COMPROMISO| 20.10.2021
Lo intangible es cada vez más importante en las empresas. ¿Cómo lo aseguramos?
La digitalización está transformando todos los órdenes de la actividad económica, y eso incluye también cambios en el perfil de riesgo de las empresas y la naturaleza de los activos que quieren proteger ante eventos imprevistos.
Las empresas digitales se enfrentan a riesgos nuevos y emergentes, como la ciberseguridad. El valor de las compañías digitales se deriva predominantemente de activos intangibles más que físicos, como son los datos, la propiedad intelectual (IP), el software, o el talento y conocimientos de los empleados, así como la reputación de las propias compañías. Según algunas estimaciones, los activos intangibles representan ahora alrededor del 90% del valor de mercado total de las empresas del S&P 500. Al mismo tiempo, las encuestas revelan que menos del 20% de este tipo de activos están asegurados.
Esto presenta oportunidades y desafíos para el sector, como explica el último informe de la Asociación de Ginebra Digital Entrepreneurship and the Supportive Role of Insurance, elaborado por Darren Pain.
Tradicionalmente, una empresa generaba valor económico mediante capital físico (stock, edificios, maquinaria y equipamientos) y capital humano, los empleados. Como resultado, el valor de los activos tangibles registrados en el balance (menos cualquier pasivo reconocido como deuda) ha venido proporcionando una guía razonable del patrimonio neto de una empresa. Hoy en día, el valor de una empresa está mucho más relacionado con los activos intangibles (es decir, basados en el conocimiento) como la reputación, el capital humano y la propiedad intelectual, algunos de los cuales no están bien representados en los estados contables convencionales.
Si bien el auge de las grandes empresas tecnológicas personifica el cambio, el fenómeno es más general. La gran mayoría de empresas industriales, así como las pequeñas y medianas empresas, han adoptado modelos de negocio digitales. La participación de las inversiones intangibles en las inversiones comerciales totales de EE. UU. ha aumentado sustancialmente. Este movimiento estaba bastante avanzado antes de COVID-19, aunque la pandemia ha acelerado la tendencia, y la transformación digital ahora lleva semanas en lugar de meses o años.
Hay activos intangibles y hay también valores intangibles, que cobran cada vez mayor importancia, como la reputación de las compañías. “La gestión adecuada de los valores intangibles de una empresa es un contribuidor neto de valor al desarrollo del negocio, y esto es especialmente importante en la sociedad de la información actual”, explica Eva Piera, directora general de Relaciones Externas y Comunicación de MAPFRE.
Esta transformación de la naturaleza de los activos de las compañías tiene repercusiones en todos los niveles de la actividad económica, y también, por supuesto, en el papel que puede jugar el seguro.
A lo largo de la historia, los seguros han ayudado a las empresas a desarrollar mercados para nuevos productos y servicios, y sin duda este también es el caso de las tecnologías digitales. Ya estamos viendo que las pólizas de responsabilidad comercial y las coberturas de los seguros cibernéticos y de propiedad intelectual evolucionan para adaptarse a algunos de los riesgos intangibles que enfrentan los emprendedores digitales. Sin embargo, si las aseguradoras van a satisfacer las necesidades de los emprendedores digitales y cubrir las brechas emergentes en la cobertura, deberán mejorar la propuesta de valor de sus ofertas, en particular a través de la innovación de productos, procesos y organizaciones.
En el mundo digital, la indemnización difícilmente repara el daño sufrido. En el mundo físico también existen las “pérdidas irreparables” (como perder tu casa o un ser querido), pero la mayoría de las coberturas van orientadas a resarcir lo material: si tienes una gotera, se repara; si roban en tu almacén, se indemniza; etc. En el mundo digital es todo más complejo. Una empresa que sufre un ataque de ransomware y pierde todos sus datos, incluida su cartera de clientes, podrá cubrir riesgos como el coste de los equipos, el coste de la interrupción de negocio, el coste de las posibles multas por filtración de datos… pero nada de eso devuelve la normalidad a tu negocio.
“Por eso”, explica Joan Cuscó, director de Transformación Global de MAPFRE, “si queremos proteger todo lo que importa a nuestros clientes igual que hacemos en el mundo físico, las aseguradoras debemos desarrollar una oferta integral que abarque todo el ciclo de la gestión de la seguridad digital: concienciación, prevención, actuación, recuperación y resarcimiento, siendo éste último quizás el menos importante de la cadena”.
En el estudio, el think tank formado por las principales compañías aseguradoras internacionales, entre ellas MAPFRE, explica que esa innovación por parte de las compañías aseguradoras puede venir de tres áreas clave:
- Innovación de productos: “las coberturas paramétricas pueden desempeñar un papel más importante en situaciones en las que las pérdidas están relacionadas menos con lesiones corporales y daños físicos y más con la falta de acceso o el bajo rendimiento de los productos / servicios”.
- Innovación de procesos: la suscripción automatizada y la distribución optimizada, incluso mediante la asociación con entornos Insurtechs, facilitará una cobertura flexible y personalizable para las empresas digitales.
- Innovación organizacional: la reconfiguración de sus negocios para adoptar estrategias API permitirá a las aseguradoras conectarse con plataformas digitales y recopilar información relevante para el negocio.
Esto revelará oportunidades significativas para crear modelos de calibración de riesgos altamente granulares y realizar nuevas propuestas de seguros que sean atractivas para los emprendedores digitales.