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TRANSFORMACIÓN| 17.05.2021

Apostar por los mayores tras la pandemia: De la crisis a las oportunidades de la longevidad

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Los avances sanitarios y la reducción de la mortalidad infantil han provocado que la esperanza de vida media en el mundo haya pasado de 56 a 72 años en apenas medio siglo. España, actualmente en segunda posición como país más longevo del mundo detrás de Japón, va camino de liderar la clasificación en 2040, y ya cuenta con más personas por encima de 65 años que de 15.
“Hablamos de envejecimiento, pero se puede hablar de rejuvenecimiento”, apuntó Juan Fernández Palacios recientemente en un seminario online con motivo de la presentación del Centro de Investigación Ageingnomics (CIA) Fundación MAPFRE -que dirige- junto a la Universidad de San Andrés, en Argentina.
Buscamos su mirada experta, junto a la de Juan Martín, responsable del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), sobre el cambio de actitud necesario para dar respuestas a lo que espera y aporta esta población silver, en cuyas manos descansa el grueso de la renta y del ahorro, activa, preparada, tecnológica y que garantiza el consumo en tiempos inciertos. Y que, sin embargo, pasa de un día para otro, al cumplir la edad “oficial” de jubilación, a ver recortadas sus posibilidades de trabajar, de recibir el reconocimiento que merece y de seguir sumando a una sociedad más diversa, pero empeñada en poner el foco de la inversión en los más jóvenes.

Fernández Palacios, quien antes de asumir la dirección del CIA fue consejero delegado y vicepresidente de MAPFRE Vida, aspira a un mundo en el que los sénior tengan “la consideración y el protagonismo que merecen y la sociedad necesita, como un grupo activo y participativo en la economía y el voluntariado, y con actitud de disfrutar de ese regalo que supone una vida más larga y saludable”.

Mayores, un puntal de crecimiento económico 

Para Juan Martín, máximo responsable del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), la longevidad debería de ser uno de los ejes preferenciales para el modelo de crecimiento económico. “España puede convertirse en una referencia mundial haciendo de ello un objetivo prioritario e inexcusable”, explica, porque disfruta de una climatología envidiable, variedad paisajística y cultural, un modelo de relación y convivencia abierto, dinámico, acogedor, vitalista y muy atractivo.

“Pocas otras causas serán tan beneficiosas a nivel social”, adelanta. “Y casi ninguna podría comparársele en términos de generación de empleo, nuevas profesiones y prestaciones basadas en una mejor capacitación y excelencia, puntales de un sector económico emergente con enorme impacto futuro”, añade.

Imagen tomada en el CENIE durante el ciclo Conversaciones en Salamanca: Comprendiendo el envejecimiento

Tal y como confirma el Barómetro de Consumo Sénior del CIA de la Fundación, la longevidad abre oportunidades, tanto por el lado de la oferta como por de la demanda, gracias a las características de las personas sénior, tal y como enumera Fernández Palacios: su capacidad creativa, productiva e innovadora; su conocimiento y experiencia;  por ser un activo para las empresas y una fuente de emprendimiento, y por su capacidad de consumo de bienes y servicios.

Los datos lo avalan: el 55% reside en hogares en el que al menos dos personas aportan ingresos mensuales, un 90% posee su propia vivienda; el 56% tiene capacidad de ahorro y son un verdadero motor turístico, pilar de crecimiento y que, con el tiempo, volverá a normalizarse.

En cuanto a las pautas a futuro, el citado barómetro refleja que, cuando finalice la pandemia, además de en alimentación y bebidas, en ocio, viajes y turismo, incrementarán el consumo en salud, un dato que a juicio de Fernández Palacios “refleja el deseo de disfrutar y recuperar el tiempo perdido, en una actitud de nuevo positiva de este segmento de la población”.

La pandemia, ¿un revulsivo?

Según Fernández Palacios, la Covid-19 ha sacado a relucir las “enormes carencias” de nuestro sistema de atención a los mayores en muchos otros países; y ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de reformular ese sistema, “por justicia hacia nuestros padres y abuelos, y por la cuenta que nos tiene, porque todos estamos abocados a pasar por esa situación”. Nada debería suscitar más consenso que el apoyo a la construcción de un sistema que ha de ser respetuoso con su dignidad, al tiempo que eficiente, seguro y de calidad. Ahí se abre un abanico de oportunidades para proyectos empresariales y de voluntariado que, desde el centro de investigación, quieren apoyar.

La consecuencia inmediata de la crisis ha sido un cierto cambio de actitud en la consideración de los mayores, que vemos reflejado en medios audiovisuales y escritos, en series y en un vehículo tan popular como el cine. “Se trata de consolidarlo, de no volver a las andadas y adoptar las medidas e incentivos necesarios para impulsar el cambio de modelo en la dirección apuntada”, subraya Fernández Palacios. “Confío en que iniciativas como la de MAPFRE con el CIA, y otras de carácter público o privado, contribuyan a hacer realidad lo que hasta ahora son, fundamentalmente, buenas intenciones”.

Contra el estigma ‘edadista’ de las personas mayores

Hasta ahora se ha considerado el envejecimiento poblacional, acelerado por la combinación de aumento de la longevidad y disminución de la natalidad, como un fenómeno de consecuencias esencialmente negativas, por su impacto en la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, en los de salud y por los elevados costes asociados a la provisión de cuidados a largo plazo. Sin embargo, la evidencia  es que el aumento de la duración de la vida viene acompañado de una mejora de la salud y de las condiciones físicas e intelectuales.

Juan Martín asegura que la edad no debe ser un criterio para determinar qué roles han de tener las personas y, para romper cualquier fórmula de ese tipo, incluida la que “con buena fe” tienda a situarles como un grupo aparte, formula una pregunta sencilla: ¿Qué papeles no pueden desempeñar los mayores de 65 años? Los mayores no deben, ni desean ser motivo de segmentación discriminatoria, ni víctimas de un buenismo infantiloide.

Asignaturas pendientes

Ante la presión de los riesgos demográficos, económicos y financieros que enfrentan todos los sistemas de pensiones en el mundo, el futuro de las pensiones es uno de los mayores desafíos al que se enfrentan las sociedades y resulta imprescindible que los gobiernos abran la reflexión sobre qué medidas los podrán hacer sostenibles en el futuro. Según el reciente informe Sistemas de Pensiones en perspectiva global de MAPFRE Economics y editado por Fundación MAPFRE, Europa Occidental, junto con Japón y Corea del Sur, son regiones que sufren la mayor presión para reformar sus modelos actuales.

Fernández Palacios apela, además, a la necesidad de ofrecer alternativas en el plano individual, que ayuden a la realización y mantenimiento de la autoestima de las personas en un proceso de envejecimiento saludable y activo que les haga sentirse protagonistas en el devenir de la sociedad.

“Mentoring” para un conocimiento fluido

Pocas veces la Humanidad ha vivido un periodo de cambios tan profundos y abundantes como los que se suceden actualmente. “Cambiar es inseparable de vivir. Ahora, cambiar, adaptarse, lo es incluso de sobrevivir”, recuerda Martín.

El cambio afecta a todo. Las empresas, como la propia sociedad, tenemos retos enormes. “Conectar innovación y experiencia; en los nuevos modelos empresariales ya todo no depende tan solo de que cada cual tenga una tarea específica que realizar, sino también del ejercicio programado y constante para que la transferencia de conocimientos sea una realidad, los espacios sean abiertos y flexibles, y el conocimiento fluya”, explica el responsable del CENIE.

Según datos de la Organización Mundial del Trabajo, en 2030 un cuarto de la población activa tendrá entre 55 y 64 años en el mundo. Más allá de las limitaciones de ciertos ejercicios profesionales, la edad no está reñida con la productividad. “Innovar no es solo territorio de la juventud, de la misma forma que analizar con juicio y serenidad tampoco es exclusivo de la madurez extendida”, defiende Martín. “Pero lo que sí distingue a ambos extremos del arco etario es el número y condición de las circunstancias vividas, tanto en lo profesional como en lo personal, lo que se transforma en conocimientos, destrezas y habilidades que deben formar parte de la cultura de las empresas y cuya circulación sería muy torpe impedir. Es el momento de convertir semejante patrimonio en un verdadero activo profesional”, insiste.

El mentoring, una práctica habitual en MAPFRE tanto tradicional (impartido por sénior), como inverso (impartido por los más jóvenes) puede ser uno de los caminos más aconsejables. La figura del mentor ha sido históricamente un factor decisivo en el ejercicio del aprendizaje:  “Hay saberes que solo se alcanzan con el transcurrir fructífero de los años, con la sabia sedimentación de vivencias personales y colectivas”, reflexiona Martín.

La clásica figura del maestro y el aprendiz cobra ahora un nuevo sentido y según él mismo adelanta, en nuestra contemporaneidad del cambio constante “todos seremos ambas figuras al unísono y de continuo”.

Cómo se gestó la creación del Centro de Investigación Ageingnomics  

Desde que en 2015 MAPFRE asumió la necesidad de realizar una aproximación positiva al fenómeno del aumento de la longevidad, el Grupo ha venido desarrollando distintas actividades, entre ellas, eventos conjuntos con la escuela de negocios Deusto Business School, centrados en analizar con los protagonistas de industrias y sectores relevantes las oportunidades que ofrece el nuevo entorno socioeconómico marcado por la demografía. Antonio Huertas, presidente de MAPFRE, e Iñaki Ortega, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja y Consejero Asesor del CIA han coescrito La revolución de las canas, donde comparten una visión optimista en torno al concepto ageingnomics sobre las oportunidades del alargamiento de la vida para el mundo. En 2020, se consideró necesario dar continuidad y permanencia a todas estas acciones, precisamente desde una perspectiva sin ánimo de lucro. De ahí surgió la creación del Centro de Investigación Ageingnomics (CIA) bajo el paraguas de Fundación MAPFRE, para fomentar la concienciación del potencial de contribución de la población sénior a la sociedad, mediante la divulgación, la investigación de nuevas vías para el aprovechamiento de dicho potencial y el apoyo a proyectos emprendedores de impacto social.