SALUD| 14.11.2022
Medicsen, el primer parche sin agujas para diabéticos, ganador de la 4º edición de los Premios a la Innovación Social
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 425 millones de adultos padecían esta enfermedad en 2017, frente a los 108 millones de 1980. Hablamos de la diabetes, una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce.
El número de personas afectadas por la diabetes en el mundo desde 1980 casi se ha cuadruplicado. Este preocupante crecimiento también es extrapolable a América Latina, donde los datos hablan por sí solos: la diabetes es la cuarta causa de muerte en la región.
Y aunque el número de personas afectadas ha aumentado, en el periodo 2000-2019, la probabilidad de morir entre los 30 y los 70 años de edad por alguna de las cuatro principales enfermedades no transmisibles (enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes) se redujo en un 22 % a escala mundial.
En abril de 2021, la OMS puso en marcha el Pacto Mundial contra la Diabetes, una iniciativa destinada a lograr mejoras sostenidas en la prevención y atención de la diabetes, especialmente procurando apoyar a los países de renta baja y de renta mediana. El Pacto promueve que todas las personas a las que se diagnostique esta afección tengan acceso a servicios de atención y tratamiento equitativos, integrales, asequibles y de calidad.
Cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes. “Educar para proteger el futuro” es el lema elegido para este año 2022. Y es que la educación en diabetes también forma parte del tratamiento de esta patología y, por tanto, es un derecho que debe garantizarse a los pacientes, a través de un sistema sanitario centrado en la cronicidad y de profesionales sanitarios formados específicamente en diabetes.
Con motivo de esta efeméride, hablamos con Eduardo Jorgensen, CEO de Medicsen, que, aunque había enfocado su futuro a la neurocirugía, dio un giro a su trayectoria hace unos años cuando conoció a una niña que estaba cansada de pincharse todos los días por culpa de esta enfermedad y decidió volcarse en la búsqueda de un nuevo tratamiento para la diabetes. Con su innovador proyecto fue premiado en la 4ª edición de los Premios a la Innovación Social de Fundación MAPFRE en la categoría de e-health. En esta entrevista nos explica cómo surgió la idea de Medicsen y cómo este proyecto mejora la calidad de vida de las personas con diabetes.
Eduardo, ¿cómo surge la idea de “Medicsen”?
Estudié medicina e iba camino de convertirme en neurocirujano. Pero un día como estudiante, en una consulta, una paciente con diabetes que era una niña pequeña me dijo que no quería seguir pinchándose nunca más porque sus amigas se reían de ella y no podía llevar una vida normal. Eso me dejo tan sorprendido que decidí abandonar la vida clínica y montar un proyecto para solucionar esos problemas que tenían los pacientes con diabetes y que había descubierto a través de esa niña.
Tuvisteis que replantear el proyecto en cuanto a la tecnología que usaba, ¿correcto? ¿Nos podéis explicar cómo ha sido todo el proceso?
Sí, en un principio el objetivo que teníamos era desarrollar un páncreas artificial, no invasivo, e intentar encontrar sistemas terapéuticos transdérmicos, así que empezamos pensando en el láser.
Estuvimos un año trabajando en torno al diseño del dispositivo con un láser, pero un año después tuvimos una reunión con un grupo experto en láser y nos dijeron que se necesitaba un láser del tamaño de un motor de moto para poder hacer lo que queríamos hacer. Claro, en ese momento nosotros buscábamos un dispositivo portátil, así que una opción con ese tamaño era inviable, por lo que nos pusimos a investigar alternativas y acabamos encontrando los ultrasonidos, que es la tecnología con la que hemos estado trabajando hasta el día de hoy.
¿Cómo mejora “Medicsen” la calidad de vida de las personas con diabetes?
Hay varios puntos en los que Medicsen mejora la calidad de vida de estos pacientes. El primero es que las personas con diabetes tienen que inyectarse aproximadamente tres veces al día. Esto implica más de mil pinchazos al año, pinchazos dolorosos que dejan marcas y cicatrices y pueden producir efectos adversos como hematomas o infecciones. Todo esto se elimina con nuestra solución ya que no tienen ningún tipo de agujas. Esto implica toda una mejora de la calidad de vida, en el sentido de que ya no te tienes que estar generando dolor a ti mismo varias veces al día.
Además, se disminuye la sensación de enfermedad porque al final si tienes que inyectarte o llevar un catéter introducido en el cuerpo 24 horas al día que no te puedes desconectar, pues te sientes mucho más enfermo que si tienes un parche que te quitas y te pones.
También confiamos en que, gracias a esta mejora de la calidad de vida, aumente la adherencia al tratamiento y los pacientes lo sigan correctamente, lo que revertirá en una mejora en los resultados del tratamiento de la enfermedad y una ganancia en años de vida, porque los pacientes con diabetes tienen una esperanza de vida 10 años menor que la media de la población. Por supuesto, esto implica también un ahorro de costes a todo el sistema sanitario.
El lema del Día Mundial de la Diabetes de este año es “Educar para proteger el futuro”. ¿Cómo crees que se puede mejorar la educación de las personas que viven con esta enfermedad? ¿Cómo puede Medicsen ayudar a hacer realidad ese futuro en el que los usuarios estén más protegidos?
Bueno, yo creo que hay dos puntos principales. En el caso de España tenemos bastantes herramientas públicas de educación, pero siempre está bien que haya más, que no tenga que ser necesariamente la enfermera o el endocrinólogo los que estén explicando a los pacientes lo que tienen que hacer, sino que haya una figura clave del educador diabetólogo, que esté mucho más accesible a todos los pacientes. No solo en momentos puntuales, sino, por ejemplo, que exista un acompañamiento más cercano cuando te acaban de diagnosticar. Hay otros momentos a lo largo del ciclo de vida como paciente con diabetes en los que baja la voluntad del paciente de seguir haciendo ese esfuerzo y ahí es probablemente necesario que haya cierta interacción para evitarlo.
De hecho, hace poco, un miembro del equipo nos contaba que en su pueblo acababa de fallecer una persona con diabetes que había dejado de pincharse porque no le merecía la pena. Que un paciente deje de pincharse te puede llevar a eventos tan graves como un coma cetoacidótico que te acabe llevando a la muerte en un momento.
Entonces, podemos decir que en Medicsen tenemos dos perspectivas. Por un lado, mejorar el tratamiento, que por supuesto es donde estamos apuntando nosotros. Pero también hay otra perspectiva que es la de mejorar la información de la que dispone el paciente y así reducir la carga psicosocial que tienen. Aunque nos centramos muchísimo en el tratamiento, en Medicsen también hemos tenido apps, como Suggin, con la que queremos complementar la administración de insulina, ofreciendo información al paciente, haciendo una predicción de cómo van a ser sus niveles futuros de glucosa y tratando de integrarlo con el resto de las mediciones de sensores que hay en su día a día. En base a eso, esta app ofrece una experiencia personalizada donde se puede, incluso, motivar a seguir cumpliendo objetivos de tratamiento.
¿Cómo funciona vuestro smartpatch?
El dispositivo tiene dos partes. Una es el cuerpo del parche, donde tiene la parte electrónica como la batería o el generador de ultrasonidos, que son los componentes duraderos que tienen que aguantar alrededor de tres años. La segunda parte es un componente desechable, con el cartucho de la insulina y el adhesivo para pegarlo a la piel.
El usuario inyectaría la insulina en el parche con cada uno de estos cartuchos del dispositivo en lugar de hacerlo en su cuerpo y luego lo colocaría en su piel, lo activaría y este dispositivo comenzaría a emitir ultrasonidos, completamente inocuos para el ser humano, hacia la piel, para aumentar el tamaño de los poros de forma natural, pero transitoria mientras estén activados estos ultrasonidos. La insulina es presionada para que atraviese ese poro y llegue hasta el tejido subcutáneo, se absorba y el paciente la reciba en su torrente sanguíneo y haga el efecto que tiene que realizar.
Una vez el paciente ha terminado la administración, se lo puede quitar y lo puede desechar. De hecho, confiamos en que esta parte pueda ser reciclable o al menos, reutilizable para futuros cartuchos u otras aplicaciones potenciales, para que no simplemente se tire a la basura y así evitemos tantos residuos. Otro de los beneficios que tiene es que no es biológicamente activo, con lo cual no es peligroso ni para el paciente ni para sus cuidadores y se puede tirar a la papelera de reciclaje normal y corriente.
¿Cuáles son las principales ventajas respecto a los dispositivos actuales de administración de insulina?
Lo principal es que si tú tienes que pincharte o que dejarte un tubo conectado al cuerpo 24 horas al día disminuye tu voluntad de hacerlo. Si tú te tienes que poner un parche que no te duele y que realmente no te hace ningún tipo de mal, no solo tienes menos rechazo a llevarlo a cabo, sino que, además, como decía antes, te sientes menos enfermo.
Nosotros vemos sus beneficios para el paciente: es indoloro, portátil, discreto, disminuye la sensación de enfermedad y, sobre todo, hace que probablemente aumente la adherencia y mejore los resultados del tratamiento. Y esto para el sistema público de salud implica que se reducen los costes, porque, de hecho, un paciente mal controlado cuesta hasta un 20 % más que el paciente bien controlado.
También se reduce el riesgo para el personal sanitario en la utilización de agujas con las que luego pueden pincharse y generan hasta 2.000 accidentes diarios y 3.000 millones de euros de coste anual en la gestión de los mismos. Y, por último, también es beneficioso para la industria farmacéutica, porque es posible diferenciar sus aplicaciones tratamientos ya que este dispositivo de administración no solo sirve para insulina sino para múltiples fármacos con los que puedan impactar en distintas patologías.
¿Por qué decidisteis presentar el proyecto a los Premios a la Innovación Social de Fundación MAPFRE?
Fue una motivación doble. En primer lugar, porque son unos premios que tienen muchísimo impacto y repercusión y, en segundo lugar, porque ofrecían una dotación económica que nos puede ayudar y que siempre es necesario en las etapas iniciales. Sobre todo, en nuestro caso, que nuestro trabajo se basa en la investigación, nos viene muy bien todo este apoyo.
¿Qué ha supuesto para vosotros ganar estos premios?
El principal valor siempre para una empresa de nuestra categoría es la perspectiva económica, pero complementariamente a eso nosotros conseguimos una difusión extrema. Probablemente la mayor difusión que hemos obtenido con ningún premio porque salimos en prácticamente todos los medios de comunicación de España, desde periódicos hasta radios. Todo eso ayudó a aumentar la perspectiva que se tenía de la compañía y posicionarla en la mente de posibles inversores, pacientes y socios y desde ahí poder construir distintas oportunidades.
¿Qué planes de futuro tenéis? ¿Tenéis algún otro proyecto en mente?
En Medicsen nos gustaría poder acabar convirtiéndonos en el Apple de los dispositivos médicos, una empresa que hace tecnología y que es capaz de mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades crónicas, al hacerla más fácil, más accesible, más usable.
Ahora mismo estamos muy focalizados en desarrollar este parche en primer lugar para insulina, porque está en el ADN de la compañía, pero nuestros siguientes pasos son poder adaptarlo a un montón de fármacos diferentes o a otras patologías que se beneficiarían de eliminar pinchazos en el día a día, como puede ser en tratamiento con heparina o en enfermedades autoinmunes como la enfermedad inflamatoria intestinal o la esclerosis múltiple.
Al final el objetivo es llegar a tratar más patologías con el parche.
Nosotros queremos llegar al mercado con insulina antes de ponernos a validar en otros fármacos y patologías, pero para ello ahora estamos llevando a cabo estudios en animales, justo este mes. Con esos resultados positivos esperamos empezar una ronda de financiación de 4 millones de euros en el primer trimestre de 2023. A partir de ahí, llevaríamos a cabo los estudios en humanos para poder poner el dispositivo en el mercado en algún momento de 2024.
Desde MAPFRE apoyamos proyectos como este a través de nuestros Premios a la Innovación Social de Fundación MAPFRE, con los que los innovadores sociales, con sus proyectos, contribuyen a satisfacer las necesidades y demandas sociales de los ciudadanos. Además, sumamos esfuerzos en este día mundial, que representa la mayor campaña de sensibilización sobre diabetes del mundo y alcanza una audiencia global de millones de personas. Con la campaña llamamos la atención hacia los problemas que comporta la diabetes y le damos visibilidad. Esta efeméride supone un paso más para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 de la Agenda 2030, que reclama garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
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