Cuando se desordena la mente
Las enfermedades mentales roban 20 años de vida a quien las padece y son la primera causa de discapacidad en Europa -según datos de la oficina regional de la OMS- y el tercer mayor obstáculo en términos de salud, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En todo el mundo, se calcula que 280 millones de personas sufren una depresión, el 5% de la población global. El envejecimiento de la población y un escenario más expuesto a riesgos como la migración, conflictos e incertidumbre, entre otros, están provocando más depresión, ansiedad, desorden conductual, bipolaridad o psicosis. Hablamos más de ello, porque cada vez nos afecta más. Desde MAPFRE, comprometidos y activos en la defensa del ODS 3 (salud y bienestar para todos), profundizamos en un momento crucial, con artículos y entrevistas, en aspectos relacionados con innovación, prevención y tratamientos.
La salud mental, definida a menudo en foros y artículos científicos como la gran olvidada durante décadas, abarca nada menos que el bienestar emocional, psicológico y social de una persona. Según su definición, afecta a nuestros pensamientos, sentimientos y a cómo encaramos la vida, manejamos el estrés, nos relacionamos y decidimos.
Si está intacta es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y trabaja de forma productiva, contribuyendo a un grupo mayor. En ese sentido, actúa como base, no solo del bienestar individual, sino del eficaz funcionamiento de la comunidad.
Pero si la mente se desordena o se descoordina, tal y como lo definió el psiquiatra Norman Sartorius, uno de los expertos que más han luchado contra el estigma[i] en años recientes, ex director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ex presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatras (WPA) y de la sociedad europea (EPA), aumentan el sufrimiento y la estigmatización.
Hereditarias (aunque la herencia es poligénica y multifactorial), vinculadas a veces a malos hábitos (como el consumo de sustancias tóxicas para el organismo) y adiciones, disparadas por el estrés y problemas como la pobreza o la exclusión social, las enfermedades mentales son, junto a la soledad, el gran mal de este siglo.
[i] El encasillamiento o etiqueta negativa que se pone a estas personas y del que les resulta muy difícil desprenderse, y en virtud del cual sufren actitudes y actos discriminatorios de rechazo hacia ellos.
En alza
Las cifras son alarmantes y los estudios prevén que la cifra de enfermos mentales se duplicará en 20 años, si bien el sufrimiento global y determinadas medidas y conductas agravadas por la pandemia de Covid podrían contribuir a acelerar el proceso.
Estigma y exclusión social
Deportistas de élite como Michael Phelps o Simone Biles han compartido su deterioro en este ámbito tan privado, provocando reacciones en cadena con su llamada de auxilio.
Prioridad de salud pública
Algunas medidas propuestas para avanzar son: la integración de la salud mental en la atención primaria, el desarrollo de servicios específicos y de colectivos específicos, mayor inversión para lograr una investigación y tratamientos más innovadores, y fomento del conocimiento para reducir la estigmatización.
MAPFRE, dentro de su apuesta por la salud en conjunto ha enriquecido el servicio a sus asegurados con programas de bienestar, asistencia psicológica y opción a videoconsultas especializadas, entre otros servicios.