SOSTENIBILIDAD| 11.06.2021
“Ejercer la medicina te da un baño de realidad permanente”
Mar Córdoba, responsable de Cirugía Torácica y Trasplante de Pulmón del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda, es en este momento una de las pocas mujeres que lideran un servicio quirúrgico en España. “Tradicionalmente ha habido pocas cirujanas, por lo que llegar a puestos de responsabilidad lleva tiempo”. Recalca, sin embargo, que la medicina -además de apasionante- es eminentemente femenina y que, en su disciplina, la exigencia y la formación son constantes ineludibles. Está orgullosa de todo lo que ha hecho a lo largo de su carrera, sobre todo “de poder tratar a diario con personas”. Le hubiera gustado también aprender a tocar el piano o a pintar, donde habría podido emplear la misma sensibilidad y destreza con la que dirige a su equipo, opera y coordina el proceso de trasplantes.
¿Hay alguna cualidad femenina para la cirugía?
No. Las mujeres y los hombres en cuanto a educación, aptitudes y profesionalidad somos iguales. No creo que aportemos ni más, ni menos. Cuando hablamos de brecha en profesiones STEM, científicas, físicas o matemáticas, la medicina se sale. Hay más mujeres colegiadas que hombres, acabamos de superarles en número, superamos el 70% en las facultades y en los hospitales somos más de la mitad. En ese sentido la mujer lleva muchos años aportando a la medicina, porque es una carrera que es eminentemente femenina. Tanto, que casi nos pasamos al lado contrario.
La brecha sigue siendo notable en las carreras STEM, tanto en el ámbito público como en el privado. ¿A qué se debe?
A que hemos accedido después. Todo lleva un tiempo. Ahora mismo en los puestos de responsabilidad efectivamente hay muchos hombres, pero llegará un momento en el que no será así. Por lo menos, en medicina. Pero para alcanzarlo, necesitas formación, carrera profesional, progresión… Y en eso, es cierto que las mujeres lo tenemos más difícil, porque cuando más activo y dinámico se es por edad, las mujeres estamos en edad fértil y tenemos hijos. Y eso, la mayoría de las veces, hace que la carrera se resienta. Pero hemos conseguido mucho… Cuando di a la luz hace unos años, mi marido tuvo apenas dos días de permiso. Ahora mismo las compañeras más jóvenes tienen la misma baja que su pareja. Eso ayuda mucho.
¿Cómo ha sido su vida en ese sentido?
En general, las mujeres lo hemos tenido más difícil: conciliar en este trabajo es complicado. Queda mucho, pero es cierto que se ha ganado en derechos. Eso hace que las mujeres se animen y vayan incorporándose al mercado laboral en profesiones, cargos o especialidades cada vez más exigentes, donde “te complicas mucho la vida”. A veces, las mujeres tienen que elegir trabajos más precarios para poder llegar a todo y conciliar. Por eso hay brecha en muchas profesiones. Posiblemente hay muchas mujeres que tienen que elegir especialidades que les permitan una mayor conciliación familiar. Guardias, noches, horas interminables de quirófano son menos elegidas por las mujeres. O eran. Con más derechos y con una baja paternal, eso cambia. Hemos ganado en ese sentido y tenemos que ganar más, por supuesto.
“La robótica va a ser la revolución de todas las cirugías”
¿Cómo se fomenta la curiosidad científica y las profesiones STEM en las niñas?
Yo destacaría que hay dos formas. Las familias, desde siempre, tienen que fomentar la curiosidad en las niñas de la misma forma en que lo harían con los niños, sin estereotipos. La niña no tiene que ser enfermera, ni el niño médico. Ni el niño astronauta, ni la niña, maestra. No sé si eso sigue existiendo, pero eso mi generación lo ha oído. Yo lo he oído. Eso no ayuda a fomentar la curiosidad. Y luego en la escuela no tiene que haber nada que tenga género: ni asignaturas, ni materias, ni nada. Si todo el mundo trata igual se genera la misma curiosidad.
¿Tenía usted vocación desde pequeña?
De estudiar sí, pero no sabía bien qué. Fui a un colegio solo de niñas en EGB y en el Bachillerato; eso ya no sé si existe siquiera. Todo el mundo tiene compañeros y compañeras, a mí sí me fomentaron el estudio, pero también muchos estereotipos. En la familia nunca me pusieron trabas para estudiar, pero quizá mis padres hubieran preferido que eligiera una profesión menos exigente. Yo creo que esto ya no pasa, pero hemos pasado una época en la que los padres no querían que sus hijas estudiaran. ¿Para qué? Era perder el tiempo. “Si se va a casar…”. Por suerte, todo eso está superado.
¿De qué está más orgullosa en su trayectoria científica?
Esto supone mucho esfuerzo personal, muchas horas que quitas a tu familia, a ti mismo. Los médicos, en general, nos tenemos que seguir formando siempre, casi más de lo que somos capaces de asimilar. Es muy exigente la medicina. Yo sinceramente estoy orgullosa de todo lo que he hecho, de todo lo que me ha pasado en la medicina. Me parece apasionante ya que, en comparación con otras carreras científicas, es además una carrera de humanidades. No solo eres científico: eres médico. Tratas, día a día, con las personas de frente, con enfermos, con familiares. Ésta es una profesión especial, porque te da un baño de realidad permanente.
¿Qué habilidades cuida más para tratar con personas que sufren?
Para poder tratar bien a los enfermos hay que estar bien formado y reciclado para ofrecer lo mejor de la evidencia científica. El trabajo y la toma de decisiones en equipo son fundamentales. Nunca trabajas solo, sino con varios cirujanos, y por supuesto hay que poner al paciente en el centro de todo lo que haces. Hay que tener un gran tacto con el paciente y con las familias. Con la Covid-19 nos hemos dado cuenta de que el pulmón es un órgano muy importante. Yo espero que nos sirva para llevar una vida más sana, para cuidarnos más, y que atraiga recursos a la sanidad. Esta pandemia, aunque era algo inesperado, nos debe enseñar a cuidarnos y a adoptar nuevos hábitos.
¿Cómo ve la salud en una década?
Hay que fomentar la prevención y el autocuidado, sobre todo en cuanto a alimentación y ejercicio físico se refiere, pero siempre con sentido común. Yo creo que en eso estamos mejorando. Nuestras madres o abuelas trabajaban muchísimo, pero no hacían un ejercicio físico recurrente, pilates, salir a caminar. El deporte está bastante incorporado y la buena alimentación debería enseñarse en las escuelas. Que sea variada, sin pasarse, ¡aquí tenemos buena materia prima! No hace falta tomar todo bio, ni súper alimentos. Tampoco todos podemos elegir dónde vivir, pero espero que los gobiernos y que los ciudadanos vayamos adoptando nuevos hábitos de vida que pasen por contaminar menos. Eso sí que va a ser un caballo de batalla. La contaminación ambiental hace morir a mucha gente al año.
¿Qué importancia tiene la digitalización en una disciplina como la suya?
La digitalización es fundamental en medicina. Ahora es mucho más fácil: tenemos las pruebas de nuestros pacientes al minuto, las de otros hospitales en red… La historia clínica electrónica es imprescindible. Antes era un horror: todo en papel. Respecto a nuestra formación y puesta al día, tenemos a nuestra disposición multitud de trabajos, lo último que sale, todos los protocolos de todos los sistemas de salud del mundo, de sociedades científicas de cualquier país en el ordenador, y eso te da una rapidez impresionante. Con la pandemia hemos descubierto la importancia de la consulta virtual. No hace falta muchas veces que el paciente se desplace.
Dentro del hospital, ¿cómo ha sido la vida en el último año?
Todos lo hemos vivido con mucha preocupación, sobre todo durante la primera ola. Hasta que se pusieron en marcha protocolos fue difícil y oscuro. Al principio se priorizó el enfermo Covid, pero también las urgencias y los pacientes oncológicos. Como los nuestros lo son mayoritariamente y los trasplantes son considerados -en general- como una urgencia, los cirujanos torácicos no hemos dejado de trabajar a un ritmo parecido al de siempre.
¿Cuáles son los grandes enemigos del pulmón?
Por supuesto, el tabaco, la contaminación ambiental en el centro de las ciudades y el radón -en zonas donde hay emisiones altas- aumentan los riesgos de cáncer de pulmón. Llevar una vida sana, con buena alimentación, no fumar, hacer ejercicio y vivir en un sitio no demasiado contaminado ayuda a tener buena salud pulmonar.
¿Por dónde va la investigación, algo que esperen sea un hito para combatir las enfermedades pulmonares?
En medicina, las cosas cambian de un día para otro. Todo va como a cámara rápida… En el cáncer de pulmón la inmunoterapia, combinada o no con la quimioterapia, como paso previo a la cirugía, o posterior, va a ser un cambio importante con respecto a la quimio sola. Seguramente haya muchísimos avances más. En mi cirugía, la torácica, y en todas las cirugías, la robótica va a ser una revolución. Va a haber muchas cosas nuevas, seguro, en trasplantes. En este momento la preservación de los órganos está en plena investigación, pronto se van a poder preservar más tiempo, lo cual va a permitir traer órganos de más lejos, se van a poder mejorar y tratar antes de implantarlos. Perdemos muchos órganos, porque no son buenos. Es apasionante lo que pasa y puede pasar en medicina.
¿Qué tiene España para ser referente mundial en trasplantes?
Fundamentalmente, por las donaciones y porque tiene una organización nacional fabulosa desde hace muchos años. La coordinación entre hospitales y la generosidad de la gente hacen que tengamos muy buenos números. Siempre se está mejorando. En pulmón hay referencias mundiales como EE.UU, Austria o Canadá. España está en un lugar muy favorable.