SALUD | 02.06.2020
La adopción de hábitos más saludables impacta en el consumo y los modelos de venta
El periodo de confinamiento que se ha impuesto en muchos países como consecuencia de la pandemia de coronavirus va a suponer un antes y un después para los hábitos de muchas personas. Y no es de extrañar si se tiene en cuenta que la mayoría de las sociedades que se han visto abocadas a esta medida nunca la habían experimentado. En este sentido, una de las tendencias que se ha acelerado es la preocupación por llevar un estilo de vida saludable en el que una alimentación equilibrada y la práctica de ejercicio físico adquieren una especial relevancia.
Cambios en los hábitos de consumo
Durante los días en los que la población ha estado confinada en sus hogares, en la mayoría de los países se han repetido las mismas tendencias, a saber: el aumento obvio en la compra de productos para la salud, especialmente de los relacionados con la protección frente a un posible contagio, un incremento considerable del comercio electrónico en algunos sectores, y una indudable aceleración por adaptar nuestros hábitos a costumbres saludables.
En este sentido, la tendencia global pre COVID-19 que apuntaba el creciente interés por una alimentación saludable y por la práctica deportiva se ha disparado por dos razones: por un lado, al tener más tiempo en el hogar, las personas han diversificado su alimentación, cuidándola y planificándola para que fuera más sana; y por otro, un mejor estado de salud ayuda a ser menos propensos a sufrir las devastadoras consecuencias no solo de este virus, sino de cualquier otro que pueda surgir de ahora en adelante.
La propia Organización de Naciones Unidas recomienda en una guía la adquisición de hábitos de alimentación más saludables, incidiendo en la importancia del consumo de hortalizas y frutas. “Una alimentación sana es clave para la salud de las personas, pues fortalece el sistema inmunológico; mientras que hábitos sostenibles, como evitar el desperdicio de comida, contribuyen a mantener la salud del planeta”, explica en la misma.
La importancia de la alimentación
Para constatar esta nueva realidad se han realizado diversos estudios y encuestas. Un ejemplo es el llevado a cabo por la empresa Upfield en España a una muestra de 2.000 personas. En él se pone de manifiesto que durante la cuarentena se incrementó el consumo de frutas en un 66%, de vegetales en un 59% y de producto fresco en un 49%.
La principal razón que esgrimen los encuestados es una mayor preocupación por la salud (67%). Este cambio tiene especial relevancia entre los más jóvenes, pues el 80% de las personas entre 25 y 34 años, y el 73% de quienes se encuentran en el rango de edad de 18 a 24 años, aseguran que a partir de ahora serán más conscientes de la importancia de sus costumbres alimenticias. Además, el 75% del total afirma que seguirá optando por una alimentación saludable y sostenible. Precisamente, un aspecto clave para ello es y será la apuesta por los productos de kilómetro cero, dado que no solo revitaliza el tejido económico local, sino que además contribuye a descender las emisiones contaminantes derivadas del transporte.
Asimismo, otro ejemplo se halla en un estudio de Euromonitor que prevé que el mercado de suplementos alimenticios (fuentes concentradas de nutrientes para complementar la dieta) se incremente un 22,2% para el año 2024 en Colombia, algo que se replicará en otros países de Hispanoamérica.
Fitness, deporte, ejercicio físico…
Al igual que ocurre con el sector de la alimentación, la preocupación por mantener un buen tono físico mediante la práctica habitual de ejercicio ha sido otra de las constantes durante el periodo de confinamiento y parece ser que se mantendrá una vez que se retome la normalidad.
Un estudio de Mercado Libre en Argentina refleja que el 8% de los pedidos online que se hicieron en las primeras semanas de confinamiento correspondieron a productos deportivos y de fitness, superando a otros sectores que tradicionalmente vendían más. De hecho, las ventas crecieron un 72%.
Estas cifras se complementan a la perfección con las de una encuesta realizada por el marketplace Doctoralia, la cual constataba que el 51% de las personas se han mantenido activas, deportivamente hablando, en sus hogares. Es más, un 36% incluso habían incrementado su ejercicio físico con respecto a antes de la pandemia.
Esta preocupación por mantener un buen estado de forma tampoco parece que vaya a disminuir. De acuerdo con un informe de Allied Market Research, la venta de máquinas de entrenamiento se incrementará un 10,1% anual hasta 2027. Lo más significativo es que esa venta no solo estará destinada a centros de entrenamiento y gimnasios, sino que el 13,1% será demanda de empresas que desean ofrecer a sus trabajadores un lugar de entrenamiento con el objetivo de apostar por su salud y, como consecuencia, por que sean más productivos.
Valores empresariales
Como cabe esperar, estos cambios en los hábitos de consumo están teniendo consecuencias en el mundo empresarial, tanto en los negocios que están íntimamente relacionados con los sectores de la alimentación y el fitness, como en todos aquellos que necesiten adaptarse a la nueva realidad.
En la actualidad, la mayoría de analistas inciden en la necesidad de centrarse en la comunicación de valores y en la humanización de los mensajes. Más que nunca el cliente se ha convertido en el centro de la actividad empresarial y ese cliente ya no solo opta por una marca u otra dependiendo de sus productos o precios, sino que busca algo más: un compromiso y una filosofía en los que creer.
Además, el consumidor está retomando una confianza que se había desplomado en los meses de marzo y abril. En Estados Unidos, por ejemplo, en mayo se ha producido el primer repunte desde el comienzo de la pandemia de acuerdo con el índice de The Conference Board. Algo similar ocurre en el Viejo Continente. Según acaba de publicar la Comisión Europea, la confianza de consumidores y empresarios vuelve a crecer después de dos meses muy poco halagüeños.
Nuevos canales de venta
Además de ese auge de los valores, que tienen una especial relevancia en el mercado de la alimentación saludable y sostenible (ganadería y agricultura que respetan el medio ambiente, consumo de productos de proximidad…), el interés por la salud también se ha traducido por el crecimiento del comercio electrónico, convirtiéndolo en un canal que van a tener que “explorar” numerosos negocios si no quieren perder parte de sus ventas.
A fin de cuentas, una vez que han visto sus beneficios, muchos consumidores seguirán optando por no ir a la tienda física. En este caso, el sector de la alimentación estaba menos avanzado en la utilización de eCommerce por la preferencia de los compradores de ver en directo lo que están adquiriendo. Sin embargo, la imposibilidad de acudir a los supermercados habituales ha provocado un aumento de los pedidos online, incluyendo aquellos segmentos de población que solían ser reacios a este modelo de venta (personas de mayor edad).
En este sentido, países como Reino Unido ya habían experimentado un incremento en la venta de alimentación (productos frescos) online. En un estudio de la empresa Amcor se aseguraba que este modelo de venta crecerá un 66% hasta 2023 en el país anglosajón.
Así pues, esta tendencia que se iba aposentando poco a poco en algunos países se prevé que cale en muchos más, incluso en aquellos donde los consumidores están más habituados a salir de sus domicilios a hacer la compra.
En definitiva, las empresas deberán atender a las necesidades y deseos de las personas después de haber pasado por una situación que puede haber cambiado para siempre nuestros hábitos de consumo; en el caso de la alimentación y el fitness, parece ser que para bien.