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SALUD| 21.06.2022

Luis Rojas Marcos: “La persona que tiende a comunicar y relacionarse lleva ventaja”

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El psiquiatra ofreció una conferencia magistral para analizar el poder de la mente en el envejecimiento, promovida por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE.

“Si me preguntaran una variable fundamental para incrementar el poder de la mente es la esperanza de vida. La duración de nuestra vida es algo fundamental… Y España es un ejemplo. La  edad media de las mujeres ha alcanzado los 86,5 años, sobrepasando la de las singapurenses y solo superada por la de las japonesas. “Viven mucho, porque hablan mucho”.

Con este arranque, el auditorio de Fundación MAPFRE abrazó con una sonrisa cómplice a uno de los doctores más internacionales, profesor de psiquiatría y miembro de la Academia de Medicina de Nueva York, Luis Rojas Marcos.

El poder de la mente en el envejecimiento y los ingredientes para potenciarla fueron los elementos que guiaron la conferencia magistral. La ponencia, enfocada en la longevidad y en cómo la perspectiva optimista contribuye a la superación de enfermedades -y que, en anteriores ediciones, ha contado con científicos de renombre como Eva Cortina y María Blasco-, se enmarcó en el Seminario Académico 2022 sobre Economía y Longevidad, organizado por Fundación MAPFRE y la Fundación Gaspar Casal.

El director general de la Fundación, Julio Domingo, cifró en tres los grandes desafíos a los que se enfrenta la sociedad actual: envejecimiento, cambio climático y transformación digital. Y anticipando la importancia de las recetas que, a continuación, brindaría Rojas Marcos, apeló al cambio de actitud necesario para valorar las oportunidades que aporta el rejuvenecimiento. Se puede contribuir a superar el síndrome paternalista y el edadismo con proyectos de impacto social e investigación como los que presenta la Fundación.

Comunicación y control de la mente

Rojas Marcos ofreció varios ingredientes para mejorar la calidad de vida de las personas, con independencia de su edad. Una de ellas, la extroversión. “La persona que tiende a comunicar y a relacionarse tiene ventajas en muchos sentidos; es mi teoría”. Llevó la comunicación a un plano íntimo, partidario de que las personas hablemos con nosotras mismas. “No se ha prestado atención a la importancia de hablar solos. De niño, yo era muy hiperactivo”, recordó. “No interrumpas, da las gracias, exprésate bien -me repetían. Nunca me dijeron: cuando te hables, háblate bien, con cariño”.  

Centrándose en el envejecimiento pidió no caer en el mismo estigma que el que ha pesado sobre la salud mental. “Cuando la sociedad exige que a determinada edad te metas en casa es un problema”. Sus esfuerzos, como los de la Fundación y el Centro Ageingnomics, también se dirigen a dedicar energía y recursos a aprender y estudiar la calidad de vida de las personas mayores.

Para sentirse bien en todos los planos, como aúna el concepto de salud según la Organización Mundial de la Salud, es importante el ejercicio físico regular (“te provoca la vida y añade vida a los años”).

LUIS ROJAS MARCOS

Optimismo y adaptación

Volviendo a su especialidad, recordó que hace 20 años que se dedican recursos a estudiar el optimismo. Él mismo se declara así. “Éste es un ingenuo -piensan- cuando me proyecto como un optimista. El optimismo en Europa tiene mala fama”, resumió.

Sin embargo, ese rasgo conecta con la esperanza, con “pensar que lo que deseamos va a ocurrir”. Es fundamental; sin ella, explicaba un profesor, “no hay nada”, de ahí que la depresión sea una enfermedad especialmente preocupante, porque nos afecta a todos, niños y mayores, y te roba la esperanza.

Durante la ponencia aludió a sucesos internacionales que han marcado los últimos años -el desastre del Prestige, en España-, el 11-S, en EE.UU. y en el mundo, y más recientemente, la pandemia de Covid-19, que ha puesto en jaque la resistencia de todos. “Su impacto más terrible es que ha dañado nuestro sentido de futuro. Más de la mitad de lo que decimos tiene que ver con el futuro. ¿Qué voy a hacer en verano, cuando mi hija tenga sentido común, cuando ahorre?”. Preguntas a las que la incertidumbre y la vulnerabilidad roban el sentido de futuro, “y esto impacta dramáticamente en la persona”, resumió.

Muchos momentos que intercaló durante su intervención -de su experiencia clínica, personal y de sus recuerdos de niñez- tuvieron que ver con la superación de la adversidad y con  poner el centro de control en uno mismo.

Espero que estés bien. Cuídate. Así empezamos y cerramos los escritos a quienes nos importan. “La felicidad a largo plazo es compleja; todos queremos estar bien aquí y ahora. Cómo enfoquemos [el presente] va a ser un factor importante y se aplica a cualquier edad. Control y confianza en uno mismo son fundamentales”.

Aprender a envejecer, en su opinión, implica adaptarnos a los cambios, estar informados -con rigor- y comprender que es natural, a partir de los 60-65 años, que pueda, en un momento dado, empezar a fallar la memoria. Nada tiene que ver con la demencia, aseguró.

“Hay que dormir y despertar. Si cambia nuestra vida, debemos saber por qué”. Incidió en comprender qué nos pasa. “Yo hoy me siento raro [tras el viaje desde EE.UU. y el cambio de huso horario], porque en NYC son las 4am.

Solidaridad y afectos

“En un desastre cuando ayudamos a escapar a otro resistimos mejor el pánico. Esto es una defensa muy útil, porque nos ayuda a no entrar en pánico”.  El psiquiatra recordó que la realización de una hora de voluntariado a la semana ayuda a dormir, mejora el humor y la vida en general.

Por último, abundó en la importancia de las relaciones afectivas a la hora de vivir. “He conocido a personas de gran éxito en su vida (deportistas, hombres de negocios, artistas) que llegan a un momento en el que dicen: yo no tengo amigos”, explicó aludiendo a la ausencia de felicidad en quienes aparentemente lo tenían todo.

Con la edad el futuro va perdiendo sentido, pero la memoria autobiográfica es muy sabia. El cerebro suele seleccionar “en esa olla” lo bueno de lo que hemos vivido. Eso suele ocurrir en la mayoría de las personas cuando se les pregunta si pueden escoger 20 recuerdos. Van a los positivos. Y si hay alguno que solo recuerda los negativos le doy mi tarjeta, aseveró, provocando una gran sonrisa en la sala. 

¿Su receta nocturna? “Yo no me puedo dormir hasta que no me explico por qué mi jefe me ha dicho esto, o por qué yo aquello, o por qué mi hija, lo otro. (…) Cada cual tiene su estilo explicativo. Intentar adoptar uno positivo es un ingrediente demostrado que resulta útil, como lo es el sentido del humor.  Y para ilustrarlo evocó “al ángel que fue mi madre para mí”. Cuando se hizo oficial su enfermedad, en 1994, recuerda que él le preguntó un día, para quitar hierro, “Mamá, ¿qué prefieres, que te incineremos o te enterremos?”. Y la mujer, que desde siempre había comprendido a ese niño que fue Luis tan hiperactivo y travieso, contestó: “Dame una sorpresa”.

 

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