COMPROMISO| 22.09.2021
Una galleta nutritiva para combatir el hambre y promover el desarrollo de la sociedad
Cuando hablamos de malnutrición a menudo pensamos que sólo ocurre en países subdesarrollados, pero la pandemia nos ha hecho más conscientes, mostrándonos las carencias alimentarias a las que diariamente se enfrentan familias de todo el mundo. El hambre oculta, un concepto terrible y que afecta a más de 2.000 millones de personas en el mundo y al 24,3 % de la población menor de 5 años en Europa, según Unicef, se refiere a la situación de desnutrición que actualmente viven aquellas personas que con un consumo adecuado de energía no llegan a cubrir las necesidades de algunos micronutrientes, como las vitaminas A y D, el hierro y el zinc.
Por esto, Fundación MAPFRE y Fundación Grupo Siro acaban de anunciar que repartirán un total de dos millones y medio de galletas nutricionales enriquecidas con vitaminas y minerales que ayudarán a cubrir las deficiencias nutricionales de 25.000 familias, en España y Portugal, debidas a carencias en su dieta. Su distribución está en marcha y se realizará a través del proyecto Sé Solidario, de Fundación MAPFRE, la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) y la red de voluntarios de MAPFRE.
Las galletas, que serán repartidas de forma gratuita y no están disponibles para la venta al público, han sido desarrolladas por Fundación Grupo Siro como suplemento a la alimentación y pueden proporcionar la energía y los nutrientes que necesita una persona para cubrir su aporte diario recomendado. Entrevistamos a Juan Manuel González de Serna, fundador y presidente de Fundación Grupo Siro.
Juan Manuel González Serna – Fundador y presidente de Fundación Grupo Siro – licenciado en Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE y Máster en Dirección de Empresas. Dirigió desde 1978 la empresa familiar Honesta Manzaneque de Campo de Criptana (Ciudad Real), fundada por sus abuelos y dedicada a la fabricación de harinas y pastas alimenticias, que abandonó en 1991. Unos meses más tarde, compró al Grupo Danone la empresa Galletas Siro.
“Hacemos lo que mejor sabemos hacer, que son galletas, para combatir algunas de las plagas que más afectan desde hace décadas a la población a nivel mundial, que son el hambre y la malnutrición. Para poder llegar a ayudar a muchas más personas que padezcan hambre en el mundo, necesitamos crear una red de colaboración global y en este sentido, Fundación MAPFRE es un aliado de primera división, con su trayectoria y presencia en más de 25 países ayudando a paliar la malnutrición.”
¿Cuándo y dónde surge la creación de esta galleta? ¿Podría decirse que es el proyecto más relevante de su compromiso con la sostenibilidad?
El origen de esta galleta, o al menos cuándo empezó a concebirse, fue hace tres años, cuando propusimos a nuestro equipo de I+D, por entonces unas 100 personas dedicadas exclusivamente a la creación y desarrollo de nuevos productos, que presentaran un prototipo de producto para combatir la malnutrición en el mundo en el marco de un Innovation Challenge que organizamos cada año.
Se presentaron casi 30 prototipos y todos ellos fueron evolucionando hasta la galleta nutricional que hemos presentado recientemente, y que esperamos que sea solo el primero de los desarrollos que persiga este objetivo.
Si bien no es el único proyecto de sostenibilidad que tenemos en marcha en la compañía, ya que también apostamos por la integración de personas en riesgo de exclusión social (más de un 10 % de la plantilla) o invertimos fuertemente en temas de economía circular (los residuos que generamos los convertimos en pienso animal o reaprovechamos para crear biogás que necesitan nuestras fábricas), es un proyecto muy relevante. Hacemos lo que mejor sabemos hacer, que son galletas, para combatir una de las plagas que más afectan desde hace décadas a la población a nivel mundial: el hambre y la malnutrición.
¿Cuánto tiempo lleva trabajando la Fundación Siro en la malnutrición en el mundo?
Todo surge hace tres años con el reto a nuestro equipo de I+D de crear productos que combatiesen la malnutrición. La emoción y la ilusión que generó en nuestras personas fue tan fuerte que entendimos que era un objetivo que no podíamos abandonar y que teníamos que corresponderles haciendo de ese reto una realidad. Desde entonces se ha convertido más que en un objetivo, en un propósito que da sentido a nuestra existencia.
Por eso, estamos muy felices de que Fundación MAPFRE, una organización tan potente, con tantos recursos y capilaridad a nivel global, comparta nuestro propósito y nos ayude a materializarlo.
El proyecto se ha lanzado ya en Guatemala. ¿Por qué en este país? ¿Cómo está funcionando?
Guatemala es el sexto país del mundo que más padece hambre y el primero en Latinoamérica, por encima de Haití. En Guatemala casi el 50 % de los niños padece desnutrición crónica. Las cifras son desgarradoras. Si podemos hacer algo, por pequeño que sea, para ayudar a disminuir esta cifra, ya habremos hecho bastante.
Para Guatemala, hemos hecho una adaptación de la receta ajustándola a las necesidades nutricionales específicas de esta población. Hemos reforzado la galleta con Vitamina D y B12, Ácido Fólico, Calcio y Yodo, y hemos dejado por ejemplo la Vitamina A que presenta niveles óptimos en toda la población.
A partir de enero, haremos un ensayo clínico con 200 niños de entre 3 a 6 años en áreas rurales de Guatemala para estudiar la eficacia en la mejora de la salud por su consumo regular durante 6 meses.
¿Qué planes tienen para expandir el proyecto internacionalmente?
Para poder llegar a ayudar a muchas más personas que padezcan hambre en el mundo, necesitamos crear una red de colaboración global.
La alimentación, sobre todo en niños, es fundamental para el buen desarrollo físico y cognitivo y, por tanto, es básica para hablar de desarrollo y oportunidades.
Por tanto, iremos allí donde surjan oportunidades de colaboración y en el marco de proyectos con vocación de medio y largo plazo donde podamos tener un impacto real en la salud de las personas y en el desarrollo de las comunidades.
En este sentido, Fundación MAPFRE es un aliado de primera división, con su trayectoria y presencia en más de 25 países ayudando a paliar la malnutrición.
“Hacemos lo que mejor sabemos hacer, que son galletas, para combatir una de las plagas que más afectan desde hace décadas a la población a nivel mundial: el hambre y la malnutrición”
¿Con qué entidades públicas y privadas están colaborando?
Es impresionante la acogida que está teniendo este proyecto y el hecho de que un fabricante de alimentos invierta tiempo y recursos en desarrollar productos para combatir la malnutrición en el mundo, y sin fines de lucro.
Hoy ya hemos sumado a Fundación MAPFRE, Fundación HM Hospitales, Cáritas Guatemala, Digisalud, DHL o Food For The Poor. Desde su lanzamiento, hace un par de semanas, las solicitudes de información para sumarse a nuestra iniciativa por parte de empresas privadas o administraciones públicas (de países en vías de desarrollo) no paran de llegar, por lo que estamos convencidos de que será un proyecto de largo recorrido.
¿Cómo se combinan las necesidades de la población con los recursos locales y el desarrollo de alimentos, complementos nutricionales, etc. con los productos locales o de proximidad?
Hoy tenemos una galleta nutricional “universal” que está dirigida a cualquier grupo poblacional (edades, territorios, etc.) y que mañana podemos “servir” en cualquier parte del mundo, y esto es un hito muy relevante.
Nuestro objetivo en el medio y largo plazo es crear suplementos alimenticios adaptados a las necesidades nutricionales específicas de grupos poblacionales concretos, y poder hacerlo con materias primas locales y fabricarlos localmente, promoviendo la salud, pero también el desarrollo de las comunidades en las que trabajemos. Esta sería nuestra visión 360° de este proyecto.
La galleta nutricional que acaban de anunciar es la primera galleta en el mundo de estas características. ¿Cuáles son sus principales ventajas? Entendemos que además de las nutricionales, otras muchas son la facilidad de almacenamiento, de conservación y de distribución en comparación con otro tipo de alimentos. ¿Esto es así?
El principal distintivo de esta galleta nutricional es que, por solo 30 céntimos, somos capaces de proveer al menos el 50 % de vitaminas y minerales que una persona necesita al día, además de ser fuente de proteínas. Además, a través de la galleta proveemos de macronutrientes esenciales como son carbohidratos (harinas integrales) y grasas saludables (aceite girasol alto oleico).
La galleta es un producto muy resistente, que viaja muy bien, no necesita condiciones de almacenamiento particulares, pero es que además garantizamos que las vitaminas y minerales estén presentes de manera completa en la galleta al menos por doce meses.
¿Han contado con la ayuda de médicos, nutricionistas, expertos en la materia que garanticen el buen resultado de la galleta?
Contar con expertos en distintas áreas ha sido una de las claves de este desarrollo. Hemos contado con el apoyo de Fundación de Investigación HM Hospitales durante todo el proceso, en concreto de sus médicos más reputados en las especialidades de endocrinología, pediatría o cardiología infantil, entre otros. También con el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, organización adscrita a la OMS. E internamente hemos tenido un equipo de trabajo conformado por nuestros nutricionistas e ingenieros de alimentos dedicados al proyecto.
¿Han hecho pruebas con colectivos vulnerables para medir si al ingerir esta galleta mejora el nivel nutricional?
Es precisamente el proyecto “Chapin” que tenemos en marcha en Guatemala. A partir de enero, haremos un ensayo clínico, liderado por la Fundación de Investigación HM Hospitales, con 200 niños de entre 3 a 6 años en áreas rurales de Guatemala, para estudiar la eficacia en la mejora de la salud por su consumo regular durante 6 meses.
Los cambios en la salud de los niños los mediremos mediante el análisis de la mejoría analítica de micronutrientes, al principio y final de la intervención, y los cambios en los datos antropométricos (peso, talla, etc.)
¿Qué capacidad de producción y distribución a nivel mundial tienen desde el grupo para llegar a todo el mundo?
Toda la que sea necesaria, en nuestras fábricas propias de Cerealto Siro Foods, o enseñando a terceros para que puedan desarrollar estos productos localmente y con materias primas que tengan disponibles a su alcance.
Si no es nada secreto, ¿nos pueden avanzar un poco las principales líneas de investigación que se están llevando a cabo en sus departamentos de Innovación?
En lo que refiere a este proyecto, nuestro objetivo en el corto plazo es seguir mejorando esta galleta en términos de calidad y coste, y sabemos que podemos hacerlo. En palabras más sencillas, que podamos dotar el mismo aporte de nutrientes, vitaminas y minerales, o más, por la mitad de su coste actual. Y para ello no es solo una cuestión de cambiar materias primas, sino de implementar innovación y tecnología.
En el medio plazo, esperamos añadir nuevos desarrollos de suplementos alimenticios a una gama que esté exclusivamente pensada para combatir la malnutrición en el mundo.