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SALUD | 25.08.2020

“Tenemos que intentar controlar la epidemia en pequeñas burbujas, tanto en los colegios como en nuestra red social”

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Marcos López, inmunólogoEntrevista a Marcos López, jefe de Inmunología del Hospital Marqués de Valdecilla, director científico de investigación del IDIVAL y presidente de la Sociedad Española de Inmunología.

(P): Es Vd. muy activo en su faceta como investigador y ponente, también ante los medios de comunicación. En este contexto de repunte de contagios, ¿a qué pregunta responde con mayor frecuencia?

R.: Si estamos ante una segunda ola de contagios y si el virus es más agresivo o no que en marzo-abril. El virus actualmente es igual de letal e infeccioso. Únicamente ha cambiado que hacemos más tests PCR y rastreamos más contactos, por lo que hemos aumentado el número de detectados.

Pregunta (P.): ¿Tendremos vacuna española pronto?

Respuesta: Confío en que tengamos vacuna española avanzado 2021 y es fundamental. Hay hasta 12 vacunas españolas en estudio y, a día de hoy, dos muy avanzadas del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC [para cuya investigación Fundación MAPFRE ha donado 5 millones de euros]: la de Mariano Esteban y Juan García, y también la de Isabel Solá y Luis Enjuanes.
La del equipo de Esteban está bastante desarrollada; se está estudiando iniciar a finales de este año un ensayo de fase 1 a nivel más inicial en humanos para ver la seguridad de la vacuna y ya incluso pensando en procedimientos de fabricación para escalarla una vez se compruebe que es efectiva. Los estudios en animales han mostrado que tiene capacidad inmunogénica y vamos a ver qué capacidad tiene cuando se estudie en humanos.

Vamos a necesitar tantas vacunas como sea posible. España va a adoptar las vacunas que desarrollen tanto los grupos españoles, como otros países –en estos momentos hay tres muy avanzados que son China, UK y USA.

Lo que significa apostar por la vacuna española es que la apuesta es por la ciencia española, algo esencial para que el país no dependa de determinadas circunstancias y para tener estabilidad en la transferencia de investigación y conocimiento. Esto es de lo que puede vivir nuestro país. Estamos en un mundo en el que la mano de obra en procesos no complejos se puede conseguir en otros lugares a menor precio, así que necesitamos apostar por conocimiento en investigación y ciencia. Es fundamental apostar por cualquier proceso y procedimiento en ciencia española, por ejemplo, en métodos diagnósticos. Algunas empresas que los desarrollaban ayudaron a soportar el peor aluvión que sufrimos los hospitales.


(P.):
¿En qué sentido valora la cooperación público-privada?

R.: Yo creo que es esencial. Somos partners y juntos crecemos por el bien del país. Tenemos que seguir apostando en ciencia y en investigación, y la industria -igual que los gestores públicos- tiene que tener una partida de presupuesto importante para investigación básica que facilite luego esa transferencia. Necesitamos crear un buen tejido de investigación en ciencia: estamos hablando de biomedicina, pero ello incluye ingenieros, informáticos, matemáticos, sociólogos, psicólogos aportando juntos una visión multidisciplinar. Y que hagan tejido de verdad con buenos cimientos para que, el día de mañana, podamos tener peso suficiente en el escenario de la industria del conocimiento.
Yo pongo el ejemplo de Alemania: ¿por qué ha respondido bien ante la Covid-19? Porque su cultura científica tiene tradición y tiene por ejemplo una industria de biotecnología esencial. Ellos fueron en cierto grado autónomos y no tuvieron que depender de terceros países sin llevarse determinados chascos con algún producto de autodiagnóstico.

Otro aspecto importante es que, en ciencia, la inversión debe ser siempre a largo plazo. En esta pandemia, en la que hemos padecido algunos momentos agudos y urgentes, incluso la ciencia más básica se ofreció y colaboró en montar laboratorios de diagnóstico con los hospitales. En poco tiempo, gente que no había trabajado en microbiología era capaz de hacer diagnósticos y montar un laboratorio preparado. Hay ejemplos prácticos de que la ciencia tiene una transferencia fácil. Pero, en todo caso, la apuesta en investigación tiene que ser clara y mantenida en el tiempo, en ningún momento cortoplacista e independiente de avatares políticos.

 

(P): Con respecto al hito ruso, ya han adelantado que vacunarán a la población dentro de 1 mes mientras la OMS no ha aprobado el medicamento. ¿El mundo se enfrenta a una carrera trepidante o con consecuencias?

R.: Si se desarrolla y se escala es porque la industria farmacéutica está detrás. Se trata de un anuncio político. Pero ojo, Rusia es un país con mucha tradición en el desarrollo de vacunas y puede que la tengan, pero no la han mostrado a la comunidad internacional.  Donde hemos visto evidencia científica es en la investigación de Moderna en USA, de Oxford en UK y en China.


(P):
Se citan distintos parámetros para valorar que una vacuna sea eficaz y segura.  ¿Cuáles a su juicio son los requerimientos de calidad de una vacuna?

R.: La vacuna tiene que ser, primero, segura. Eso se ve con los ensayos clínicos de fase 1, donde se comprueba que no tiene efectos adversos significativos más allá de los que presenta cualquiera conocida. Y luego hay que ver su efectividad, comprobándola a dos niveles: a nivel de inmunogenicidad, capacidad de producir una respuesta inmunitaria específica frente al agente (en este caso al SARS-CoV-2), y a nivel de respuesta inmunitaria celular (células T, porque es una parte esencial de la respuesta inmunitaria). No tenemos evidencia completa, pero sí es posible que en el caso de la Covid esta respuesta celular sea aún más importante que los anticuerpos.

En resumen, es esencial ver que la vacuna evita la enfermedad en esos ensayos de fase 3 en humanos y ya comprobada en modelos animales.


(P):
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay actualmente seis investigaciones avanzadas, ¿qué diferencias hay entre vacunas, pueden ser igual de fiables?

R.: Por eso precisamente hay que producir la nacional, porque no todas funcionan igual. No todas tienen los mismos efectos adversos y no todas producen la misma capacidad inmnogenética. En principio, a tenor de lo que muestran los trabajos, no todas funcionan de la misma manera, aunque generalmente funcionan bien, pero con pequeñas diferencias que pueden ser útiles a la hora de determinar en qué grupos de población usarlas. Los inmunólogos usaremos marcadores para comprobar que están siendo efectivas.

(P): De cara a los próximos meses, ¿recomienda a la población general vacunarse de la gripe o especialmente a los grupos de riesgo? ¿Supone alguna protección inmunitaria significativa frente a la Covid?

R.: Sí, en grupos de riesgo y personal sanitario, o cuerpos públicos esenciales. Esos, seguro, porque nos podremos proteger de ella y eliminar un primer diagnóstico diferencial. Este año es importante que estos grupos se vacunen. El resto de la población, si puede, es interesante. No hay evidencia de que tenga utilidad específica para la Covid, pero sí es cierto que hay un concepto reciente en inmunología, el de la inmunidad entrenada. Sí hay evidencia con la vacuna de la tuberculosis que potencia el entrenamiento de las células de respuesta inmune innata, como si fueran al gimnasio. Una vez que están entrenadas, son células que van fenomenal, que ante una segunda exposición o ante un agente infeccioso parece que son capaces de poner en marcha la maquinaria inmunitaria más rápido. No es una memoria inmunológica, pero nuestra respuesta natural va a responder mejor. Puede ser que la vacuna de la gripe ayude también así.

 

“Las vacunas dentro de un calendario son todas seguras y la gente se debe vacunar.”

Han eliminado de la faz de la tierra enfermedades y existen ciertos virus que son oncogénicos: facilitan la aparición de cánceres. Se ha visto que, a partir de la introducción de vacunas frente a virus en los programas de vacunación, se ha reducido drásticamente la incidencia de ciertos cánceres.  Vacunas siempre que lo indique un facultativo.

(P.): Como inmunólogo, ¿tiene algún temor o cuestión de la que esté especialmente pendiente?

R.: Yo creo que la Covid ha venido para quedarse. Esperemos que sea un coronavirus que en este próximo otoño-invierno se manejará sobre todo con las medidas de salud pública que se publicaban en 1918 con la gripe, idénticas. Lo que tenemos que desarrollar a nivel de inmunología es apoyar el desarrollo de las vacunas y también de tratamientos específicos que potencien la respuesta inmunitaria. La solución a la Covid va a venir por la respuesta inmunitaria. Tenemos que buscar estrategias para potenciarla. Junto con la vacuna, tenemos distintas maneras de manipular la respuesta inmunitaria. Por ejemplo, con el desarrollo de anticuerpos monoclonales específicos para el Cov2, en eso también se está trabajando. Espero que, igual que al principio solo hablábamos de anticuerpos, luego de la vacuna, es posible que pronto hablemos de que hay anticuerpos específicos fabricados que bloqueen al virus.

(P.): Es Vd. padre de varios niños a punto de retomar las clases. ¿Qué medidas serían, a su juicio, más adecuadas para garantizar las medidas de protección?

R.: Como padre quiero que empiecen el colegio. No podemos permitirnos el lujo de perder un curso escolar.  Tenemos que intentar controlar la epidemia en pequeñas burbujas. Tenemos que crearlas en las escuelas, para que en caso de que haya un contagio en un grupo, sacarlo del colegio, aislarlo y evitar que se expanda. Es fundamental la responsabilidad de los padres a la hora de que, ante el más mínimo síntoma, ese niño no vaya al colegio.

Esta vez tenemos que ser muy estrictos, porque no estamos ante una gripe o un catarro. Tenemos que evitar que se expanda la infección para no cerrar colegios enteros. Los niños de infantil, primaria y E.S.O. no pueden hacer una educación meramente online, y por eso tenemos que ser extremadamente cautos con las medidas de distanciamiento y de autoprotección en los colegios, y establecer pequeñas burbujas.

Eso también vale para nuestro ámbito particular como ciudadanos. Nuestra red social tiene que ser más pequeña para poder detectar brotes y trazarlos correctamente. Mascarilla, limpieza absoluta, control de distancias y burbujas en las aulas.

(P.): Si se cumplen en el aula, pero hay riesgos en otros puntos (accesos, autobuses, comedores), ¿cómo se puede garantizar la adecuada protección de los estudiantes?

R.: Hay que ser imaginativos. Cada centro tiene su idiosincrasia. Hay que establecer burbujas en grupos físicos, pero también temporales; intentar que los comedores tengan turnos y quizá pensar en que lo esencial ahora es garantizar la formación reglada, y que quizá haya que prescindir este año de las extraescolares, por ejemplo, o del comedor si hay un colegio que no pueda realizar esa práctica. Cada cole conoce sus instalaciones, se pueden aprovechar espacios públicos, instalaciones municipales cedidas para amplificar el espacio…

(P.): ¿Qué hemos aprendido?

R.: Me gustaría ser capaz de tener la respuesta de si la Covid se va a quedar para siempre y si lo tendremos sanitariamente resuelto para el otoño del año próximo. A día de hoy, no lo sé. Pero he comprobado que en estos meses de pandemia –cinco, a cierre de esta entrevista en España-  hemos avanzado muchísimo. Nos podemos flagelar porque no tenemos solución este otoño. Pero hemos avanzado mucho en conocimiento, sabemos mucho de la respuesta inmunitaria -en marzo sabíamos muy poco- y ahora tenemos evidencias más sólidas.

Tenemos que apostar en inversión en sanidad y en ciencia en general. Le recuerdo que, con el SARS y con el MERS, cuando se vio que se controlaba la expansión se paró toda la investigación en vacunas. Si hubiéramos apostado por ellas entonces, igual ahora la investigación frente a la Covid sería más rápida todavía.