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TECNOLOGÍA | 02.09.2020

Detectar terremotos gracias a Google ahora es posible

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Un equipo de ingenieros de los laboratorios de Google está trabajando en la detección de terremotos mediante el análisis de la información que viaja por los cables submarinos.

Aunque parezca un método extraño, no es lo más raro que se ha visto. De hecho, se suma a toda una colección de métodos más o menos científicos: desde el análisis de las vibraciones en los teléfonos móviles de la gente mediante una especie de crowdsourcing, a la detección gracias a los movimientos de los cables de internet terrestres, a los animales, a las “nubes sísmicas” y otros fenómenos de la naturaleza. La diferencia es que en este método hay más ciencia y los datos cuadran mucho mejor con las observaciones.

Es sabido que el 99% de las comunicaciones del planeta viajan por más de 900.000 km de cables submarinos que atraviesan los océanos de un lado a otro. Es el método más rápido y eficiente de comunicación, por su largo alcance y porque no tiene el retardo de los satélites, que es ligero pero apreciable. El cable más largo actualmente mide 60.000 km y va desde Alemania a Corea del Sur, tocando tierra en 39 puntos intermedios. Tanto las empresas de telecomunicaciones como las grandes corporaciones (Google, Apple, Microsoft, Facebook) se unen para invertir en las empresas que los despliegan, mantienen y gestionan.

Aunque antiguamente estos cables submarinos eran de cobre, ahora por supuesto son de fibra óptica, mucho más eficiente. La luz viaja por la fibra a unos 200.000 km/s, un poco más despacio que en el vacío, porque hay material físico con un índice de refracción por el que transita. Aun así, puede dar varias veces la vuelta al mundo en un segundo y transmitir cientos de terabits por segundo por cada cable.

Detectar un terremoto observando los cables

La idea de este método de detección de terremotos es simple. Consiste en el análisis de unos pulsos de luz que se lanzan junto con el resto de señales a través de la fibra. Midiendo los tiempos que tardan en llegar de un extremo a otro y las minúsculas distorsiones e interferencias que pueden sufrir por el camino se puede hacer un seguimiento y detectar si se han producido movimientos físicos en el cable. Es algo que los físicos denominan “interferometría de láser ultraestable” y los primeros trabajos se publicaron en 2018 en la revista Science. Allí especulaban con que con suficientes datos se podría crear el equivalente a un “sismógrafo digital”.

De momento las pruebas que han hecho Google, sus ingenieros y los científicos emplean la propia red de cables submarinos de Google. Esto incluye 14 cables de empresas en las que tienen participación, y que llegan a los 134 puntos de presencia de la nube en Google Cloud. Pero lo más interesante es que no se necesitan cables nuevos: los actuales funcionan estupendamente, de modo que otras empresas podrían unirse para entre todos obtener más y más datos.

Durante 2019 Google ya monitorizó estos cables y detectó un terremoto de magnitud 7,7 que se produjo en la zona de Jamaica, a unos 1.500 km de los cables. A este le siguieron otro de magnitud 6,1 en el océano Pacífico (a 2.000 km del cable) e incluso uno de magnitud 4,5, más pequeña y difícil de detectar, en Chile, a 30 km de uno de los cables.

Google detecta terremotos

Además de detectar los terremotos en las zonas habitadas del globo, los cables también pueden detectar los movimientos en las placas tectónicas del fondo de los océanos. Estos movimientos a veces generan maremotos, pero lo más interesante es que el sistema puede detectar “cambios de presión” en el propio océano. Como las olas de los maremotos se mueven a 800 km si se detectan a tiempo, hay más margen para alertar a quienes viven cerca de las costas para evacuar en caso de peligro.

Es normal que este tipo de desarrollos surjan de centros de investigación como los de Google, donde cuentan con la tecnología y los medios para llevar a cabo los experimentos y desarrollos que plantean los científicos. En este caso, se necesita la infraestructura (cables), la tecnología para procesar tanta información (Google Cloud) y los algoritmos de detección de patrones que permitan extraer información útil. Utilizando técnicas de inteligencia artificial se podría mejorar esa detección al igual que ya se está haciendo en el campo de la medicina, donde los ordenadores compiten con los médicos humanos. Y una vez que los terremotos y maremotos hayan sido detectados, los avisos podrían enviarse a los centros de emergencias pertinentes en cuestión de milisegundos, mucho más rápido que ahora.