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INNOVACIÓN| 18.01.2021

¿Puede la Inteligencia Artificial facilitar la vida a las personas con discapacidad?

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“La tecnología ha cambiado el mundo, llevando el conocimiento al alcance de todos y ampliando las oportunidades, por lo que las personas con discapacidad podrían beneficiarse enormemente de esos avances. No obstante, muchos no tienen acceso a esas herramientas esenciales”. Estas palabras pronunciadas en 2014 por Ban Ki-moon, por entonces Secretario General de la ONU, siguen siendo tan actuales como entonces.

Ban Ki-moon también apuntó que la tecnología podría ayudar a esas personas con discapacidad a utilizar su pleno potencial tanto en sus comunidades como en sus lugares de trabajo, y así aprovechar sus capacidades al máximo. Seis años después los avances se han sucedido y tecnologías como la Inteligencia Artificial han dado grandes pasos, de tal manera que se perfila como una herramienta clave para su inclusión en una sociedad que tiende a apartarlas.

 

Inclusión frente a exclusión

Y es que esa es precisamente la cuestión más importante cuando se habla de tecnología y discapacidad. No hay duda de que los avances ayudan sobremanera a las personas que sufren algún impedimento físico, sensorial o mental -y ejemplos hay muchos que se apuntarán más adelante-, pero también lo es que en muchas ocasiones esa misma tecnología puede terminar excluyéndolas aún más si no se las tiene en cuenta.

Tal y como podemos comprobar en el artículo, ‘Inteligencia Artificial y Personas con Discapacidad desde una visión exigente de derechos humanos’, del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), existen riesgos en el uso de la Inteligencia Artificial, ya que han captado “discriminaciones en perjuicio de grupos sociales más expuestos a ver vulnerados sus derechos tales como género, raza o situación migratoria”, a lo que añaden: “Recientes estudios, evidencian que las personas con discapacidad, mujeres y hombres, no son ajenas a este fenómeno, muy a menudo a través de discriminaciones múltiples e interseccionales”.

Inteligencia Artificial “discriminatoria”

El CERMI señala tanto los principales peligros de un uso exclusivo de la IA como los grandes beneficios de una utilización inclusiva, es decir, de fomentar la separación o de evolucionar hacia una inclusión cada vez mayor.

Entre los riesgos señalan:

  • El uso de sistemas de IA para justificar la selección genética de personas sin discapacidad.
  • La identificación o discriminación de personas con discapacidad.
  • La creación de sistemas basados en modelos de normalización que excluyan o no tengan en cuenta las necesidades, la opinión y diversidad de las personas con discapacidad.
  • El diseño de sistemas de IA que se basen en datos que incluyan estereotipos, sesgos y prejuicios respecto de la discapacidad.
  • El uso de sistemas que no permitan la toma de decisiones de estas personas por sí mismas o a través de sus organizaciones representativas.

Sobre esta posible realidad se pronuncia también Joan Pahisa, doctor en Informática y experto en Tecnología Accesible e I+D de Fundación ONCE, cuando asegura que tanto la tecnología en general como la IA en particular tienden a caer en los prejuicios habituales de la sociedad. Y es que, si los programadores apenas conocen la realidad de las personas con discapacidad, la Inteligencia Artificial resultante adolecerá de esa capacidad de aprendizaje, de manera que terminará excluyendo a los discapacitados.

Inteligencia Artificial inclusiva

A pesar de estos miedos lógicos, no cabe duda de que las nuevas tecnologías proporcionan una oportunidad fantástica para mejorar la vida de las personas con discapacidad.

Entre los beneficios que señala el CERMI, destacan los siguientes:

  • Facilitar el acceso a la información y a la propia comunicación en todos los medios y formatos.
  • Facilitar la toma de decisiones.
  • Mejorar la accesibilidad en el entorno.
  • Programación de robots que facilitan la asistencia personal.
  • Sistemas de IA de automoción.
  • Mejora de la atención sanitaria y los servicios de habilitación y rehabilitación.

Asimismo, al igual que apuntaba algunos riesgos, el citado Joan Pahisa se hace eco del gran potencial que tiene la IA con ejemplos como “algoritmos que leen textos y reconocen imágenes, dispositivos que transcriben conversaciones a personas con problemas de audición, casas domóticas que permiten controlar luces, persianas o termostatos a distancia, robots asistenciales e innumerables soluciones más que ya facilitan la independencia de muchas personas”.

Análisis exhaustivo

De hecho, en la actualidad se está trabajando en múltiples proyectos en todo el mundo ya que el potencial de las aplicaciones de Inteligencia Artificial es enorme para personas con todo tipo de discapacidades (visuales, auditivas, cognitivas, de movilidad, de aprendizaje…).

Existen muchos ejemplos al respecto. Uno de ellos se encuentra en Polonia, donde se ha desarrollado un proyecto denominado Insension que tiene como objetivo comprender mejor las necesidades de personas con discapacidades intelectuales múltiples y severas. Mediante vídeos y audios, un sistema de Inteligencia Artificial analiza a cada una de ellas y consigue descifrar qué significa cada movimiento, gesto o sonido. Esto ayuda a sus cuidadores, que pueden atender mejor a sus pacientes.

Accesibilidad

Otro ejemplo es la iniciativa puesta en marcha por Microsoft en 2018: AI for Accessibility, gracias a la cual se identifican proyectos destinados a mejorar la accesibilidad de las personas con discapacidad.

AI for Accessibility se centra en tres áreas clave:

  • El empleo, dado que “la tasa de desempleo para las personas con discapacidad es más del doble que para las personas sin”.
  • La vida diaria, donde reconocen “grandes oportunidades en la creación de soluciones modernas para las personas con discapacidad al crear software y dispositivos más inteligentes y contextualmente más pertinentes”.
  • La comunicación, la cual “es fundamental para facilitar un acceso equitativo a la información y las oportunidades”.

Ámbito laboral

Acerca de los avances en el terreno laboral profundiza la Fundación Adecco y Keysight con el IV Informe Tecnología y Discapacidad, según el cual las nuevas tecnologías han mejorado la calidad de vida integral de seis de cada diez personas con discapacidad.

Es más, en él aseguran que “las nuevas generaciones se plantean un futuro profesional en el que puedan trabajar, rompiendo la anacrónica tradición que relaciona a la persona con discapacidad con la inactividad y la dependencia”.

Y es que la tecnología ha ayudado a que personas con discapacidad sean capaces de ocupar puestos de trabajo para los que hace un tiempo no contaban, con todo lo que ello conlleva en cuanto a exclusión social y a pérdida de activos con grandes capacidades.

Así lo expone Mike Hess, un emprendedor residente en Estados Unidos y fundador del Instituto de Tecnología para Ciegos, en una entrevista en la que no dudaba en señalar que su invidencia solo es un inconveniente más: “Estoy casado, soy padre de tres hijos, he competido en artes marciales, esquío, escalo montañas y he tenido una exitosa carrera de 20 años en la industria de la tecnología”.

Un recurso no utilizado

De hecho, Mike Hess está seguro de que las personas con discapacidades son el mayor recurso sin explotar del planeta: somos los candidatos perfectos para lo que yo llamo trabajos del tipo ‘escritorio de trabajo’. La tecnología actual es muy accesible y las personas con discapacidades son empleados extremadamente productivos y leales. De alguna manera, son más productivos que las personas videntes”.

A fin de cuentas, tal y como apuntan en cada uno de los productos que realizan en el Centro Don Orione de Posada de Llanes (España), se trata de un “trabajo realizado por una persona con una discapacidad y otras muchas capacidades”. Y ahora, con las nuevas tecnologías, esas otras muchas capacidades se podrán desarrollar con mayor facilidad.