La dependencia en mayores, un problema creciente en las sociedades desarrolladas
La definición de dependencia es amplia, pero podría resumirse en que afecta a personas que necesitan ayuda para llevar a cabo su vida diaria. Esta es la clave, la infinidad de acciones cotidianas que la mayoría de la población realiza sin dificultad, pero que pueden ser un verdadero impedimento para los dependientes. Son actos como el aseo, la alimentación, ir al baño, vestirse o incluso el mero hecho de levantarse de la cama. Las cifras no ofrecen dudas de la dimensión del problema: en torno al 4 % de la población adulta de la Unión Europea es dependiente, según Eurostat.
Envejecimiento y dependencia
La dependencia tiene su origen en factores como la edad, la enfermedad y la discapacidad. Todas las predicciones, no obstante, coinciden en que el número de dependientes se multiplicará con el envejecimiento de la población, una tendencia que es imparable. En la OCDE (la organización que reúne a la mayoría de los países desarrollados), la esperanza de vida en 1970 se situaba de media en 70 años; justo antes de la pandemia, ya alcanzaba los 81, y seguirá en aumento. Así, los mayores de 65 años, que eran el 9 % del total de la población de estos países en 1960, ya son el 17,3 %, y supondrán el 26,7 % en 2050. Los mayores de 80 años, el grupo que más sufre la dependencia, son hoy el 4,6 % de su población; en 2050, serán más del doble que en la actualidad.
Son datos que nos hablan de los años de vida, pero no de su calidad. Eurostat elabora un índice que distingue entre años de “vida sana” y de “actividad limitada”. Un ciudadano de la Unión Europea que llegue a los 65 años puede esperar, de media, llegar a los 86,6 años, en caso de ser mujer, y hasta los 83,1 si es hombre. Sin embargo, la mitad de ese tiempo, casi 10 años en ambos casos, viviría con “actividad limitada”, es decir, dependiendo de otros.
Hay grandes diferencias en este indicador, lo que pone de manifiesto que los diferentes sistemas sanitarios y asistenciales, e incluso los modos de vida, pueden prolongar la vida saludable de los mayores. Por ejemplo, en países como Suecia, la vida saludable abarca casi tres cuartas partes de la tercera edad, hasta superar los 80 años; en Letonia no llega a un tercio, poco más de 5 años desde los 65.
Surgen nuevas necesidades
Se abren, por tanto, dos frentes. Por un lado, la “revolución de las canas”, o el peso creciente de los mayores en la economía activa, debido al incremento de esta población y a su mayor capacidad de consumo, lo que hace que se tengan en cuenta sus necesidades -y ganas- de ocio, algo muy visible en sectores como el turismo. En este ámbito, el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE se dedica a profundizar en el conocimiento de los hábitos y tendencias en esta edad a medio camino entre el trabajo y el retiro, y a exponer las oportunidades que representa.
Al mismo tiempo, la sociedad se enfrenta al reto de dar una respuesta a los mayores que ya no pueden valerse por sí mismos. La dependencia varía en grado, hay muchas personas que no precisan una asistencia completa, y con cierta ayuda pueden ver grandes progresos en su autonomía personal, el objetivo que debería tener cualquier plan de actuación con dependientes. Es un concepto al que se le presta cada vez más atención, a medida que este problema se generaliza socialmente.
El ingreso en un centro geriátrico es una de las opciones, y puede ser la más indicada cuando la salud y las capacidades de una persona han alcanzado un deterioro notable. Pero también existen soluciones intermedias, que cuentan con el efecto positivo de no desvincular a los ancianos de su ambiente de referencia, como los centros de día o una ayuda regular, que se fije por horas o días. Aparece en este punto la figura del cuidador, ya sea profesional o, como sucede a menudo, un familiar o allegado, y que está muy ligada a la dependencia en mayores. Se trata, en cualquier caso, de una situación difícil para las personas que la sufren y sus familias.
La apuesta de MAPFRE para aportar soluciones
Las necesidades de la tercera edad son una de las líneas de trabajo de MAPFRE desde hace años, un tiempo en el que se ha encontrado con la realidad de la dependencia en mayores y se han podido ofrecer algunas soluciones. Se trata de beneficios exclusivos para clientes en esta franja de edad, ayudas con problemas como la movilidad o servicios específicos, con el denominador común de que buscan mejorar la vida de las personas mayores cuando sus capacidades comienzan a verse mermadas.
Estas medidas han comenzado a implementarse en España, uno de los países más envejecidos del mundo, con cerca del 20 % de su población (9 millones) por encima de los 65 años, y más del 6 % (3 millones) que supera los 80. Es el país donde MAPFRE tiene más clientes, y su estructura también habla de este fenómeno: muchos de ellos tienen más de 50 años.
Por ejemplo, ciertos seguros vinculados a la tercera edad ya incluyen una bolsa de horas de asistencias diversas, con el objetivo de dar una respuesta a las limitaciones de movimiento que afectan a este colectivo. Se trata de acompañarles en sus necesidades más cotidianas, y no solo de ofrecerles una compensación económica. En la misma línea se sitúa la telefarmacia, la posibilidad de que un profesional lleve los medicamentos hasta el domicilio de la persona mayor que así lo solicite, uno de los beneficios del plan de fidelización teCuidamos.
En la vejez, muchas personas pueden comenzar a encontrar obstáculos en la que había sido su casa de toda la vida. Por ello, la reforma y la adecuación de viviendas para mayores y dependientes es una de las opciones que ofrece MULTIMAP, cuyos profesionales se dedican a dar con un diseño de los espacios que permita a los mayores seguir viviendo donde sea su deseo.
Además, aunque en España 1,2 millones de personas ya reciben algún tipo de ayuda pública por dependencia, esta ha sido solicitada por 1,9 millones. Ante esta situación, MAPFRE ha lanzado un seguro de dependencia para seniors, que garantiza una prestación mensual y vitalicia a las personas mayores que caigan en esta situación. Ofrece protección desde el primer momento, sin que sea necesaria ninguna declaración de un organismo oficial, tan solo el reconocimiento por parte de un perito de la compañía basándose en criterios médicos objetivos. Este seguro parte de la idea de que el acceso a los servicios de dependencia debe poder garantizarse de forma ágil y en un plazo breve.
Son algunas propuestas que tienen como fin aumentar la autonomía, el bienestar y la tranquilidad de una parte creciente de la población. Proporcionarles los cuidados y la atención que necesitan es ya uno de los principales retos de la sociedad.