pero ¿cómo pasamos a la acción? Para calmar la sensación producida por la ansiedad climática lo mejor es sentirnos útiles y ser conscientes de la situación.
Una de las claves es aprender a vivir de manera más sostenible, optando por consumos más responsables y locales, respaldando marcas sostenibles, reduciendo el uso de plásticos de un solo uso, etc. En definitiva, la acción se basa en apoyar el desarrollo sostenible y ser ejemplo de ello.
Compartiendo los cambios individuales conseguiremos cambios colectivos, los pequeños cambios que pueden marcar la diferencia en el medio ambiente, pero también en la salud mental.
Entender mejor el momento en que vivimos en todas sus facetas, incluida la que tiene que ver con los efectos del cambio climático, cómo este nos afecta y qué podemos hacer al respecto, es otra de las claves para combatir la ecoansiedad. La comunidad científica lo tiene claro: aún estamos a tiempo de revertir sus efectos, pero para ello es esencial el compromiso con los objetivos de la Agenda 2030 y la actuación desde nuestra posición personal y local.
Desde la APA, la Asociación Americana de Psicología, marcan también algunas pautas para combatir este malestar, como confiar en la aptitud de resiliencia personal (es decir tener la capacidad de adaptarnos a la adversidad y ser positivos sobre la capacidad de superación), fomentar el optimismo, buscar ayuda y encontrar un propósito… Un ejemplo de esto último puede ser la unión a la causa a través del activismo, lo que se vería como una solución para controlar la angustia y encontrar sosiego con el respaldo en la comunidad.
Compartir las preocupaciones con nuestro círculo cercano y sentirnos apoyados puede mejorar la motivación y la capacidad de actuación. La crisis climática no se puede resolver de manera individual, las afecciones mentales, tampoco.
Si a pesar de tomar conciencia de la problemática y buscar alguna de las soluciones anteriores, los síntomas siguen impidiendo desarrollar nuestra vida con normalidad, lo más importante es acudir a un especialista.
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