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INNOVACIÓN| 20.08.2021

María Visa: “Tenemos que humanizar la tecnología y en ello será muy importante la mujer”

Marta Villalba

Marta Villalba

María Visa (Barcelona, 1989) siempre tuvo claro que quería tener su propia empresa. Después de estudiar ingeniería de Diseño Industrial —porque le abría la puerta a muchos campos y le permitía desarrollar su creatividad— y dos másteres, trabajó para varias empresas del sector industrial hasta que en 2019 fundó con otro socio Main Technical Solutions (MTSTech), especializada en automatizar la intralogística. Es decir, los movimientos internos que pasan dentro de una fábrica, un hospital, un centro… utilizando robótica. 

La compañía está a la vanguardia en desarrollo de robots autónomos que desinfectan espacios con luz ultravioleta. No es la única empresa dedicada a la esterilización con rayos UV y robots para combatir la covid-19, pero sí es de las primeras en demostrar la eficacia de su sistema contra el coronavirus, con pruebas reales llevadas a cabo junto con el Hospital Clínic de Barcelona y el Centro de Investigación en Sanidad Animal IRTA-CReSA, necesarias para conseguir la certificación con la que podrá operar en otros hospitales.

“Empezamos un poco por casualidad. En verano de 2019, estábamos comenzando a desarrollar un producto de robótica móvil para desinfectar salas blancas y de envasado de una farmacéutica cuando llegó la pandemia. Robots similares se están utilizando para el mismo fin, pero el nuestro es mucho más inteligente y estamos muy avanzados en la certificación. Hemos sido pioneros en poder hacer un ensayo real que demuestra la eficiencia de nuestra máquina para frenar la covid-19”, explica María Visa. La emprendedora destaca que su sistema va más allá de la pandemia porque también elimina lo que se conoce como virus de hospital, lo que ayudaría a reducir las 3.200 muertes anuales que se producen en España por infección hospitalaria. “La barrera por la que el robot no se está utilizando más es la propia burocracia”, afirma María Visa.

Mientras logran esa lenta tarea de cambiar los protocolos internos de desinfección del Hospital Clínic para utilizar la máquina ahí y replicarlo en otros muchos hospitales, la ingeniera continúa investigando, por un lado, para reducir el tamaño del equipo, por otro, para comprobar si la longitud de onda de 222 nm (nanómetros) tiene el mismo poder germicida que la 254 nm ya que, a diferencia de esta, no es dañina para las personas. De ahí que cuando su robot está trabajando en la desinfección, se asegura antes de que no haya nadie dentro de ese espacio. La ingeniera aclara que su máquina no sustituye a la limpieza manual: “Si la habitación está sucia, con esa capa de polvo encima de la superficie a desinfectar no se va a desinfectar”.

Profesora de Elisava (Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona), María Visa ve urgente aplicar la robótica para ayudar a las personas mayores porque “cada vez tenemos una sociedad más envejecida y tiene más necesidades de cura”. La experta precisa que es uno de los campos en los que se deben invertir muchos recursos. “En la universidad trabajamos mucho en humanizar la robótica, tiene que ser más humana. Para ello, creo que el papel de la mujer será muy importante. Que cada vez haya más mujeres ingenieras que se dedican a la robótica va a ayudar mucho a dar este punto humano del cuidar a la gente mayor. Ahí tenemos un gran reto. Es necesario diseñar soluciones desde la empatía. Las mujeres tenemos virtudes y defectos como todo el mundo, pero siempre históricamente hemos tenido más empatía que el resto. Si somos capaces de aportar esta mirada y de aportar este valor añadido, la tecnología será muy importante”.

En esa línea de cuidar al colectivo sénior, María Visa lamenta que todavía quede mucho camino hasta lograr avances que se conviertan en desarrollos comerciales, aunque tiene claro que esto va a cambiar: “Estamos aún en una fase muy inicial. Sí que es cierto que en las universidades y centros de investigación se están haciendo muchos proyectos de investigación, pero me da la sensación de que la mayoría son más teóricos que reales. Pero también creo que esto va a cambiar, porque si lo miramos desde una perspectiva económica, en breve, si no lo es ya, va ser un sector que a las empresas les puede generar mucho dinero. Por lo tanto, yo creo que cada vez habrá más empresas que invertirán en desarrollar nuevos productos y soluciones para esta franja de edad y para este sector de la sociedad”. 

Su empresa ya está colaborando en ello, con un proyecto para la automatización de la recogida de ropa sucia y entrega de ropa limpia en una residencia de Cataluña con un robot móvil, para que el personal pueda focalizarse en tareas que aportan más valor a los mayores. “Falta gente dedicando tiempo y pensando cómo ayudar en las residencias, dentro de las casas de gente que vive sola e incluso plantear cómo el modelo de comunidad cambia a partir de una edad. Es apasionante el poder pensar y ayudar a la gente mayor”.

Sobre por qué las mujeres son minoría en las carreras técnicas, para María Visa las principales barreras han sido las socioculturales (“los niños juegan con coches y las niñas con muñecas o cocinas”), aunque también se muestra optimista porque “esto está cambiando en las nuevas generaciones. Siguen siendo pocas las mujeres que estudian ingenierías, pero cada vez hay más”. La base para fomentar la vocación debe ser la educación desde pequeños, opina. “Tenemos que intentar que las niñas tengan más referentes y no marcar un camino, sino que cada uno decida lo que le motiva. Y lo mismo al revés, también se necesitan más hombres en el sector de la educación”. 

La cofundadora de MTSTech anima a las pequeñas a estudiar ingenierías ya que luego se puede trabajar en cualquier sector y a que pierdan el miedo, porque una ingeniería no tiene por qué ser más difícil que otra carrera, ya que todo depende de la motivación de cada uno: “Para mí la ingeniería no fue complicada, pero si estudiara Derecho sí lo sería”.

A ella, en particular, ser una de las pocas mujeres empresarias en el ámbito de la robótica le ha beneficiado “a nivel de medios de comunicación y de posicionamiento. Porque como prácticamente no hay mujeres en este sector ha supuesto una discriminación positiva. A veces ser de las primeras es una ventaja también. Si queremos que haya referentes, tenemos que generar estos referentes”.