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ECONOMÍA| 23.11.2023

Los desafíos estructurales de China: desaceleración, sector inmobiliario y guerra comercial

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Guerra comercial, desaceleración, una mala reapertura tras la pandemia, sector inmobiliario… Los problemas de China siguen acumulándose y atacan por varios frentes, pero ¿hay motivos para pensar en un shock de esta economía que pudiera arrastrar a Occidente?

La economía del país creció en los tres primeros trimestres del año un 4,9%, con el consumo aumentando un 6,8% y la inversión expandiéndose un 3,1%, liderada por la inversión en infraestructuras, manufacturas y un repunte inmobiliario. El objetivo fijado por el gobierno es del 5%, y MAPFRE Economics anticipa en su informe ‘Panorama económico y sectorial 2023: perspectivas hacia el cuarto trimestre’ que no solo cumplirá con la cifra, sino que el crecimiento será del 5,1%, una décima más. Esa cifra se mantendría incluso en el escenario más estresado.

Para el año que viene, y teniendo en cuenta el debilitamiento macroeconómico, la cifra se reduce hasta el 4,4%, una desaceleración esperable debido al enfriamiento del mercado para las exportaciones chinas por la caída de la demanda exterior,

Tal y como muestran los datos conocidos hasta el momento y las previsiones, el país sigue registrando buenos niveles de crecimiento, mientras que los de otras potencias occidentales se han visto mucho más perjudicados por el efecto de la inflación y el endurecimiento monetario para responder a esa subida de los precios.

La inflación no es un problema para China: la subida de precios prevista en el escenario base es del 0,5% este año y del 1,9% el que viene, mientras que, en un escenario más estresado, se mantiene la de 2023 y se amplía la de 2024 hasta el 2,3%. De hecho, la inflación en septiembre fue del 0%, señal de que la demanda interna tampoco está acompañando.

Esta atonía se refleja en una política monetaria mucho más relajada, con los tipos en el 3,45%, mientras que Estados Unidos y la Eurozona se han visto obligados a efectuar una rapidísima subida, que en el caso del Banco Central Europeo (BCE) ha sido la más rápida de su historia.

Tampoco hay buenas noticias por el lado de la divisa. El renminbi acumula meses de devaluación frente al dólar, con el cambio por encima de los siete yuanes por cada unidad de moneda estadounidense. Esto se conoce como ‘crack seven’ y es indicativo de que la economía china “no pasa por su mejor momento”, indican desde MAPFRE Economics.

De hecho, supera este nivel desde mayo, y aunque se ha estabilizado en esos niveles, está lejos de la vuelta a la normalidad. El Servicio de Estudios de MAPFRE no descarta una depreciación adicional, aunque esta no sería mucho más pronunciada. Además, China tiene por delante una serie de retos futuros que pueden suponer un lastre para la divisa, como el sobreendeudamiento, el envejecimiento poblacional, la guerra tecnológica y su posición en el mundo, ante el actual escenario geopolítico de bloques.

El reto del sector inmobiliario

El desafío más inmediato para el país es el sector inmobiliario, que hace ya más de dos años que atraviesa una situación delicada, con problemas que se extienden por toda la cadena de producción. Además, el peso de esta industria en el total del PIB es de cerca del 30%, similar al porcentaje que representaba el sector en España en antes de la crisis del ladrillo.

El Gobierno decidió extender a 2024 el apoyo al desarrollo del mercado inmobiliario y ha mantenido los tipos estables desde la rebaja del mes de agosto, cuando los bajó hasta el 3,45%. Pero estas medidas no parecen estar siendo suficientes: los últimos datos de precios de vivienda constatan el declive del sector, y MAPFRE Economics cree que esta situación “está lejos de terminar”.

Este tipo de políticas públicas sí que podrían evitar que los problemas se extendiesen desde los gobiernos locales, aunque el Servicio de Estudios cree que son, en general, insuficientes, lo que se suma a que la falta de atractivo del sector hace que los bancos comerciales no sean capaces de dirigir el crédito hacia esos activos.

A nivel empresarial, el promotor chino Evergrande, una de las principales empresas del sector, admitió ya en septiembre de 2021 que “probablemente” no podría pagar su deuda con los acreedores, que en aquel momento ascendía a los 300.000 millones de dólares.

Tras declararse en quiebra la filial de la compañía en Estados Unidos, Evergrande ha conseguido que el Tribunal Superior de Hong Kong aplace por quinta vez la vista sobre su liquidación, la que podría ser la última ocasión para presentar un plan de reestructuración.

MAPFRE Economics advierte de que esta situación podría truncar el crecimiento a largo plazo del país, a pesar de que se estima que cumpla con el objetivo fijado por su gobierno para este año. El sector inmobiliario es uno de los principales problemas estructurales que arrastra el país, especialmente por el endeudamiento.

La guerra comercial, aún muy viva

El ruido de la guerra comercial parece haberse reducido debido a los conflictos geopolíticos y el debilitamiento macroeconómico, pero sigue muy viva y está lejos de disiparse. Hace tan solo unos días, el presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron en San Francisco y acordaron restablecer las comunicaciones militares y mantener las líneas de diálogo abiertas. Taiwán continúa siendo una de las principales diferencias entre ambas potencias, ante la intención del gigante asiático de reunificar el territorio.

La isla cuenta con la empresa de semiconductores más importante del mundo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), por lo que, de llevarse a cabo esta unión, pasaría a ser de propiedad China y ayudaría al país a dar un paso hacia adelante tecnológicamente hablando.

El Servicio de Estudios de MAPFRE destaca que esta guerra tecnológica con Estados Unidos va mucho más allá de las manufacturas: es una guerra por el conocimiento. China ya es el país líder de patentes tecnológicas, al pasar de un modelo de copia y reproducción a otro de producción de bienes de mayor valor añadido.

Un entorno “apropiado” para el sector asegurador

A pesar de la desaceleración económica, el contexto sigue siendo apropiado para el desarrollo del negocio asegurador, con una política monetaria “acomodaticia” y pese a los retos que plantea el sector inmobiliario, según el informe ‘Panorama económico y sectorial 2023: perspectivas hacia el cuarto trimestre’.

Los tipos a largo plazo están significativamente por encima de los tipos a corto plazo, con lo que ofrecen una prima por plazo positiva y eso hace que siga siendo un “entorno propicio” para el negocio de los seguros de Vida ahorro y rentas vitalicias.

 

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