ECONOMÍA | 17.12.2024
¿Qué son los bonos catástrofe?
MAPFRE RE, la unidad de reaseguro de MAPFRE, ha promovido la emisión de un bono catástrofe, con el objetivo de mejorar su protección de retrocesión. Pero ¿qué es un bono catástrofe?
Los bonos catástrofe son instrumentos financieros utilizados para transferir riesgo desde la industria aseguradora a otros inversores. Creados a finales de la década de 1990, estos son ya muy comunes en algunos sectores concretos de la industria aseguradora y reaseguradora, y suponen una alternativa de protección de reaseguro adicional y complementaria para las compañías de seguros.
Además, se trata de una opción de inversión interesante para grandes inversores de los mercados de capitales, quienes – sin necesidad de establecer un vehículo asegurador – pueden obtener unos rendimientos atractivos.
En el caso concreto de este bono, se está cubriendo el crecimiento de una cartera de Estados Unidos ligada a tormentas tropicales y huracanes extremos en la región.
¿Cómo funcionan?
Estos vehículos pueden tomar forma como protecciones de reaseguro o de retrocesión. En el caso del bono promovido recientemente por MAPFRE RE, ha tomado forma de retrocesión, lo que supone que los inversores asumen parte del riesgo catastrófico protegido por ese bono.
El sponsor del bono – quien va a ser el último beneficiario en caso de siniestro cubierto – formaliza un contrato de reaseguro con el vehículo emisor del bono, y este vehículo coloca dicho bono en el mercado de capitales, acudiendo a diversos inversores.
El principal del bono es la protección comprada, que el inversor deposita colateralizada durante la vigencia del contrato, normalmente anual renovable. Durante este tiempo, el inversor recibirá los rendimientos financieros de ese depósito, y además el pago por el riesgo adicional asumido, un cupón equivalente a la prima en una cobertura de reaseguro tradicional.
El principal del bono se verá reducido en el caso de producirse un evento protegido, de acuerdo con las condiciones previamente acordadas en la creación del vehículo. A diferencia de una cobertura tradicional esta protección se activa (es decir, se paga) normalmente en función de unos “triggers” marcados por anticipado y que no dependen exclusivamente del daño sufrido por el sponsor en su cartera de seguros/reaseguros.
Estos triggers normalmente están relacionados con parámetros objetivos, medidos por agencias independientes acordadas y contrastadas. El ejemplo clásico es un huracán que, por ejemplo, afectase a la costa este de Estados Unidos, causando daños para toda la industria aseguradora (industry loss) por más de X mil millones de dólares. Ese importe de afectación global lo certifica una agencia verificadora independiente y preacordada, que al margen de cómo se reparte el impacto entre las aseguradoras, estima el coste agregado total del evento para el sector asegurador.
Normalmente, estos bonos necesitan cumplir una doble condición: por un lado, que el coste del evento para el sector (industry loss) supere el umbral prefijado, de acuerdo con la agencia verificadora. Y, por otro lado, requiere que el sponsor también haya sufrido algún daño en su cartera asegurada por el mismo evento.
Los bonos de catástrofe se utilizan normalmente para cubrir peligros nombrados, generalmente huracán y/o terremoto (es decir, no son coberturas todo riesgo abiertas indistintamente a cualquier evento), y se ofrece capacidad predominantemente para aquellos territorios en los que se cuenta con agencias de estimación de daños ampliamente reconocidas, y donde también están más desarrolladas las herramientas de modelización de riesgo catastrófico.
Más del 85% de estos bonos cubren algún tipo de fenómenos naturales que ocurra en los Estados Unidos, seguidos en importancia por los que cubren Europa o Japón. Para el sponsor, supone ampliar el número de potenciales aportadores de capacidad y protección, más allá de los mercados tradicionales de reaseguro y retrocesión, con un riesgo de crédito muy limitado al estar colateralizado el principal. Además, aquellos que cuenten con la condición de activación (trigger) de un importe concreto de siniestro agregado para el sector (industry loss) se activan y se ejecutan de manera muy sencilla y rápida.
El potencial inconveniente para el sponsor del bono es lo que se llama riesgo base: podrían producirse eventos catastróficos que no tuvieran una alta correlación entre el daño sufrido en la cartera del sponsor y el recobro generado realmente por el bono. Dado que el recobro viene determinado por el coste del evento para la totalidad del sector asegurador, si este coste agregado no supera el umbral de activación del bono, el sponsor no recibiría fondos del mismo, incluso si en su cartera sí se hubiera visto particularmente afectado por el evento catastrófico. Por eso, es muy importante utilizar herramientas de estimación de riesgo de catástrofe en la fase de construcción del bono, para intentar que los parámetros de activación de la cobertura tengan la mayor correlación posible con el riesgo realmente asumido.
Para los inversores del mercado de capitales suponen una posibilidad de trabajar con activos alternativos, no correlacionados con sus carteras de inversión principales y con un rendimiento potencialmente atractivo. La utilización de triggers como los industry loss, la limitación de los territorios y peligros cubiertos a aquellos en los que hay suficiente información de modelización confiable crea un universo muy homogéneo y relativamente sencillo de analizar, facilitando las transacciones.
En los últimos años, el aumento de capacidad ofrecida con estos instrumentos ha sido muy significativa y puede complementar, aunque no reemplazar, la capacidad tradicional de reaseguro disponible en el mercado internacional.
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