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ECONOMÍA|21.03.2024

Japón mueve tipos: nuevo escenario para los bancos centrales

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La política monetaria ha vuelto a ser, una semana más, protagonista de la actualidad económica, con reuniones de la Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco de Japón (BoJ).

Este último ha sido el que más sorpresas ha dado: tras más de 17 años sin subir los tipos de interés y una década con el precio del dinero en negativo, ha decido subirlos hasta del -0,1% la 0,1%, abriendo una nueva etapa para la política monetaria del país.

“Llevan casi 20 años con una política monetaria acomodaticia, la más relajada de todo el mundo. No obstante, el espíritu no cambia: siguen queriendo ser acomodaticios. Seguirán con el proceso de subida de tipos, pero de una forma suave”, explica Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión.

MAPFRE Economics, el Servicio de Estudios de MAPFRE, añade que, además, el organismo parece poner fin al control de la curva del rendimiento y a la compra de fondos indexados (ETFs, por sus siglas en inglés), con los que tenía exposición a la Bosla, y J-REITs, con los que la tenía al sector inmobiliario. Así, no estaría poniendo fin a la expansión cuantitativa, solo a las nuevas compras. “No ha dicho que se vaya a deshacer de sus posiciones, sino que va a dejar de comprar”, comentan desde el Servicio de Estudios.

La Fed, por su parte, decidió mantener los tipos de interés oficiales en el rango 5,25% – 5,5%, en la línea con lo esperado por el mercado, e introdujo la discusión de minorar en un futuro próximo el ritmo de reducción del balance. En cuanto al plano macro, las nuevas previsiones evidenciaron un panorama de mayor crecimiento, destacando el aumento hasta el 2,1% de este año frente al 1,3% anterior. También anticipa un mejor comportamiento del mercado laboral, de entre una y dos décimas de desempleo por encima de los niveles actuales y unas previsiones de inflación que se mantienen prácticamente sin cambios, aunque ligeramente corregidas al alza.

MAPFRE Economics explica que el Federal Open Market Comittee (FOMC), la rama del banco central que toma las decisiones de política monetaria, parece dispuesto a bajar los tipos en los próximos meses en caso de sumar las evidencias suficientes para ello, un proceso para el que no están listos todavía y que materializa en la pausa preventiva actual. Esta posición les permite seguir ganando confianza en el camino elegido y recuperar parte de credibilidad perdida al continuar dictando un ritmo de actuación predecible.

“Ha habido un cambio muy brusco en la percepción de los mercados, también debido al crecimiento, que es mejor de lo esperado y eso marca la hoja de ruta de la Fed. Solo con las cifras macro, no se justificarían las bajadas de tipo con unas expectativas de crecimiento superiores al 2% y con una inflación que no se prevé que vuelva al objetivo hasta 2026”, añade Matellán.

Además, el Servicio de Estudios de MAPFRE recuerda que los últimos datos de inflación del país muestran cierto estancamiento en el proceso de desinflación, de la mano aumento en los precios de la energía, de precios de los bienes básicos, de los de los servicios, que se mantienen altos, y una inflación de vivienda más rígida.

Junio parece ser la fecha más probable para iniciar el proceso de flexibilización, pero, de nuevo, muy cauteloso, pausado y con margen de decepcionar hacia un escenario con menos recortes, dada la mayor inclinación hacia una actividad y empleo en dinamismo, un estancamiento de la inflación por encima del objetivo, un déficit público marcando récords y las mismas fuerzas de cambio en la geopolítica global que han llevado a Japón a dar el primero paso hacia la normalización monetaria por primera vez en casi dos décadas”, añade MAPFRE Economics.

La última reunión de política monetaria ha sido la del Banco de Inglaterra, que también ha decidido mantener los tipos en el 5,25%. Este caso es más complicado que el del Banco Central Europeo (BCE) porque su situación macro es peor, teniendo en cuenta que, además, su inflación es distinta a la de la UE, más guiada por los precios energéticos, o la de Estados Unidos, por los precios de los servicios. “En Reino Unido, la inflación intrínseca es muy fuerte, y eso ata de manos al banco central”, explica Matellán.

MAPFRE Economics explica que este banco central ofrece un posición más flexible respecto a su anterior reunión en la medida que “las cosas se están moviendo en la dirección correcta”. Además, añade que “esto es una señal positiva de cara al futuro, pero los datos respaldan una posición todavía más cautelosa que el BCE o la Fed y justifican que se mantenga un paso por detrás en la toma de decisiones”.

 

¿Qué ha hecho el BCE en marzo?

El BCE mantuvo en su reunión del 7 de marzo los tipos de interés por cuarta vez consecutiva en el 4,75% el marginal de crédito, el 4,50% el principal de financiación y el 4,00% la facilidad de depósito. Asimismo, revisó a la baja tanto la inflación como la actividad económica de la Eurozona, esta última en menor medida.

Europa vive actualmente una situación macroeconómica distinta a Estados Unidos, con un crecimiento más débil, pero que poco a poco va siendo mejor. Así, el organismo hizo hincapié en que los recortes de tipos aún son prematuros y que no parece “una decisión racional ni compatible con el estado actual de la economía”, según explica MAPFRE Economics.

Parece que el BCE toma así un enfoque más equilibrado a corto plazo, aunque sin concretar movimientos inminentes. De todas formas, la suposición central del mercado parece ser que se darán las condiciones propicias para que esto ocurra en junio y sincronizarse con la Fed.