MAPFRE
Madrid 2,432 EUR 0,02 (0,75 %)
Madrid 2,432 EUR 0,02 (0,75 %)

SALUD | 28.04.2020

Entrevista a Javier González, ingeniero de materiales y fundador de The Open Ventilator

Thumbnail user

“Nuestro objetivo es que ninguna persona, en cualquier parte del mundo, pueda morir por no contar con un respirador”

La comunidad científica advierte de que con la #COVID-19 nos enfrentamos a una enfermedad que, cuando se desarrolla en estadios avanzados, puede atacar casi cualquier parte del cuerpo pero, en la gran mayoría de los casos, los pulmones son la zona cero de la batalla. Por eso los pacientes con un grado mayor de afección suelen requerir asistencia mecánica para respirar. En un contexto sin precedentes de demanda de material médico a nivel mundial, estos aparatos que se llevan empleando mucho tiempo, se han convertido en un bien preciado y escaso. Hablamos con Javier González, ingeniero de materiales y fundador de The Open Ventilator, proyecto con el Fundación MAPFRE colabora en la financiación para la producción de un modelo de aparato equivalente a los respiradores comerciales ya homologados que permitirá que este recurso esté al alcance de todos.

¿Qué especialistas de distintas ramas están implicados en el diseño de este ventilador? 

The Open Ventilator nace por la preocupación ante un grave problema de desabastecimiento de respiradores en España. Por eso motivo se desarrolló una primera idea de concepto para ver si podíamos crear un respirador que ayudara a salvar vidas. A este proyecto se unió de inmediato Javier Asensio, médico del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Para su desarrollo nos pusimos en contacto con Celera, una red de talento joven, y con la Universidad Rey Juan Carlos, quienes deciden darle soporte. A partir de ahí se han ido sumando diferentes personas de distintos campos especializados, como ingenieros electrónicos, informáticos, diseñadores gráficos y especialistas en temas legales, entre otros, indispensables para dar cobertura a este ingente proyecto.

¿Cómo funciona el respirador? 

Básicamente es un dispositivo que genera un flujo de aire de forma controlada con una presión positiva para poder hinchar los pulmones, de forma semejante a cómo inflaríamos un globo. Cuando se genera un flujo en un paciente se debe controlar y hay que valorar dos variables. Por un lado, la velocidad y el volumen de dicho flujo y, por otro, la presión a la que se realiza. Para el médico es fundamental la medición de ambas variables porque cada una aporta una información diferente. A raíz de ahí se derivan varios modos de ventilación que se pueden agrupar en dos: volumen control y presión control.  Cuando se controla el volumen, se busca garantizar un volumen mínimo, es decir una cantidad mínima de aire que llega a los pulmones para asegurar su correcta ventilación. Sin embargo, hay otras situaciones en que interesa más controlar la presión ejercida. Esta es una herramienta muy utilizada en los pacientes que sufren la COVID-19, pues la enfermedad genera un gran estrés respiratorio provocando que el pulmón se vuelva rígido y frágil. Esto exige aplicar una presión mínima muy alta y una presión máxima muy baja para poder mantener el pulmón distendido con el fin de obtener una correcta ventilación y evitar pasarse de presión y, por tanto, que se dañe más el pulmón. Aquí radica la importancia de poder ventilar no solo mediante un modo de volumen control sino además por un modo de presión control.

¿Y qué diferencia este modelo de otros que ya están en el mercado? 

Nuestro interés no es compararnos con nadie pues toda ayuda en la lucha contra la pandemia es de agradecer. Dicho esto, la principal característica del dispositivo The Open Ventilator es que cumple las especificaciones sanitarias para garantizar la seguridad de intubación, siendo capaz de regular todo tipo de parámetros y necesidades del paciente como frecuencia respiratoria, volumen o humedad del aire. Para ello, cuenta con numerosos sensores y componentes como cuadalímetros, control de presión, filtros, humidificadores, mecanismos de control y sistemas de alarma con sistemas redundantes de seguridad, a fin de cumplir con los criterios de seguridad y eficacia requeridos por la legislación vigente. Cuenta además con un sensor de machine learning que le permite ir aprendiendo y ajustándose a las necesidades médicas en tiempo real. Todo ello le ha permitido superar exhaustivos test de fatiga, electromagnetismo y ensayo in vivo y ahora está a la espera de superar finalmente el ensayo clínico en pacientes. De este modo, buscamos que una vez superada la pandemia pueda ser homologado con el marcado CE, siguiendo el procedimiento establecido y cumpliendo todos los estándares médicos.

Pero ya se ha conseguido la primera homologación, ¿verdad? ¿Cuáles son los siguientes pasos? 

El respirador The Open Ventilator ha sido el primero de los proyectos puestos en marcha en España en recibir la homologación para combatir el coronavirus de forma urgente, pero no el único. Nuestros siguientes pasos son conseguir la validación por parte de los hospitales. El respirador ha superado satisfactoriamente las pruebas realizadas en el entorno de simulación para realizar pequeños ajustes de optimización de forma que permita a los equipos investigadores valorar la inclusión de pacientes en el estudio clínico en función de las condiciones logísticas de cada centro sanitario, de acuerdo con los estrictos requisitos requeridos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). El ensayo se extenderá además a otros hospitales latinoamericanos. Entre tanto, ya se ha iniciado la producción a escala con un próximo objetivo de alcanzar las primeras 250 unidades en las próximas semanas, destinadas sobre todo a Latinoamérica.

 

¿Cómo recibe la comunidad médica vuestro trabajo? 

Con los avances del prototipo hasta un respirador más robusto y funcional, un sinfín de organizaciones hospitalarias se han mostrado dispuestas a apoyar el proyecto debido a la saturación sufridas por las UCI de enfermos graves. Un interés que ahora se ha desplazado, como comentaba anteriormente, hacia países latinoamericanos donde la COVID-19 empieza a golpear con fuerza.

¿Qué importancia tiene la implicación de la empresa privada en la investigación? ¿Qué supone la participación de Fundación MAPFRE? 

Sin las primeras aportaciones económicas privadas por miembros de Celera y sobre todo por el apoyo incondicional de Fundación MAPFRE hubiera sido imposible sacar adelante este espectacular proyecto de I+D español. Aunque todo el equipo trabaja sin ánimo de lucro, lo cierto es que los componentes necesarios son tan caros como difíciles de conseguir. Por tanto, sin el soporte de la Fundación MAPFRE, así como de las aportaciones desinteresadas de miles de personas, el apoyo de la Comunidad de Madrid y del sector industrial de empresas, jamás se podría haber llevado adelante.

¿Qué capacidad de producción se podría tener? ¿A cuántos pacientes necesitados de un respirador se podría llegar? 

El principal objetivo ahora mismo es tener los primeros 50 respiradores lo más pronto posible a expensas de los materiales, de los cuales los primeros se distribuirán en España para realizar las pruebas definitivas en humanos y otros 40 se entregarán a Fundación MAPFRE para su donación a distintos hospitales. Luego se ampliará la producción a 25 a la semana con capacidad de aumentarla hasta 25 diarias si fuera necesario. El objetivo es que ninguna persona ya sea en España, Latinoamérica o en cualquier parte del mundo, pueda morir por no contar con un respirador.

La solidaridad mueve este proyecto desde el primer momento y eso también implica dificultades.

Todo el equipo de The Open Ventilator está trabajando sin ánimo de lucro, alrededor ya de unas 70 personas repartidas por el mundo, con el fin de ayudar a los servicios sanitarios a salvar vidas y a que no haya nadie, en la medida de lo posible, que se vea abandonado por la falta de respiradores. Eso implica un enorme esfuerzo de coordinación, de tomas de decisiones y de comunicación interna. Una vorágine de trabajo que hace que, en ocasiones, se nos olvide incluso ser lo suficientemente agradecidos por el inmenso esfuerzo realizado por todas y cada uno de las miembros del equipo. Estamos malcomiendo en muchas ocasiones y con muchas noches de insomnio.

¡Gracias por el trabajo que estáis haciendo por toda la sociedad!