ECONOMÍA| 27.03.2024
De ahorrador a inversor: cinco razones para poner el dinero a trabajar cuanto antes
“No esperes. El tiempo nunca será el correcto“. El escritor Napoleón Hill, un estadounidense pionero en los textos de superación y crecimiento personal y autor del célebre libro ‘Piense y hágase rico’, resumía de esta manera un concepto universal para la vida. Si buscamos el momento perfecto para empezar algo, quizás acabemos por no hacerlo nunca. El ‘sobre análisis’ de la información, las casuísticas y los resultados pueden acabar por paralizar el movimiento, ya sea a la hora de invertir, emprender un proyecto o hacer cualquier tipo de cambio significativo.
Si llevamos este aprendizaje al terreno de las finanzas, podría expresarse de esta manera: el mejor momento para empezar a invertir fue ayer y el segundo mejor momento es hoy. Es decir, el mejor momento para empezar a trabajar en tu planificación financiera y tus objetivos es ahora. El mercado de valores es impredecible a corto plazo, y numerosos estudios han demostrado que el tiempo en el mercado es más importante que intentar cronometrar el mercado. Es decir, el valor del tiempo no debe ser subestimado, especialmente cuando se trata de inversiones y crecimiento personal. Comenzar lo antes que te permitan tus condiciones personales –ya hemos hablado anteriormente del colchón para emergencias– y te permitirá aprender de la experiencia y adaptarte a la incertidumbre mientras alcanzas tus metas financieras a largo plazo.
Porque la transición de ahorrador a inversor es un paso crucial para aquellos que buscan no solo preservar su capital, sino también aumentarlo a lo largo del tiempo. Porque el riesgo real de no poner el dinero a trabajar y dejarlo ‘descansar’ debajo del colchón o en una cuenta corriente sin ningún tipo de remuneración es la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación. A largo plazo, mantener todo tu dinero en efectivo puede menguar tu bolsillo, mientras que invertir en opciones que ofrezcan rendimientos superiores a la tasa de inflación puede ayudarte a cuidarlo e incluso hacer que crezca.
¿Por qué empezar a invertir lo antes posible?
- Aprovechar el ‘poder’ del interés compuesto
El interés compuesto se refiere a generar intereses sobre los intereses previamente ganados, además del capital inicial. Piensa en una ‘bola de nieve’, que se va haciendo cada vez más grande a medida que va rodando. Lo mismo aplicaría a tu inversión: este efecto se va escalando a lo largo del tiempo, lo que significa que cuanto antes comiences a invertir y más tiempo esté tu dinero invertido, más tiempo tiene para crecer a través del interés compuesto.
- Mitigar el impacto de la volatilidad del mercado
Invertir a largo plazo te permite sortear las fluctuaciones del mercado. Los mercados pueden ser volátiles a corto plazo, pero históricamente han tendido a aumentar de valor a largo plazo. Comenzar temprano te da más tiempo para que tu inversión se recupere de los bajones y aproveche los periodos de crecimiento.
- Hábitos financieros saludables
Comenzar a invertir ayuda a trabajar la disciplina financiera y el hábito del ahorro, lo que se materializa en ser capaz de mantener la calma durante los períodos de volatilidad del mercado y en adherirte a tu plan de inversión, por ejemplo, a través de aportaciones periódicas, siempre con la vista puesta en el largo plazo. Esta disciplina y control emocional puede establecer las bases para una vida de decisiones financieras sólidas.
- Libertad financiera
Invertir puede ser una herramienta poderosa para alcanzar tus objetivos financieros, ya sean a corto, medio o largo plazo. Y hay una meta que, aunque suene idílica, puede conseguirse a través de la inversión bien planificada: la libertad financiera. Esto significa tener suficiente dinero invertido para vivir del rendimiento de esas inversiones, dándote la libertad de tomar decisiones sobre tu carrera y tu vida sin estar limitado por las necesidades financieras inmediatas.
- Diversificación
Depender de una sola fuente de ingresos, como un salario, puede ser arriesgado: la inversión permite ampliar las fuentes de ingresos a través de dividendos, intereses o ganancias de capital y proporcionar una capa adicional de seguridad financiera. Además, también puedes diversificar en cuanto a la exposición a diferentes mercados y sectores en todo el mundo, brindándote la oportunidad de beneficiarte de las economías y empresas en crecimiento, independientemente de tu ubicación geográfica. De hecho, este será un factor fundamental para reducir el riesgo en tu cartera.
¿Tu perfil es muy conservador? La clave es encontrar un equilibrio entre la seguridad y el crecimiento potencial: comenzar con pasos pequeños y educarse sobre las opciones de inversión puede hacer que el proceso sea menos intimidante y más beneficioso a largo plazo. Además, ten en cuenta que no necesitas comenzar invirtiendo en opciones de mucho nivel de riesgo. Existen opciones con las que obtener mejores rendimientos que una cuenta de ahorros tradicional, como pueden ser los fondos de inversión monetarios o los garantizados.
Convertirse de ahorrador a inversor es un paso esencial hacia la seguridad a largo plazo. Comenzar temprano, educarte y adoptar una estrategia de inversión bien pensada puede marcar una gran diferencia en tu futuro financiero. Y en este sentido, la cuestión principal no es el encontrar el timing perfecto, sino el tiempo en sí. Comenzar tan pronto como sea posible, incluso con pequeñas cantidades, puede tener un impacto significativo. A partir de ahí, recuerda que tu situación financiera y tus objetivos cambiarán con el tiempo, al igual que el entorno económico. Por esta razón, revisar y ajustar regularmente tu cartera de inversiones, tu estrategia o incluso tus objetivos, te ayudará a asegurarte de que sigue estando alineada con tus metas a largo plazo y tu tolerancia al riesgo.
Y si en algún momento decides que no sabes por dónde empezar o cómo abordar las múltiples opciones, hablar con un experto financiero siempre puede ser un buen primer paso.
MAPFRE cuenta con un servicio de asesoramiento financiero, MAPFRE Gestión Patrimonial, que actualmente cuenta con 10 oficinas por todo el territorio español. En su nuevo Plan Estratégico 2024-2026 prevé superar los 2.000 millones de euros en patrimonio y aumentar el número de oficinas hasta las 16.
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