INNOVACIÓN| 23.10.2023
Hacia una nueva movilidad conectada, autónoma, compartida y eléctrica
Las aseguradoras desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas del futuro, bien como iniciadores, orquestadores, actores o contribuyentes. En este sentido, el ecosistema digital y las nuevas demandas de los consumidores han propiciado cambios en la movilidad tradicional. La nueva movilidad es CASE: conectada, autónoma, compartida y eléctrica.
El contexto geopolítico actual, la situación macroeconómica y las nuevas necesidades y demandas sociales han generado lo que se conoce como “nueva movilidad”. Este nuevo paradigma ha afectado de lleno al sector de la automoción, así como a lo que hasta hace poco considerábamos como el modelo estándar de ciudad.
Hoy en día, el uso compartido de los vehículos y de los viajes copa la actualidad. A esta fórmula de entender los desplazamientos – que se aleja de la compra o propiedad del automóvil tradicional – se le une el auge de la movilidad eléctrica como una de las principales vías para reducir el cambio climático, así como los coches conectados y/o autónomos, entre otros.
La nueva movilidad presenta un escenario de oportunidad de 9 billones de dólares para 2025, de acuerdo con la previsión de Accenture Research. Este contexto de profunda transformación atañe directamente al sector asegurador, que está poniendo el foco en áreas como los seguros embebidos, la anticipación a los riesgos o el impacto del comportamiento en la personalización de las pólizas (behavioural insurance).
“Quienes nos dedicamos a la investigación de la movilidad, llevamos años viendo cómo la irrupción de tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) o la Inteligencia Artificial (IA), el auge en el uso y análisis de los datos, o el cambio en las prioridades de las personas han derivado en un concepto de nueva movilidad mucho más personal, bajo demanda e inteligente, y debemos adaptarnos a él”, comenta José María Cancer, director general de CESVIMAP, Mobility Lab de MAPFRE. “La movilidad CASE – Conectada, Autónoma, Compartida (Shared) y Eléctrica – es el presente y futuro del sector”.
Vehículos conectados
Las ciudades conectadas son el paradigma del hoy y del mañana. En este entorno, los vehículos conectados son una pieza fundamental.
De acuerdo con datos de Statista, se prevé que a cierre de 2023 haya más de 300 millones de coches conectados en el mundo. Esto implica que será más que habitual ver por las calles y carreteras vehículos particulares y flotas con conectividad telemática o V2X que les permitirán interactuar con los dispositivos de su alrededor, cambiando de ruta en tiempo real, identificando potenciales problemas en la calzada, etc.
Este incremento conlleva una mayor exposición a riesgos cibernéticos que pueden poner en serios riesgos a las personas. La norma ISO 26262 es el estándar internacional para la seguridad funcional en la industria automóvil. En territorio europeo, la Comisión Económica para Europa (CEPE) de las Naciones Unidas establece los Reglamentos nº 155 y nº 156 para la homologación de los vehículos de motor en ciberseguridad y en lo que respecta a las actualizaciones de software.
“La industria aseguradora es más que consciente de los posibles riesgos. En CESVIMAP, por ejemplo, llevamos tiempo investigando el software embarcado no solo para mejorar los sistemas, sino para ayudar a establecer normativas y a desarrollar pólizas que hagan una adecuada gestión de esos riesgos, empezando por la prevención”, señala el responsable de CESVIMAP.
Electrificación y sostenibilidad
La movilidad sostenible es uno de los pilares para la descarbonización global. Reducir las emisiones contaminantes y de efecto invernadero a la atmósfera es el principal desafío frente al cambio climático. El sector del transporte, responsable del 20,4 % de las emisiones de CO2, tiene la oportunidad de contribuir a frenar la emergencia climática mediante la expansión de los vehículos eléctricos (EVs), que ya están siendo una de las principales opciones tanto para usuarios individuales como para las flotas de vehículos comerciales.
En este sentido, la evolución de los vehículos eléctricos depende de la batería. El impacto medioambiental de su fabricación y su vida útil son dos retos inaplazables para una industria que busca ser sostenible.
Las baterías de EVs accidentados hasta ahora se tratan como residuos y se gestionan como tales para su posible reciclado. Por ello, reutilizar las baterías usadas es una prioridad. Proyectos como ‘Second Life’, una iniciativa de CESVIMAP para dar una segunda vida a dichas baterías a partir de sus módulos, permiten que la nueva movilidad y la electrificación sean un paradigma abarcable.
Coche autónomo
Hace poco os hablábamos de los coches autónomos y de su seguridad. Si bien es cierto que la regulación aún sigue dando que hablar, hay países en los que ya podemos ver este tipo de vehículos en las calles.
En algunos estados de Estados Unidos, así como en China o Singapur, la legislación permite la circulación por la vía pública de coches sin conductor. Es más, incluso podemos ver los famosos robotaxis por sus calles. En Europa, hay países como Reino Unido, Alemania o España donde se permite la circulación de coches autónomos de nivel 3. En el país peninsular, de hecho, ya se ha dado el salto al nivel 4, siendo Ford la primera compañía en lograr la aprobación de la Dirección General de Tráfico (DGT) con su sistema de conducción autónoma, BlueCruise.
En el ámbito de la conducción autónoma no nos podemos olvidar de los robots autónomos de reparto, que podemos ver circulando en ciudades como Madrid y Zaragoza (España), Los Ángeles, San Francisco, Nueva York o Phoenix (EE.UU.), Londres (Reino Unido) u Oranmore (Irlanda). Son robots autónomos de nivel 4 que hacen entregas de última milla, pensados para circular de manera autónoma, aunque también pueden ser controlados de forma remota por un operador humano en caso de ser necesario.
Movilidad compartida
La movilidad ahora es mucho más compartida que nunca. La compra de un vehículo ha quedado renegada a un segundo plano en las grandes urbes para dar paso al uso de vehículos de turismo con conductor (VTCs, por sus siglas), carsharing (como los automóviles de las compañías Zity o WiBLE), motorsharing (Acciona, Cabify, eCooltra) y otros muchos servicios y modalidades.
“La tendencia va ligada a un cambio en el comportamiento de las personas. En las grandes urbes se fomenta el transporte público, y el uso que se le da al vehículo privado ya no es tan alto como antaño. Resulta más asequible contratar de manera digital uno de estos servicios cuando se necesita, en lugar de pagar el coste de adquisición del coche, el seguro, mantenimiento, etc.”, destaca José María Cancer.
En este sentido, las aseguradoras están trabajando en una nueva forma de protección diseñada para cubrir los riesgos asociados a la movilidad personal, sin importar el transporte que se esté utilizando: son seguros concebidos para proteger al tomador y a terceros en caso de accidente.
En lo que queda de década, los clientes disfrutarán de cobertura en todo el ecosistema de movilidad. Los usuarios no asegurarán su coche, sino su forma de participación en la movilidad en su conjunto. Así, determinarán sus hábitos y su propensión al riesgo, y disfrutarán de una cobertura end-to-end que abarcará diferentes modos de transporte.
Su comportamiento se controlará mediante aplicaciones de movilidad centralizadas, software de coche conectado y una estrecha integración con los proveedores de movilidad. Los asistentes virtuales proporcionarán información y alertas adicionales cuando el comportamiento real no se ajuste a las opciones predefinidas. Cuando los usuarios ignoren las advertencias, perderán potencialmente la cobertura sobre esa trayectoria.
Por ejemplo, Verti cuenta con su propio seguro de movilidad personal, enfocado a dar cobertura en transporte público, taxi, VTCs, vehículos compartidos o patinetes eléctricos. Ya no importa el medio de transporte, sino la personalización de la oferta.
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