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SALUD| 05.10.2021

Cuando se desordena la mente

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Las enfermedades mentales roban 20 años de vida a quien las padece y son la primera causa de discapacidad en Europa -según datos de la oficina regional de la OMS- y el tercer mayor obstáculo en términos de salud, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En todo el mundo, se calcula que 280 millones de personas sufren una depresión, el 5% de la población global. El envejecimiento de la población y un escenario más expuesto a riesgos como la migración, conflictos e incertidumbre, entre otros, están provocando más depresión, ansiedad, desorden conductual, bipolaridad o psicosis. Hablamos más de ello, porque cada vez nos afecta más. Desde MAPFRE, comprometidos y activos en la defensa del ODS 3 (salud y bienestar para todos), profundizamos en un momento crucial, con artículos y entrevistas, en aspectos relacionados con innovación, prevención y tratamientos.

La salud mental, definida a menudo en foros y artículos científicos como la gran olvidada durante décadas, abarca nada menos que el bienestar emocional, psicológico y social de una persona. Según su definición, afecta a nuestros pensamientos, sentimientos y a cómo encaramos la vida, manejamos el estrés, nos relacionamos y decidimos.

Si está intacta es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y trabaja de forma productiva, contribuyendo a un grupo mayor. En ese sentido, actúa como base, no solo del bienestar individual, sino del eficaz funcionamiento de la comunidad.

Pero si la mente se desordena o se descoordina, tal y como lo definió el psiquiatra Norman Sartorius, uno de los expertos que más han luchado contra el estigma[i] en años recientes, ex director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ex presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatras (WPA) y de la sociedad europea (EPA), aumentan el sufrimiento y la estigmatización.

Hereditarias (aunque la herencia es poligénica y multifactorial), vinculadas a veces a malos hábitos (como el consumo de sustancias tóxicas para el organismo) y adiciones, disparadas por el estrés y problemas como la pobreza o la exclusión social, las enfermedades mentales son, junto a la soledad, el gran mal de este siglo.

[i] El encasillamiento o etiqueta negativa que se pone a estas personas y del que les resulta muy difícil desprenderse, y en virtud del cual sufren actitudes y actos discriminatorios de rechazo hacia ellos.

En alza

La depresión, el trastorno de salud mental más frecuente, afecta según la OMS al 3,8% de la población mundial, al 5,0% entre los adultos y al 5,7% de personas mayores de 60 años. En total, se calcula que afecta a 280 millones de personas y es más común en las mujeres.

Las cifras son alarmantes y los estudios prevén que la cifra de enfermos mentales se duplicará en 20 años, si bien el sufrimiento global y determinadas medidas y conductas agravadas por la pandemia de Covid podrían contribuir a acelerar el proceso.

Estigma y exclusión social

A lo largo de los siglos perder la salud mental ha supuesto quedar excluido de la sociedad y, aunque hoy en día se multiplican las voces que alertan de la estigmatización y discriminación social que conlleva, los expertos aseguran que aún queda mucho camino por recorrer.

Deportistas de élite como Michael Phelps o Simone Biles han compartido su deterioro en este ámbito tan privado, provocando reacciones en cadena con su llamada de auxilio.

Prioridad de salud pública

En 2001, la OMS la situó como una de sus prioridades de salud pública, a continuación la incluyó dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (en concreto, en el ODS 3), y presentó iniciativas y proyectos enfocados al desarrollo de políticas y servicios específicos.

Algunas medidas propuestas para avanzar son: la integración de la salud mental en la atención primaria, el desarrollo de servicios específicos y de colectivos específicos, mayor inversión para lograr una investigación y tratamientos más innovadores, y fomento del conocimiento para reducir la estigmatización.

MAPFRE, dentro de su apuesta por la salud en conjunto ha enriquecido el servicio a sus asegurados con programas de bienestar, asistencia psicológica y opción a videoconsultas especializadas, entre otros servicios.